coronavirus

La desescalada de los centros de salud: "Esto sigue siendo una puerta de entrada abierta"

El centro de salud Delicias Sur atiende cerca de un millar de personas al día. Algunas jornadas entran físicamente unas 800. Ahora, la vacunación supone una esperanza.

“Aquí las puertas están abiertas”. Lo dice Ángel Antoñanzas, coordinador del centro de salud Delicias Sur, donde quieren huir de la imagen que parece instalada en el imaginario colectivo de unos edificios cerrados a cal y canto por la pandemia. Aunque para acceder sigue siendo necesario una cita telefónica, cada día se atienden en este centro de una u otra manera a cerca de 1.000 pacientes. De forma presencial, una jornada normal pueden entrar físicamente en el centro de salud unas 800 personas, entre consultas, extracciones, PCR, test de antígenos, pediatría, etc. Si es día de vacunación, la cifra aumenta.

El día a día en el centro de salud ha cambiado. La pandemia lo ha condicionado todo, tanto por la organización a la que exigen las normas sanitarias como por el tipo de trabajo que hay que hacer. Pero todos los días a las 9.00 se comienzan a hacer extracciones (se hacen casi un centenar), los médicos ya reciben a casi la mitad de sus pacientes de forma presencial, en su día se pusieron 7.000 vacunas contra la gripe... La normalidad, poco a poco, se empieza a instalar en este centro de salud del que dependen más de 26.000 personas. “Aquí no se ha dejado de diagnosticar y de tratar. En este tiempo hemos diagnosticado infartos, tumores, problemas de salud mental… La atención primaria sigue siendo una puerta de entrada abierta”, defiende Antoñanzas.

Noelia Aguirre, coordinadora de Enfermería, cuenta que la gente mayor “estaba acostumbrada a venir, esperar un rato y que les atienda su médico o su enfermera de confianza”. Eso ahora ha cambiado -“las salas de espera no pueden convertirse en un foco de contagio”, señala-, por lo que cuesta adaptarse.

Así es el día a día en un centro de salud de Zaragoza

Ahora es necesario llamar. En el centro de salud admiten que “hay un déficit de acceso telefónico”, señala Antoñanzas. Eso supone una pequeña barrera que tratan de levantar. A juicio de Aurora Villanova, coordinadora del Servicio de Admisión, habría que potenciar las citas por internet (hay población mayor que no maneja este sistema) y tendría que ponerse un teléfono gratuito, ya que el 902 "echa atrás a mucha gente". 

Una vez que se supera el obstáculo del teléfono, se decide si se hace una consulta presencial y telefónica. Cada médico atiende aproximadamente unos 35 pacientes, y ya casi la mitad de estas consultas son presenciales

Antoñanzas cree que, cuando todo esto pase, algunas atenciones podrían seguir siendo telefónicas si así lo desea el paciente. “Están muy bien para solucionar algunos aspectos de forma rápida, así que en el futuro podría plantearse que el paciente decida si quiere hacer la consulta de forma presencial o telefónica”, opina el coordinador del centro de salud Delicias Sur.

Aquí trabajan 18 enfermeras, 15 médicos de familia, 4 pediatras, 6 administrativos y, ahora, dos rastreadores. Han sufrido varios contagios y la crudeza de una pandemia que les ha exigido un tremendo esfuerzo. “Íbamos a las visitas a domicilios sin protección”, señala Aguirre sobre las enfermeras. 

En verano, cuando media España puso el foco en Las Delicias por el alto nivel de contagios que hubo en el distrito, la situación fue “horrorosa”, cuenta Antoñanzas, ya que los médicos “triplicaron consultas” ante el aumento de casos y las bajas y vacaciones del personal. No se aumentó el número de facultativos, un déficit que "aún se arrastra".

Eso sí, por entonces la llegada de más material de protección y de análisis y la entrada de varios rastreadores “cambió totalmente el panorama”, ya que permitió “una detección y seguimiento” mucho mejores de los nuevos contagios.

Antes, cuando estalló la pandemia -ahora hace un año-, el coordinador del centro de salud cree que “se desaprovechó la sólida estructura de la atención primaria”, ya que fueron “la puerta de entrada de los posibles casos”, pero no tuvieron “ninguna capacidad de diagnóstico”, ya que las pocas pruebas que estaban disponibles se reservaban para los hospitales.

Ahora, la vacunación por fin da una alegría a este centro de salud, donde esta semana se esperan poner 270 dosis. “La gente las recibe con mucha ilusión”, cuenta Aguirre. Para el propio personal del centro también supone “una alegría” administrarlas. “Todos queremos volver a la normalidad”, concluyen.

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