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  • Esperanza Pamplona

Héroes y villanos

Preparación de la inyección de una dosis de la vacuna.
Preparación de la inyección de una dosis de la vacuna.
Sergio G.Cañizares / Efe

Las situaciones más extremas, como las guerras, sacan lo mejor y lo peor del ser humano. Ahí nacen héroes y se erigen sin pudor las almas más mezquinas. Y esta pandemia adquiere cada día más tintes bélicos. No lidiamos con traficantes de armas, pero sí de vacunas, que son nuestro armamento frente al enemigo. Quien tenga más ganará. Quien pague más, las tendrá. Es una de las historias más viejas del mundo aunque no por eso deja de repetirse una y otra vez. En lo más ínfimo y en lo más trascendental.

Desde el listo de turno que se cuela para salvar su miserable pellejo, hasta el CEO de una gran farmacéutica que antepone el negocio a la Humanidad, la ética y la razón.

Gran Bretaña esgrime la jeringa cargada de consuelo como un banderín para justificar el ‘brexit’ ante una Unión Europea traicionada. Israel saca pecho después de haber puesto una morterada de dinero y la intimidad de todos sus habitantes en la mesa de negociación para conseguir inmunizar a los suyos. Los rincones más ricos del mundo árabe ofertan viajes de lujo con vacuna incluida, y en Florida el turismo de la tercera edad se trufa con chutes de Pfizer.

Mientras, el tercer mundo asiste a este mercadeo a sabiendas de que ni siquiera tiene posibilidades de entrar en el juego. Porque el coronavirus también afecta a la solidaridad. Y a la inteligencia, al parecer.

Un mundo que no esté totalmente inmunizado tendrá guetos de población de riesgo, nuevos lazaretos. Será un mundo con insólitas fronteras.

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