Los contagios de usuarios de las residencias aragonesas caen un 74% en un mes tras la vacunación

Tras flexibilizar las medidas, estos espacios sociosanitarios viven una prudente desescalada. Ha comenzado la inmunización de los trabajadores de los centros de día, pero no de todos los pacientes.

Los contagios de los usuarios en las residencias aragonesas de mayores y de personas con discapacidad se han desplomado en un mes tras la vacunación contra la covid-19. Los datos de la Consejería de Ciudadanía y Derechos Sociales revelan que a principios de febrero había 929 internos en esta situación y que este pasado jueves, último día del que se tienen datos, eran 244.

Esta caída de casos en un 73,74%, en la que confluyen el final de la inmunización y que esta cuarta ola está remitiendo, da esperanza a un colectivo duramente golpeado por la pandemia. Entre los trabajadores, la evolución a la baja de contagiados es aún más acusada: de 283 a principios de febrero a 63 esta semana, un 77,74% menos. En la última semana no se ha registrado ni una sola persona con resultado positivo.

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Otro dato que refrenda los efectos de la inmunización es el menor número de residentes hospitalizados. Si el 4 de febrero había 75 pacientes ingresados en hospitales y 43 atendidos en los centros covid, este pasado jueves solo había dos en centros hospitalarios y seis en el dispositivo de Casetas, el único que permanece abierto.

La inmunización es casi total. La cobertura de la primera dosis en las residencias rebasa el 96% en todos los sectores sanitarios, según datos del Ejecutivo autonómico. Los porcentajes de la segunda están por encima del 87%. En los sectores de Barbastro y Teruel alcanzan ya el 95%.

Además, esta semana ha comenzado la inoculación de los trabajadores de los centros de día, una reivindicación del tercer sector. La vacuna la van a recibir unos 1.800 empleados de centros de día, estancias diurnas y servicios de ayuda a domicilio. Es el dato provisional que maneja el Departamento de Ciudadanía, ya que la cifra va variando.

La gerente de la Asociación Aragonesa para la Dependencia (Arade), Paquita Morata, lamenta que en Aragón no se haya optado por facilitar las dosis a empleados y pacientes al mismo tiempo en los propios espacios, como han hecho Cataluña, Andalucía o Navarra. "Nos hemos llevado un buen disgusto. A los usuarios se les vacuna en función de su edad, y a estos servicios acuden a rehabilitación personas con poco más de 60 años que han sufrido un ictus, por ejemplo, o que no tienen una gran dependencia", explica.

Vanesa Franco en el Taller de Arte y Diseño del Centro Integra de Atades de Zaragoza
Vanesa Franco en el Taller de Arte y Diseño del Centro Integra de Atades de Zaragoza
Francisco Jiménez

"Este es un proceso de reconquistas, de pequeñas conquistas"

La DGA acaba de flexibilizar las restricciones que blindaban las residencias. Estas van abriendo sus puertas poco a poco con suma cautela "hasta que la inmunización avance en el resto de la sociedad", asegura el director del Centro Integra de Atades en Zaragoza, Roberto Pérez. "Este es un proceso de reconquista, de pequeñas conquistas para no correr riesgos. Han vivido tan recluidos que el avance de poder salir a la calle a pasear por su cuenta ha supuesto un balón de oxígeno", cuenta. Han sufrido dos brotes que costaron la vida a dos personas.

Lo sabe bien Vanesa Franco, que vive en él desde hace dos años. Esta semana ha celebrado el cumpleaños de su mejor amiga, que acude al centro de día. "Nos comimos algunas cosicas que compró en un banco, antes solo la veía por la valla", explica satisfecha. Sale a pasear por los alrededores en unas horas establecidas en las que hay poca gente y tiene claro que no puede "coger el autobús ni el tranvía, tampoco ir a Grancasa porque hay mucha gente".

Su padre se contagió y falleció el pasado diciembre por neumonía, pero pudo salir a despedirse de él en el tanatorio. "Quería darle el último adiós y me ayudaron mucho para ir. Ahora, el día que pueda lo primero será ir a ver a mi madre a la residencia", explica. Echa de menos retomar el curso de formación que dejó hace ya un año y solo pide que el resto de la sociedad "cumpla" como ellos las medidas de seguridad.

Vanesa, que tiene 39 años, y doce compañeros más desarrollan su vena creativa en el Taller de Arte y D iseño que llena de color y útiles una amplia sala a pie de calle. Son grupo burbuja y durante esta pandemia han dormido en esta planta baja. La próxima semana irán volviendo a sus habitaciones en los otros pisos y utilizarán el comedor común a turnos. Desde hace dos semanas, cuando se cumplieron 10 días tras la segunda dosis, pueden recibir la visita de un familiar. Son pequeños pasos, pero grandes avances, ante los que el director agradece la "comprensión y el apoyo de la familias".

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