entrevista 

Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona: "Casi todas las leyes orgánicas las consensuaban la UCD y el PSOE"

El exministro de la UCD, Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, reclama que se abran los archivos oficiales para conocer más detalles del golpe de Estado del 23-F 

Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, la semana pasada en su domicilio de Madrid.
Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, la semana pasada en su domicilio de Madrid.
Enrique Cidoncha

El político centrista (Madrid, 1939) fue ministro con Suárez y Calvo Sotelo (1980-81) y acaba de publicar ‘Las transiciones de la UCD’ (Galaxia Gutemberg). En 1950 recuerda que vino a  Zaragoza por el centenario de los Marianistas, que fundó el padre Chaminade porque él estudió bachillerato en dicho colegio en Madrid. Fue a un hotel que ya despareció, al campo de fútbol en Torrero y al Pilar. Estudió las carreras de Derecho (premio extraordinario) y Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, y ganó posteriormente las oposiciones al Cuerpo de Letrados del Consejo de Estado. Era discípulo de Luis Legaz Lacambra, profesor de Filosofía dekl Derecho, que era un zaragozano e hijo de un organista.

¿Es necesario revisar la Transición y el papel de la UCD, que acabó en la Constitución?

El historiador Paul Preston dijo que la Transición fue un milagro. No sé si grande o pequeño, pero lo fue porque parecía imposible la salida pacífica del franquismo y se consiguió. Los de la UCD fuimos un elemento decisivo. Mi libro cuenta cosas que no se saben con documentos desconocidos. Casi todas las leyes orgánicas se consensuaron entre la UCD y el PSOE. Los socialistas eran adversarios, pero con puntos comunes. Luego, cosas de la UCD salieron bien y otras, mal. Acabó en la desbandada vergonzosa.

¿Cómo define aquella UCD de Adolfo Suárez?

Frente a los rupturistas y continuistas, la UCD fue reformista cien por cien. Éramos hijos de aquellos que participaron en la Guerra Civil en los dos bandos y teníamos muy claro que tenían que superar los viejos enfrentamientos. La Constitución del 78, que ahora algunos la quieren echar abajo, es una de las más largas y fructíferas que ha habido en España, como la de 1876 de Cánovas, pero aquella pasó la dictadura de Primo de Rivera. Esta funciona muy bien y me da miedo, pena y rabia que ahora uno de los objetivos sea socavar y coger la piqueta con la Constitución, que puede dar más frutos.

Tuvo usted responsabilidades en el Ministerio de Justicia...

Fui subsecretario con Landelino Lavilla. Me tenía mucha confianza y llevé muchas cosas. Fui ministro adjunto al presidente Suárez y luego de Educación.

¿Cómo ve la situación del Consejo General del Poder Judicial sin acuerdo entre los partidos?

Debería haber habido un acuerdo para sustituir a los miembros del Consejo y no tiene sentido que no se haya renovado. La culpa es de todos. Es necesario un acuerdo parlamentario, no solo entre el Gobierno y parte de la oposición. Deberían buscar personajes valiosos e independientes.

¿El sistema autonómico de dos velocidades ayudó al nacionalismo en Cataluña y el País Vasco?

La Constitución preveía el artículo 151 para Cataluña, el País Vasco y Galicia y el 143 para los demás. Pero se alteró esa idea inicial porque no estaba previsto que hubiera parlamentos legislativos ni gobiernos en todas las regiones, se introdujeron después. Clavero Arévalo salió con el café para todos y quedó una mixtura. Hay que cortar el independentismo catalán. El sistema autonómico tiene que mantenerse en la comunidad global. El patriotismo de entonces se ha convertido en localismos que no tienen sentido en una Europa que se une. Es fantasmagórica la autodeterminación de Cataluña y el País Vasco.

¿Como exministro de Educación añora un pacto nacional?

Fui ministro de Educación con Suárez y ministro de Educación y Universidad con Calvo Sotelo. Falta consenso entre los grandes partidos y un pacto para que se mantenga la estabilidad del contenido de la ley de educación en su estructura básica. La ley Celaá no es mejor ni peor, es la octava que se aprueba. Los cambios que hacen son excesivos. Además del consenso, hace falta dinero para la educación y llegar al 5% del PIB.

¿El 23-F lo paró el Rey? ¿Hay algo por saber todavía?

Suárez me dijo nada más salir del Congreso el 23-F que nunca se debería haber nombrado al general Armada para el Estado Mayor. Se lo atribuyó enseguida. El rey Juan Carlos lo paró, aunque ahora está como está. Pero hace falta poder abrir los archivos para conocerlo todo. El delegado del Gobierno en Telefónica, José Camuñas, llamó a los subsecretarios para intervenir las llamadas de Tejero y debió grabar muchas. Cuando el Rey llamó a Milans, le dijo que se pusiera a las órdenes del Gobierno y al final le añadió: «Ya no me puedo volver atrás».

Suárez, González, Calvo Sotelo o Carrillo, ¿quién sentó a las dos Españas para la democracia?

Suárez y el Rey fueron determinantes. González comprendió que algunas de las cosas que defendía no le levarían al poder, cuando quitó el marxismo, y tuvo un papel muy importante. Y Carrillo, por este orden, también lo fue, porque era un viejo zorro.

El incendio del Corona ha quedado también sin resolver…

Creo que los archivos deberían estar abiertos para consultarlos y disponibles 40 años después. Se dificulta la verdad histórica y en el colegio de Marianistas donde estudié podiamos leer la frase: La verdad os hará libres.

¿La dimisión de Suárez fue inevitable? ¿Hoy haría falta una UCD?

El centrismo, el reformismo y la Transición están ligados de una manera muy estrecha. Pero no ha tenido mucho éxito en España. Pero tener la razón no se divide entre derechas e izquierdas. Lo mejor es buscar el acuerdo. En el siglo XIX fue Odonell y la UCD en la Transición, pero ahora se acercaron los de Ciudadanos, con mucho éxito en Cataluña en un momento y ya no.

¿Javier Rupérez, el político que secuestró ETA, criticó ver a Otegui negociando con el Gobierno con el final de la banda?

Es fantástico que ETA haya dejado de matar y que personas que mataron dejen de hacerlo. Otra cosa es el independentismo de Euskadi como otro país. La evolución ha sido positiva, pero en la época de Javier Rupérez fue muy dura, sabe quien lo encargó y está mandando allí. Me consta que todos salimos a protegerlo y, aunque Suárez estaba remiso, debió acceder a alguna cosa.

La generación del 78 es su referencia de la Transición...

Este libro es la continuación de otro anterior en referencia a Peces Barba o Luis Gamir. Hablo de la generación del 78, los españoles que nacieron entre 1930 y 1940, que tomaron la posición para que el Franquismo acabara de manera pacífica.

¿Habrá una generación del 2020?

Vaya a saber. La generación de la Transición fue la del 78 y su obra es la Constitución. Habrá que ver que el siglo XXI, la pandemia que hemos vivido en el 2020 va a marcarla, aunque ya se sufrió el cólera. Pero además se ha vivido la salida del Reino Unido de la UE y lo que ha ocurrido con las elecciones de EE.UU al no aceptar los resultados.

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