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Diez cambios que ha traído la covid y que llegan para quedarse

Aunque se consiga la inmunidad de rebaño y las vacunas permitan retomar una vida más o menos normal, los meses de pandemia han obligado a variar muchas rutinas en las que ya no hay marcha atrás.

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El teletrabajo llegó de forma inesperada pero pervivirá en los próximos años.
Reuters

Confinamiento, toque de queda, presión hospitalaria, mortandad. Se repite como un mantra que estamos viviendo un momento histórico y es seguro que los libros de Historia reflejarán en un futuro cómo fue la pandemia del coronavirus. Aunque gracias a las vacunas dentro de unos meses se prevé que se pueda retomar una cierta normalidad, hay cambios que no pasarán cuando desaparezcan las mascarillas y los geles hidroalcóholicos. La huella de la covid en muchos ámbitos cotidianos es más profunda de lo que podría pensarse en un primer momento.

1. LAS RELACIONES LABORALES

Una de las consecuencia más evidentes es el desembarco del teletrabajo. Llegó de forma precipitada, obligada y más que forzada. Sin embargo, en unos meses ya cuenta con regulación jurídica porque son más de tres millones de personas las que en España se han visto empujadas a trabajar desde casa. Se trata de uno de cada cinco trabajadores, en torno al 19% de la población activa, según las estadísticas oficiales. Si bien al comienzo surgieron dudas sobre la disponibilidad horaria y quién debía abonar los costes de internet, por ejemplo, el decreto ley 28/2020 regula este y muchos otros aspectos. Los sindicatos consideraban el mes de septiembre como la gran prueba de fuego porque las oficinas preveían recuperar el pulso presencial. Entonces se produjo la segunda ola de la pandemia y muchas empresas prefirieron que al menos un tercio de sus plantillas siguieran teletrabajando. Este mismo porcentaje es el que calculan que podría estabilizarse en un futuro para tener “equipos retén” en caso de nuevas oleadas. Además, se ha conseguido acabar con el mito de que el teletrabajo no funciona, dado que esta práctica estaba muy mal vista en España.

2. LAS PROPIAS OFICINAS CAMBIAN DE CARA

El teletrabajo ha llevado a que menos profesionales se concentren en las oficinas y, en consecuencia, las empresas están optando por renegociar sus alquileres o por fragmentar sus espacios y renunciar a unos cuantos metros cuadrados. En el propio diseño de los espacios laborales pocos se plantearían ahora no tener ventanas -el acristalamiento hermético fue una moda demandada en los años 90 y el comienzo de los 2000- y también se rechazan los ascensores y la moqueta porque es de lo más insalubre. Desde Idelista.com explican que ha variado la búsqueda del tipo de oficinas y ahora se demandan locales más pequeños aunque mejor ubicados. “Las empresas están apostando por instalarse en inmuebles que, de media, tienen una superficie hasta un 30% inferior a la que se demandaba antes de la covid”, explican, al tiempo que lo achacan al modelo de trabajo “híbrido entre presencial y remoto”. Si antes de la pandemia ya se habían puesto de moda semilleros y espacios colectivos de emprendedores, parece que ahora repunta el interés por los alquileres espacios ‘coworking’ que abundan en Zaragoza como Impact Hub, La Colaboradora, El Gancho Coworking o el Patio de Recreo, en Miguel Servet.

Europa Press[[[HA ARCHIVO]]]
Las oficinas deben contar con luz natural y formas efectivas de ventilación.
Europa Press

3. ACELERÓN DIGITAL Y DEPENDENCIA TECNOLÓGICA

La transformación digital no solo ha llegado a las empresas (Zoom, Teams, Skype...) sino que se ha hecho presente también en los gestos más cotidianos. La educación telemática o la necesidad de pedir citas ‘online’ es algo que ya se podía intuir antes de la covid pero cuyo ritmo se ha acelerado. También se ha multiplicado, por este motivo, la dependencia de la tecnología. “Todo se ha adelantado unos cinco años en apenas tres meses. Se veía en una fase más lejana, pero ya está aquí y no hay vuelta de hoja”, explica el sociólogo Miguel Valdés. El pasado fin de curso, con todos los escolares pendientes del ordenador, trajo consigo un hito con el que la administración pública no contaba, al menos, de forma tan inmediata. En los colegios, aunque vuelvan las clases presenciales, también se continúan trabajando ‘online’ temas como el venidero Carnaval, dado que el Conde del Salchichón no va a poder visitar este año las aulas. También en las escuelas, como en las oficinas, se ha incrementado la preocupación por la calidad del aire, la ventilación y se ha invertido en máquinas que monitorizan este aire que, claro, una vez hecha la inversión ahí permanecerán.

4. LOS HÁBITOS DE COMPRA

Grandes cadenas que hasta la fecha parecían intocables están echando la persiana en los locales más céntricos de las ciudades. ¿Son víctimas de la crisis? No, lo son -acaso- de un cambio de modelo, pues la compra ‘online’ -para disgusto de los repartidores- se disparó en el confinamiento y su fiebre está lejos de relajarse. En consecuencia están cerrando algunas tiendas físicas, sobre todo, de las que exigían importantes inversiones en sus alquileres. Basta el ejemplo de las dos tiendas de Pull&Bear que han desaparecido en Zaragoza (en Damas y Delicias) o del Springfield de la plaza de Aragón. Desde ECOS recuerdan el compromiso que ha demostrado el pequeño comercio, “esencial siempre”, en los momentos más graves de la crisis, mientras que Carmen Herrarte, concejal responsable del ramo en el Ayuntamiento de Zaragoza asegura que “somos conscientes de que la situación de confinamiento ha cambiado los hábitos de consumo de los ciudadanos, y es por lo que con el objetivo de ayudar al comercio de proximidad a adaptarse lo más rápidamente posible a la nueva situación abrimos, junto a la Cámara de Comercio, unos cursos gratuitos sobre comercio electrónico para el pequeño emprendedor comercial de la ciudad”. Consultores y analistas como Ramón Añaños, Marta Naudín o Natalia Sampériz participaron en esta formación.

Imagen de una tienda que oferta mascarillas para protegerse del coronavirus
Imagen de una tienda que oferta mascarillas para protegerse del coronavirus
Chamila Karunarathne

5. EL OCIO SE VUELVE DIURNO

Aún es una incógnita cómo se retomará el ocio nocturno cuando concluyan las restricciones de horario y de aforos. Es probable que, con el tiempo, las discotecas vuelvan a ser lo que eran, pero en estos meses también ha habido graduaciones, bodas o pasos del ecuador suspendidos. También, un buen montón de canciones que solo se hayan pinchado en las radiofórmulas y no se han bailado. Muchos locales de ocio nocturno con tal de sobrevivir se han reorientado al ‘tardeo’ o, incluso, se han habilitado para servir desayunos. Quizá el cambio más emblemático sea el de la sala Oasis que ha optado por reinvertarse como un ‘scape room’. Aunque todo volviera a su ser y las discotecas pudieran abrir sin limitaciones, muchas de ellas ya serán parte de la memoria colectiva porque “con una reorientación ya hemos tenido suficiente”. Se calcula que en Zaragoza han sido una veintena de bares de copas los que han dado el salto al turno de día. Al principio trataron de sobrevivir con las terrazas, pero finalmente han tenido que cambiar los chupitos por las croquetas. El toque de queda también está, incluso, afectando a costumbres como la de acostarse antes y madrugar más. Incluso El Corte Inglés ha adelantado sus horarios de apertura que se antojan ahora más europeos.

6. ¿QUÉ SERÁ DE LOS GRANDES ESPECTÁCULOS Y LOS EVENTOS DEPORTIVOS?

A diferencia de los controvertidos conciertos de Raphael en Madrid, los únicos espectáculos que se ha podido ver en Aragón han sido de pequeño formato: acústicos, íntimos, cercano, personales y en ‘petit comité’. Hubo de suspenderse el ‘Vive latino’ y los festivales que sí se celebraron el pasado verano resultaron tan limitados como casi ruinosos para sus organizadores. Los macroconciertos parecen aún lejanos y la prueba de ello es que en el Auditorio actúan estos días Tachenko o la Mala Rodríguez para no más de 200 personas. Este mismo problema se da con las competiciones deportivas: la Romareda, el Alcoraz, el pabellón de los Planos o el Príncipe Felipe lucen vacíos y los propios equipos echan en falta el aliento de la afición. El aliento y su apoyo económico porque la renuncia a la venta de entradas y al montante de la taquilla está poniendo en riesgo la continuidad de muchos equipos. Lo mismo sucede con los técnicos que viven de estos festivales y espectáculos y que han lanzado su ‘alerta roja’ en la plaza del Pilar.

Una de las imágenes que dejaba la protesta de 'Alerta roja' en Zaragoza.
Una de las imágenes que dejaba la protesta de 'Alerta roja' en Zaragoza.
HA

7. UN GOLPE AL TRANSPORTE PÚBLICO

Es un servicio esencial pero cada vez más deficitario. La crisis de confianza en el transporte público no viene derivada -esta vez- de sus tiempos de paso o la calidad de su servicio sino del miedo al contagio. Mientras en el Ayuntamiento de Zaragoza tratan de cuadrar las cuentas (se estima un agujero de 20 millones en la concesión), en las calles vuelve a resurgir el coche privado como uno de los principales protagonistas de la movilidad. Los confinamientos perimetrales puede que hayan contenido esta tendencia, pero desde las administraciones temen que se produzca una involución a lo que a movilidad sostenible se refiere. También la covid ha cambiado las reglas del mercado y, por ejemplo, los analistas económicos temen que haya dado la puntilla a las compañías aéreas de bajo coste que apenas han podido capear la crisis. Los vuelos internacionales, que apenas generaron ingresos en 2020, están llamados a subir de precio si no se recuperan viajeros; muchos viajeros.

8. DUDOSO IMPULSO A LA ESPAÑA RURAL

Lo que parecía la primavera pasada una ilusión pasajera se está consolidando conforme avanzan los meses de pandemia. El confinamiento se ha llevado mejor en los pueblos, gracias -según explican los psicólogos- a que gozan de “paisajes más amables y cielos abiertos”. No es lo mismo pasar dos meses de encierro en un piso de 20 metros cuadrados que en una casa rural, donde -además- al cruzarse con menos gente a diario se reducen las posibilidades de contagio. ¿Es posible que el próximo censo refleje un incremento de empadronamientos en los pueblos españoles? Es prácticamente seguro. No obstante, no son pocos los geógrafos que dudan de esta tendencia y aseguran que “la España vacía continuará vacía” porque el interés crece únicamente por pueblos cercanos a las ciudades. También el turismo fue en 2020 de interior y casi obligadamente rural, de lo que se beneficiaron Comunidades como Asturias o Cantabria.

Vacunación entre sanitarios en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.
Vacunación entre sanitarios en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.
Francisco Jiménez

9. LAS SECUELAS PSICOLÓGICAS Y EL TEMOR AL CONTACTO

La pandemia ha revelado nuestra fragilidad y también ha provocado una serie de síndromes que tardarán tiempo en desdibujarse o no lo harán. Quienes tienen temor a salir a la calle pueden sufrir el "síndrome de la cabaña" y quienes detestan las mascarillas también sufren lo que han dado en llamar el temor de “la cara vacía”. Todo es consecuencia de una crisis muy prolongada y, claro, la “fatiga pandémica” está más que presente. Hay quienes con tanto gel y guantes han desarrollado una obsesión por la limpieza (pasan horas desinfectando el móvil o los pomos de las puertas) y quienes prefieren no ser invitados a bodas ni comuniones porque el mero hecho de imaginarse una aglomeración les desconcierta. Los abrazos y el contacto físico volverá a retomarse cuando el virus ya no sea una amenaza, pero no todos recuperarán esa fogosidad mediterránea. Según el profesor de Sociología David Pac, “hemos interiorizado algunas pautas de comportamiento de distanciamiento social” y por eso, incluso, nos sentimos extrañados al ver aglomeraciones en imágenes de archivo o en películas.

10. LA ENFERMEDAD PERMANECE

Puede que en un par de años los medidores de temperatura e, incluso, las mascarillas formen parte del pasado. Sin embargo, el coronavirus no va a desaparecer de la noche a la mañana y los virólogos advierten de que será una enfermedad controlada, pero probablemente endémica. Cuando gracias a la vacunación masiva la covid ya no sea una amenaza, el antígeno continuará con sus infecciones en una transmisión más lenta pero persistente. Analizando otros males que en un momento fueron pandémicos para la sociedad -tuberculosis, lepra, sarampión, polio…- pocos de ellos se han erradicado totalmente -alguno incluso ha resurgido- sino que más bien se han conseguido domesticar.

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