sector agrario

La pandemia silencia las protestas en el campo aragonés y enquista su crisis de precios

Un año después de la histórica movilización en Zaragoza para denunciar su “ruina”, el sector advierte que está “mucho peor”.

Movilización del 10 de marzo de 2020 en Zaragoza.
Movilización del 10 de marzo de 2020 en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Tal día como hoy, hace justo un año, unos 1.500 tractores y más de 5.000 manifestantes inundaban las calles de Zaragoza en una movilización "histórica” con la que mostraron el "hartazgo" de los agricultores y ganaderos, denunciaron los "ruinosos precios" que reciben los productores y urgieron medidas para garantizar la rentabilidad de unas explotaciones que se asomaban al abismo de la quiebra.

Un día después se declaraba la pandemia. Los datos de contagios comenzaban a presagiar el peor de los escenarios. Y ante la situación sanitaria y "por responsabilidad", los profesionales del sector agrario aparcaban sus reivindicaciones. Fue la última de un rosario de movilizaciones, que también comenzó en Zaragoza, y que se extendió como una mancha de aceite por todo el territorio español. Solo cuatro días después, con la declaración del estado de alarma, se convertían en "esenciales" porque de su trabajo dependía la necesidad más esencial, la alimentación, mientras los ciudadanos se veían obligados a encerrarse en sus casas para frenar la propagación del coronavirus.

La pandemia ha silenciado durante doce meses sus reivindicaciones en la calle y su situación ya no es como aquel mes de marzo del atípico 2020, "es todavía peor", señalan desde las organizaciones agrarias (UAGA, Asaja, UPA y Araga) que hicieron posible tan multitudinaria movilización.

Recuerda José María Alcubierre, secretario general de UAGA, que cuando el movimiento ‘Agricultores al límite’ comenzó sus protestas lo hizo en diciembre en Zaragoza. "Ahí de lo que se hablaba era de precios", señala. Pero cuando volvieron a la capital aragonesa, aquel 10 de marzo de 2020, el clamor del sector incluía también la necesidad de reforzar la Política Agraria Común, cuya "decisiva" reforma entraba en su periodo de negociación. "Con aquella tractorada lo que queríamos era que la sociedad tomara conciencia de que la nueva PAC tiene que poner el foco en los agricultores y ganaderos que cultivamos la tierra y cuidamos los animales, en la salvaguarda de la ganadería extensiva y con poca base territorial y en la necesidad de que se cobre lo mismo por el mismo cultivo sin que importe si está situado en Sevilla o en Teruel", insiste Alcubierre. El líder sindical lamenta, sin embargo, los nulos logros conseguidos durante estos meses, por lo que advierte que "los motores están calientes" y que si no se ven avances significativos por parte del Ministerio y de las comunidades autónomas, el sector "tendrá que volver a la calle", eso sí, cumpliendo con las exigencias que imponga la evolución de la covid.

Tampoco ve lejano el día de nuevas movilizaciones el secretario general de Asaja Aragón, Ángel Samper. "No es que no hayamos mejorado nada desde aquel 10 de marzo, es que tenemos los problemas de entonces y otros nuevos", señala. Porque ahora no solo los precios son de ruina, sino que además "los presupuestos son ruinosos y los decretos transitorios hasta la nueva reforma incluyen una convergencia de las ayudas que amenaza a muchos sectores", insiste.

Por eso, desde Asaja también están valorando nuevas acciones de protesta. "Motivos tenemos de sobra para salir a la calle".

El secretario general de UPA en Aragón, José Manuel Roche, reconoce que tras las protestas del pasado año, el Ministerio dio un paso al frente para modificar la ley de la cadena alimentaria y conseguir así que los agricultores y ganaderos no cobraran sus producciones por debajo de los costes de producción. Pero hasta ahí. Los incumplimientos continúan, señala el líder de UPA, "y no se ha trabajado para definir cuáles son esos costes de producción", por lo que la organización llamará a la movilización al sector "en cuanto la situación sanitaria lo permita".

Así lo advierte también el representante de Araga, Jorge Valero. "Ahora estamos mucho peor, tenemos más problemas", recuerda, y añade que a la complicada situación que ya vivía el sector se ha sumado el impacto de la covid en la economía.

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