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Santa Águeda no es lo que era: cómo y por qué se acabaron los ‘striptease’ y los ‘boys’

Hasta bien entrada la década de los 2000 casi todas las discotecas zaragozanas hacían fiestas invitando a las mujeres al desmelene. La reivindicación en los últimos años se ha vuelto más seria y menos sexista.

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Un espectáculo con mucha picardía, en el Garden en el año 2002.
Heraldo

Definitivamente este no es el año. Ni de abrazos, ni de meriendas colectivas, ni de fiestas en los pabellones de los barrios rurales. Este viernes se celebra Santa Águeda e, incluso, desde el Arzobispado de Zaragoza se insta a evitar las filas a las puertas de la iglesia del Portillo, donde se veneran las reliquias de la santa. En este 2021 pandémico no habrá grandes fastos ni de día ni de noche para honrar a la mártir. Antaño, las mañanas eran piadosas y las tardes un tanto picaronas y, de hecho, sonroja ver algunas de las fotos de las fiestas que se hacían en las discotecas zaragozanas hasta hace no tantos años.

Los tiempos han cambiado y llama la atención los reclamos publicitarios basados en ‘boys’ en paños menores y bien untados de aceite. La Sala Oasis, la discoteca Artistas, la 976 o el restaurante Garden eran algunos de los escenarios por los que pasaban jóvenes bailarines en busca de algún ingreso extra. “Los gritos van en aumento a medida que los jóvenes del show se despojan de sus ropas. El momento crucial es cuando cae el tanga y el chico lanza besitos al público”, escribe una redactora de este diario en 1993.

La contraportada de Heraldo, el 5 de febrero de 1992.
La contraportada de Heraldo, el 5 de febrero de 1992.
Heraldo

En estos años ya había quienes veían con extrañeza este tipo de fiestas e, incluso, un año más tarde, en 1994, se produjo una polémica en la ciudad porque el programa de Santa Águeda incluía dos mítines: uno del presidente aragonés, entonces José Marco y otro del alcalde Gómez Triviño. La oposición entró en cólera, lamentó la “imagen pobre y provinciana” de la ciudad y pidió que si había ‘striptease’ durante la fiesta lo hicieran los propios políticos. Fue un antes y un después. Entonces la DGA, la DPZ y el Ayuntamiento organizaban actos conjuntos e invitaban a la plaza de Toros a orquestas y vedettes, así como a la tuna femenina universitaria de Zaragoza. Incluso el espectáculo ‘Memorias de bolero’ se programaba en la sala de la Corona del edificio Pignatelli, en una “colaboración tripartita con la que la mujer aragonesa logrará avanzar de manera más efectiva en el camino de la igualdad real”, decían las tres citadas instituciones.

La oposición (entonces, CHA e IU) tacharon los actos de “reaccionarios” y Carmen Corral, entonces directora del Instituto de la Mujer, solventó la polémica afirmando que los hombres solo se acercarían a los espectáculos a escuchar el manifiesto que leían las mujeres. Sea como fuere, lo cierto es que las instituciones poco a poco se fueron borrando de estas actividades. De promover musicales y contratar a Las Virtudes en la carpa de la Chimenea en los años 90, pasaron a no organizar actos propios, más allá de algunas exposiciones puntuales para este día en la Casa de la Mujer o alguna verbena en el Auditorio. Pilar Maldonado, la que fuera primera directora de la Casa, recuerda que Santa Águeda es una fiesta que tiene su origen y tradición en los pueblos y que en Zaragoza es un pretexto más para que las mujeres pasen una tarde lúdica.

La polémica en torno a la fiesta del año 1992.
La polémica en torno a la fiesta del año 1992.
Heraldo

De hecho, el Ayuntamiento de Zaragoza, desde su área de Igualdad, ya no celebra Santa Águeda de forma especial sino que prefiere reivindicar la lucha de la mujer en otras fechas como son el 8-M (Día de la Mujer), el 25-N (Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer) o el 11 de febrero, que está a la vuelta de la esquina y que es cuando tiene lugar el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, como ya se anuncia en muchos escaparates de la ciudad. Fuentes municipales también señalan que prefieren otros días para reclamar el papel de la mujer en la sociedad actual como son el 28 de mayo, Día por la Salud de las Mujeres, y el 28 de junio, cuando se celebra el Orgullo y la diversidad sexual.

Echar un vistazo a la hemeroteca del HERALDO cada 5 de febrero es un deleite y da idea de cómo ha ido variando la concepción de esta fiesta. A principios de la década de 1980 la fiesta, tras muchos años sin convocatoria, comienza a desperezarse y concentra a miles de mujeres en el pabellón francés de la antigua Feria de Muestras. En el mismo escenario, años más tarde (1987) se montó una verbena (con servicio de guardería) por la que tuvo la desdichada y electoralísima idea de pasarse el alcalde Triviño, que acabó “con la cara totalmente pintarrajeada” por los besos de las presentes que previamente habían pasado “por un stand especial de maquillaje”.

Breve reseña de lo sucedido en la Feria en el año 1987.
Breve reseña de lo sucedido en la Feria en el año 1987.
Heraldo

Entrados los 90 el profesor Antonio Beltrán repasa el origen de la tradición y apunta que no fue hasta 1988 cuando se inauguró la venta de las llamadas ‘teticas’ de la santa, con su relleno de nata y su guinda a modo de pezón. También es divertido leer algunas declaraciones de las ‘fiesteras’ que dicen que “para bailar pasodobles ya tengo a mi cuñada, yo lo que quiero es acercarme al joven”, todo esto, con la música de Félix Rodríguez de la Fuente sonando y un bailarín en slip de leopardo.

“El anuncio de la puerta ya lo decía todo: ‘Destape integral’. Así que cruzar el umbral fue un paso decisivo hacia una sala repleta de señoras de cincuenta años, que, recién salidas de la peluquería, lucían sus mejores sedas, brillos y camisas de pedrería”. Estas líneas son de una crónica de 2002, una época en la que ya había teléfonos móviles porque, más adelante, se relata cómo “entre el bullicio de voces femeninas, se oía a una señora decir por teléfono: ‘Mariano, que voy a llegar un poco más tarde’, mientras se abanicaba para mitigar el sofoco de las risas de sus compañeras”.

Titular muy concluyente de la crónica de 1993.
Titular muy concluyente de la crónica de 1993.
Heraldo

Aquellas fiestas fueron los estertores de la Santa Águeda erotizada y el fin de los ‘shows’ al estilo de ‘Oficial y caballero’ porque se entendió que estas costumbres iban quedando un poco rancias. Incluso cuando se reinauguró el Plata, para la Expo del Agua, se prepararon espectáculos especiales con motivo de esta fecha pero que no variaban mucho de la fórmula genérica -con hombres y mujeres- del café cantante. “El hombre desnudo puede ser un reclamo de muchas cosas, pero no precisamente de la independencia y el empoderamiento que se reivindica en esta fecha”, comenta María Luisa Cigés, que tiene por costumbre celebrar chocolatadas por Santa Águeda.

Esta es, en realidad, la tradición que ha pervivido, pues en muchos pueblos se celebran meriendas y actividades como la elección de una alcaldesa honorífica, que recoge el bastón de mando por unas horas. No hay que olvidar que, si bien las fiestas patronales están vetadas hasta el 31 de mayo por la covid, Santa Águeda es patrona de municipios como Escatrón, Tarazona, Zuera, Pedrola, Siresa, Altorricón, Villar de los Navarros, El Burgo de Ebro o Mequinenza, donde este año no habrá procesión pero sí misa cantada y bendición de ‘cocas’ en la interior de la iglesia de la Asunción.

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