"Cerrar a las 18.00 es perder toda la tarde y la mitad de los ingresos"

El comercio trata sin éxito de atraer más público adelantando su horario de apertura y la hostelería lamenta tener que bajar la persiana en las horas de mayor actividad.

Cierre del comercio y la hostelería en Aragón a las 18.00 por las nuevas restricciones.
Cierre del comercio y la hostelería en Aragón a las 18.00 por las nuevas restricciones.
TONI GALAN

El precipitado nuevo horario de cierre de la actividad no esencial provocó este sábado imágenes insólitas en las tres provincias. A las 17.45, Daniel Acirón, encargado del bar Gorila, ya recogía las mesas y daba la jornada por concluida. "Cerrar a las 18.00 supone perder toda la tarde y cerca de la mitad de la facturación. Nosotros vivíamos, sobre todo, del vermú y la merienda-cena, y ahora ya solo nos queda lo primero", decía. En su opinión, los constantes cambios de restricciones "hacen que los clientes estén cada vez más confundidos". "Mucha gente directamente se queda en casa. Para nosotros, conocer las medidas de un día para otro nos hace muy difícil la comunicación con el cliente", añadía.

Hubo tiendas, como The Shuave Shop, en Méndez Núñez, que trataron de compensar el cierre a las 18.00 abriendo una hora antes. "Pero tampoco es que haya funcionado muy bien, la gente no está acostumbrada a comprar a primera hora de la tarde", comentaba su encargada, Patricia Barrera, que aseguraba que, al menos por la mañana, sí se había notado una mayor afluencia de clientes.

Perder dos horas supondrá "perder dinero", sobre todo teniendo en cuenta que son las de mayor afluencia. "Y más en fin de semana. Se notará especialmente en las tiendas de proximidad", señalaba María Dorado, encargada de Made in Charme.

Hubo negocios, como la tienda de bisutería Bellostas, especializada en complementos regionales y regalos, que echaron en falta a los clientes de fuera de Zaragoza. "Está todo muy mal. Hemos abierto a las 16.00 y nada. La gente pasea, pero pocos entran y compran", lamentaban Magdalena Borgoñón y María Ángeles Peña, dependientas del establecimiento. El cierre a las 20.00 no les hizo tanto daño, ya que acostumbraban a bajar la persiana a las 20.15, pero este será diferente.

"Y encima no hay turismo y no ha habido fiestas patronales. Es una ruina, pero también lo es toda la gente que está muriendo", razonaban. Para muchos comercios, la facturación se verá resentida mientras Zaragoza siga cerrada, un problema que no se resolverá hasta dentro de un mes.

En puntos como la plaza de San Felipe, las terrazas seguían abarrotadas a las 17.55 y a las 18.05 ya apenas quedaba nadie en las mesas. "Muchos han venido a las 17.00 con la intención de tomarse la última. A las 17.50 hemos pasado para recordarles la nueva hora de cierre. Ha habido gente que lo ha entendido perfectamente y otros que no tanto", reconocía Joaquín Lorente, responsable del turno de tarde en Doña Hipólita.

Cerrar en las horas de más trabajo "trastoca todo". También la organización de la plantilla, que apenas ha tenido 24 horas para reaccionar. "Todo esto da una sensación de improvisación, pero hay que cumplir, está en juego el trabajo y el negocio", manifestaba.

Los establecimientos coinciden en que si esta situación se mantiene mucho tiempo "habrá nuevos recortes de personal y Expedientes Temporales de Regulación de Empleo". "Trabajamos cada vez más para menos gente", decía el encargado del bar Gorila.

Muchos esperaban una cuesta de enero "dura" y marcada por el ahorro tras unas Navidades desiguales, pero pocos imaginaban empezar el año con estas restricciones, que han empañado cualquier ápice de optimismo por la época de rebajas.

"No aguantamos más"

En Huesca, decenas de personas secundaron la cacerolada convocada por las asociaciones de hosteleros y comerciantes para protestar contra las últimas restricciones, entre ellas el cierre perimetral de la ciudad, que creen injustificado. "Ya perdimos el primer fin de semana de rebajas por la borrasca Filomena y ahora este también por el adelanto de los horarios de cierre. No aguantamos más", criticó Susana Lacostena, presidenta de los comerciantes.

También el presidente de los hosteleros, Carmelo Bosque, advirtió de las consecuencias que están teniendo las medidas, ya que solo esta semana han cerrado cuatro bares y se han dado de baja 40 establecimientos de la asociación "porque han bajado la persiana o porque no pueden pagar ya la cuota de 32 euros". Por ello, pidió ayudas «suficientes».

Por su parte, las asociaciones empresariales y turísticas del Pirineo valoraron algunas de las recursos prometidos esta semana por el Gobierno de Aragón para tratar de paliar la crítica situación del sector turístico vinculado a la nieve, pero las tacharon de "insuficientes" y reclamaron ayudas análogas a las de las zonas catastróficas. Insistieron, en esta línea, en facilitar el acceso a las segundas residencias y los hoteles cuando la situación sanitaria lo permita.

Ya en Teruel capital, la jornada concluyó sin propuestas de sanción por parte de la Policía Local. En los controles establecidos para vigilar el confinamiento perimetral, todos los inspeccionados llevaban el correspondiente justificante, y también se cumplieron los horarios de cierre de establecimientos no esenciales a las 18.00.

Los agentes sí que tuvieron que atender un buen número de solicitudes de información respecto a la nueva normativa, tanto en persona como por teléfono.

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