Covid-19

Los hosteleros aragoneses urgen a Simón a rectificar tras defender el cierre de los bares

Aseguran que sus palabras son "irresponsables y carentes de fundamento" y exigen "respeto" hacia el sector.

Bares y comercios cerrados por la alerta 3 /2020-10-29/ Fotos: Jorge Escudero [[[FOTOGRAFOS]]][[[HA ARCHIVO]]]
Imagen de archivo de bares y comercios cerrados en Teruel.
Jorge Escudero

Los hosteleros aragoneses exigieron ayer el cese o la rectificación inmediata del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que en su última comparecencia pública defendió el cierre de los bares frente a la ampliación del toque de queda por ser "la medida que mayor impacto ha tenido” a la hora de frenar la transmisión de la covid.

"Sus palabras son absolutamente desafortunadas, inaceptables, irresponsables y carentes de fundamento", aseguró el presidente de la Asociación de Empresarios de Cafés y Bares de Zaragoza y Provincia, José María Marteles.

En esta línea, el presidente de Hostelería de España, el aragonés José Luis Yzuel, pidió "seriedad" en la toma de decisiones y "respeto" a un sector que ha adoptado todas las medidas exigidas.

Cargó, asimismo, contra las "más que falaces" palabras de Simón y aseguró que "todos los datos sanitarios" les dan la razón. "El propio ministerio decía a principios de diciembre que solo el 2,3% de los contagios provenían de la hostelería, unas estadísticas que ha dejado de publicar. Es arbitrario que se nos cierre, solo hay que ver las curvas y cómo se está comportando la pandemia en las comunidades", manifestó.

En su opinión, Simón no midió el efecto que podrían tener sus palabras en "uno de los motores de la economía nacional", del que dependen 1,7 millones de familias.

El efecto de las reuniones

En las últimas horas, regiones como la Comunidad Valenciana o Navarra han decretado el cierre total de la hostelería, una decisión que también han tomado otras como Castilla-La Mancha.

Ambas asociaciones reivindicaron la hostelería como una alternativa "controlada y segura". Para Marteles, "cuanto más se extremen las limitaciones en este sector, más se incrementarán las reuniones en espacios privados, en los que no existe ningún tipo de garantía sanitaria".

"En los periodos de cierre o de mayores restricciones no solo no se han reducido los niveles de contagio, sino que se han incrementado. Esto ha ocurrido en Aragón, en Navarra, en Cantabria... Exigimos un cambio radical del planteamiento actual, insostenible en el tiempo e inasumible para el sector", aseveró.

Urgió, en este sentido, a acelerar la campaña de vacunación para reactivar cuanto antes la economía y evitar "comentarios tendenciosos y arbitrarios" como los proferidos por Fernando Simón.

Los empresarios no entienden que el director del CCAES se refiera ahora a la hostelería en estos términos. Sobre todo, como recordó Yzuel, si se tiene en cuenta que él mismo aseguró en octubre que "si han aplicado las medidas propuestas, que lo han hecho y bien, se puede ir". "Estamos hartos de la criminalización del sector por parte de las autoridades y de estar constantemente en el foco de las restricciones a pesar de haberse demostrado que el cierre de la hostelería no tiene un impacto real en la reducción de los contagios", dijo.

Recordó, por otra parte, que la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, reconoció recientemente que "alrededor del 80% de los contagios en Navidad se habían producido en el entorno familiar". Por su parte, desde Cafés y Bares incidieron en que la situación que se vive en España no ocurre en ningún otro país europeo, y que empresarios y trabajadores siguen esperando el plan de rescate anunciado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Lucas, ayer tras la barra de su negocio
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"Puedo seguir gracias al dueño del local y a que mis padres están vivos"

Íñigo Lucas, encargado del bar El Ensanche, en la calle de Santa Cruz, reconoce que la situación "está muy mal" tras diez meses de pandemia y restricciones. La única ayuda que ha recibido ha sido la que se otorgó a aquellos negocios que, a causa del coronavirus, redujeron más de un 75% su facturación. "De los mil euros que anunció Industria no sé nada aún", lamentó ayer. Él no entiende que otros sectores hayan podido seguir trabajando con normalidad y que a la hostelería "se le recorte cada vez más" tanto en horario como en aforos. Subir la persiana le cuesta cada mes entre 4.000 y 6.000 euros. "Puedo seguir abierto por que el dueño del local se portó muy bien y por que mis padres siguen vivos", añadió. Como las principales asociaciones del sector, defendió que en este tiempo "la mayor transmisión se ha producido en los domicilios particulares", y que el número de positivos ha seguido aumentando los meses en los que cafés, bares y restaurantes tenían prohibido servir en el interior. "Lo pagamos siempre los mismos", afirmó.

Ureña y Valencia, ayer en su establecimiento
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"La facturación es mínima, tratamos de perder lo menos posible"

Alberto Ureña y Jessica Valencia, dueño y encargada del Cheese &Drinks, ubicado en la calle Mayor, se quedaron "a cuadros" al escuchar a Fernando Simón. "Da hasta rabia. Estamos indignados", dijeron ayer. En su opinión, declaraciones como las del director del Centro de Coordinación de Alertas "contribuyen a criminalizar al sector y a meter miedo" en un momento especialmente delicado. "Hay gente que ya ni siquiera se atreve a venir al centro. En los barrios hay más actividad. La situación es crítica, sobre todo para los bares que no tienen terraza. En estos últimos meses, la facturación es mínima. Trabajas para perder lo menos posible, pero tampoco ganas dinero", afirmaron. Aunque han tenido suerte y el dueño les ha rebajado el alquiler a la mitad, sus gastos fijos ascienden cada mes a "entre 3.000 y 4.000 euros". "Con las limitaciones actuales, dentro solo puede haber 20 personas, cuando los autobuses y el tranvía van a reventar. Se habla mucho de los bares, pero aquí hay espacio de sobra se garantizan las medidas sanitarias", agregaron.

García, ayer durante el turno de comidas
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"Cada día me cuesta más, no sabes qué va a ocurrir mañana"

Kilian García, encargado de la hamburguesería Bokita, situada en el barrio del Actur, asegura no poder quejarse. Sobre todo, teniendo en cuenta la situación que vive el sector en Aragón y en el resto de comunidades autónomas. Reconoce, no obstante, que cada día le cuesta más. "Es por la incertidumbre, no sabes si mañana te van a cerrar o no vas a poder servir en el interior", explicó ayer. Aunque aún tiene a parte de la plantilla en ERTE, su apuesta por la comida a domicilio desde 2014 le ha permitido fidelizar clientela y defenderse durante los meses más duros de la pandemia. "Al tener sistema de reparto propio no dependemos de empresas externas", comentó. A pesar de todas las convocatorias anunciadas a nivel autonómico y nacional, su negocio solo se ha podido beneficiar hasta el momento de las ayudas por cierre que se concedieron tras la irrupción de la covid-19. Respecto a las palabras de Simón, prefiere ser cauto. "Esto nos viene grande a todos. Entiendo que se vayan dando palos de ciego, aunque con esto no quiero decir que se estén haciendo las cosas bien", expuso.

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