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La primera de los miles de vidas que el coronavirus truncó en Aragón

Guillermo Aranda murió el 6 de marzo de 2020 en el Hospital Provincial de Zaragoza. Fue el primer fallecido a causa del coronavirus en Aragón que se notificó.

Guillermo Aranda, primer fallecido notificado por covid-19, junto a su esposa Carmen.
Guillermo Aranda, primer fallecido notificado por covid-19, junto a su esposa Carmen.
Familia Aranda

Sol de invierno, almendros en flor. Esa era la postal de Sierra de Luna hace un año. Guillermo Aranda, hijo de esta localidad cincovillesa, residía en Zaragoza, pero eran habituales las visitas a su cuna. Había nacido 87 años antes y, junto a su esposa, Carmen, ya planeaban la escapada de primavera. En las maletas todavía estaban los recuerdos de Benidorm y Puente Umbría, sus últimos viajes. Sin embargo, una aparente tos truncó todo.

"No era una neumonía normal, ya lo veían de otra manera", recuerda su nieto Adrián. "Estaba muy flojico", añade Carmen. Primero un par de visitas médicas a casa y después el ingreso. En el Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza probaron varios tratamientos y no mejoraba. Esta familia no se podía imaginar que ese virus del que tanto se hablaba en China y que comenzaba a dar los primeros latigazos en Italia era la causa del malestar de Guillermo. El mundo comenzaba a cambiar de forma radical.

"Lo peor de todo fue la incertidumbre y te quedas un poco en 'shock'"

Su esposa tiene grabado en la memoria lo ocurrido esos días, en los que la familia no se separó de él. "El 5 de marzo, sobre las 22.30 o 23.00, nos comunican que es positivo en coronavirus y muere a la mañana siguiente", señala Adrián. Su abuelo fue el primer fallecido de covid-19 registrado en Aragón y el quinto de España. "Lo peor de todo fue la incertidumbre y te quedas un poco en 'shock'", confiesa.

Carmen, su viuda, no lo olvida: "Nunca me dejó sola. No se me va de la cabeza, pero la vida sigue". Ella también es serrana y se conocieron en el pueblo. "Se fue a hacer la mili y le destinaron a cocheras. A su vuelta convenció a su padre para montar un pequeño taller, una especie de herrería", narra Adrián, la cuarta generación en el negocio familiar. El taller fue creciendo, adaptándose a los tiempos y donde dar servicio era la bandera de Guillermo. "Era muy cercano, trabajaba incluso los fines de semanas, fuera de horario... Por ejemplo, para las campañas de cosechar no dormía si había que reparar una máquina. Su función no era ganar dinero, sino dar servicio a la comarca", asegura su nieto. Hasta unas semanas antes de fallecer iba con su coche a Sierra de Luna, para hacer la visita de rigor al taller.

Guillermo Aranda, primer fallecido notificado por covid-19, junto a su esposa Carmen.
Guillermo Aranda, primer fallecido notificado por covid-19, junto a su esposa Carmen.
Familia Aranda
"Mi abuelo era de tirar hacia delante de cualquier manera"

Su familia lo recuerda muy activo, sincero y directo, pero sin ofender. Con fuerza de voluntad y sin miedo a nada. Carmen padece una discapacidad visual y desde hace 28 años está asociada a la ONCE. Ella le animaba a viajar y juntos recorrieron parte de España, ya fuera con el Imserso, los compañeros de la ONCE o con los usuarios del centro de mayores de San Blas de Zaragoza. "Mi abuelo era de tirar hacia delante de cualquier manera", apunta Adrián. De hecho, unos días antes de fallecer, con la salud delicada, hacía planes para ir a FIMA.

Esa fortaleza ya es una herencia de Guillermo y Carmen y Adrián reconoce que durante la enfermedad de sus abuelos dijo frases que podían haber salido de la boca de ellos: "No voy a estar lamentándome. Hay que seguir". Siguieron, a pesar del "rechazo" que apunta que sintió en alguna ocasión.

El fallecimiento de Guillermo no fue la única mala noticia de ese 6 de marzo. Su hijo, su nuera y su esposa también dieron positivo. A él lo ingresaron y ellas se confinaron en casa con síntomas, tanto que a los dos días Carmen ingresó también. Fueron los primeros aragoneses que vivieron el drama de esta enfermedad y también fueron los primeros pacientes dados de alta, a finales de marzo. "Dos días antes de salir del hospital una enfermera me dio una carta, pero como veo poco no la pude leer. Me la leyeron cuando llegué a casa y fue muy bonita -dice Carmen-. Me gustaría darle las gracias". "Te escribo esta carta para decirte que todas estamos contigo (…) todo el equipo del hospital", decía la misiva firmada por Alejandra, la sanitaria. "Juntos vamos a superarlo. Que no decaiga ese ánimo", concluía ese texto.

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