gente de la tierra

Tres amigos, una granja y muchos grillos para dar vida al pueblo

José Luis Gresa, Alberto Fandos e Ignacio Villarroya van a poner en marcha una granja de insectos en Cuevas de Almudén, la primera de la provincia de Teruel.

José Luis Gresa, Alberto Fandos e Ignacio Villarroya van a poner en marcha una granja de grillos en Cuevas de Almudén (Teruel).
José Luis Gresa, Alberto Fandos e Ignacio Villarroya van a poner en marcha una granja de grillos en Cuevas de Almudén (Teruel).
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José Luis Gresa, Alberto Fandos e Ignacio Villarroya se conocen de toda la vida. Crecieron juntos en su pueblo, el municipio turolense de Cuevas de Almudén, donde dieron sus primeros pasos y forjaron una gran amistad. Alberto y José Luis siguen viviendo allí, son técnicos de mantenimiento y se dedican a la industria eólica, mientras que Ignacio reside en Zaragoza, donde trabaja como ingeniero químico. Desde hace poco más de un año, además de amigos, se han convertido en socios y están preparando un proyecto nada convencional que los convertirá en pioneros en la provincia: una granja de grillos, la primera instalación dedicada a la cría y venta de insectos de Teruel, que cuenta con el apoyo del programa Leader de la Comarca de las Cuencas Mineras (Ofycumi).

"De momento, la idea no es dejar nuestro trabajo, es un complemento para ver cómo funciona", explica José Luis Gresa, uno de los tres socios fundadores de Just Bugs SL (en español, algo así como ‘solo bichos’), como han bautizado a la empresa. Actualmente, se encuentran tramitando los permisos necesarios y pronto comenzarán con las obras de instalación de la granja, que se ubicará en el polígono ganadero de Cuevas de Almudén y que, por lo pronto, creará un nuevo empleo: "Nuestra idea -añade Gresa- es que la empresa genere ese puesto de trabajo y que la gente pueda venir a vivir al pueblo, que la excusa no sea que no hay trabajo. Por trabajo, sí que hay. Y si no está, lo creamos, buscamos recursos en la zona para crear ese empleo".

De mejillones a grillos

La idea inicial surgió hace un tiempo, cuando Ignacio Villarroya, que estudió Ingeniería Química, realizaba una estancia en Dinamarca con una beca del programa internacional Erasmus. "Allí trabajaban con mejillones y los alimentaban con sus propias cáscaras para sacar más rendimiento. A Nacho le gustaba ese tipo de investigación y buscaba montar algo parecido en su pueblo. Así se le ocurrió la idea de montar la granja de grillos", recuerda su amigo y socio José Luis.

Sus compañeros no lo dudaron y, después de darle algunas vueltas al proyecto, decidieron apostar por los grillos por diferentes motivos. "Había opciones con varios insectos, pero vimos entre los tres que el grillo era el más llamativo o el más rentable, porque lo puedes vender como microgrillo, grillo mediano o grillo adulto, y también como harina; mientras que otros insectos, como los gusanos, solo como harina", señala Gresa. Por ello, vieron que con esta opción era "más fácil entrar en el mercado" y, además, daba pie a "investigar más".

Alimentación animal

El objetivo de Just Bugs SL es vender los grillos vivos o congelados, y también como harina, para su uso en alimentación animal o como fertilizante. "La idea es venderlos a otras empresas que los procesen o a un pequeño consumidor final, una persona que tenga una mascota como una iguana o un lagarto, animales exóticos que consuman este tipo de insectos", comenta José Luis. Para ello, ya están desarrollando una página web que les permita comercializar los grillos a través de internet.

Y es que estos pequeños bichos son muy apreciados en la alimentación animal por su alto contenido en proteínas, cercano al 70%. Pero, respecto a la posibilidad de crear productos para consumo humano, por el momento, no se lo plantean, aunque tampoco lo descartan en un futuro: "Podría ser una posibilidad. Cerca de Cuevas hay un polígono agroalimentario que se está acabando de construir, si allí se pudiera procesar... de momento, no lo estamos barajando, pero no se puede descartar. Vamos a empezar a andar y luego ya correremos", afirma Gresa. Ahora, la mira está puesta en construir la granja, un proceso que se ha retrasado ligeramente debido a las dificultades para tramitar los permisos por la crisis del coronavirus.

La instalación contará con una nave prefabricada de unos 100 metros cuadrados con los equipos necesarios para la cría de los grillos, entre ellos, una cámara "donde se recrean las condiciones ideales de los insectos", con una temperatura constante de unos 30 grados y una humedad del 50%, y con una parte reservada a la reproducción y otra al engorde. "Viven como en unos carros, unas bandejas donde van a estar, y para alimentarlos se les saca", apunta José Luis, quien explica que la dieta de los grillos se basa en harinas de trigo, cebada o maíz, y hortalizas como patatas, zanahorias o calabacín, además de agua.

Su meta a corto plazo es comenzar la producción en otoño o invierno y, en el quinto año de funcionamiento, poder alcanzar los 4.000 kilos al año. Para empezar, calculan una inversión de unos 200.000 euros y esperan seguir creciendo para dar vida a Cuevas: "Pretendemos aportar un granito de arena para que el pueblo aguante y que pueda venir alguien a vivir aquí", concluye Gresa.

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