coronavirus

Cámaras para vigilar a mayores: "Aunque no podamos ver a mi abuela en semanas por la distancia, sentimos que está cerca"

Una empresa aragonesa ha diseñado bastones, cinturones y monederos con GPS y con un sensor para evitar caídas.

Pilar Noguera, en su casa del Pirineo oscense, vista a través de la cámara instalada en el salón y la cocina.
Pilar Noguera, en su casa del Pirineo oscense, vista a través de la cámara instalada en el salón y la cocina.
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Sentir cerca a la familia estando a 250 kilómetros. Pilar Noguero, de 80 años, vive sola en un pequeño pueblo del Pirineo oscense. Sus hijas residen en Zaragoza y en Lérida por lo que han decidido poner una cámara en el salón y otra en la cocina para poder verla a diario. “Antes del confinamiento, subíamos cada quince días y todos los fines de semana estaba acompañada. Cuando se decretó el estado de alarma estuvimos sin ir más de tres meses. Nuestra compañía telefónica nos planteó la posibilidad de poner una cámara en casa y nos pareció muy buena idea para poder controlar a mi abuela”, explica Paula Castillo, la nieta mayor de Pilar.

"Me siento más segura porque si sucede algo, se que se van a enterar antes. Me hace gracia que me puedan ver y que una cámara pueda hablarme con la voz de mis nietas. Eso sí, sigo prefiriendo que me llamen por teléfono", sostiene Pilar. Gracias a una aplicación, su familia puede ver en tiempo real el salón y mandar a la cámara de la cocina que haga una imagen cuando creen conveniente. También pueden hablarle a través de la cámara, "pero es más cómodo por teléfono porque no funciona muy bien". “Aunque no podamos ver a mi abuela en semanas por la distancia, sentimos que está cerca y ella también lo siente así. Nos da mucha tranquilidad poder verla en cualquier momento porque como sabemos las rutinas que tiene nos conectamos para verla cuando sabemos que está en el sofá”, sostiene Paula. 

Un ojo familiar. "Es cierto que la mayoría de veces se me olvida que hay un aparato, pero a veces desvío la vista de la televisión, miro la cámara y me acuerdo de mi familia y de que igual en ese momento me están viendo", apunta Pilar. Este dispositivo fue ideado con el objetivo de que fuera una alarma -sigue siéndolo-, aunque con los años se ha ampliado el campo hacia la vigilancia de personas mayores: “Que sea una alarma también nos da mucha seguridad. Si entra alguien a robar a casa se emite una señal en la centralita y acuden al lugar los diferentes servicios”, apunta la nieta.

"Es cierto que la mayoría de veces se me olvida que hay un aparato, pero a veces desvío la vista de la televisión, miro la cámara y me acuerdo de mi familia y de que igual en ese momento me están viendo"

Para respetar su intimidad, los dispositivos solo los instalaron en dos espacios de la casa: “Nos dieron la posibilidad de ponerlas en la habitación y en el baño, pero pensamos que no era necesario. Con verla desayunar por la mañana y por la tarde viendo la tele y cosiendo, ya estamos tranquilas”. Además, esta familia, le ha encontrado una utilidad más: “Cuando hablamos con ella por teléfono miramos la cámara y es como si fuese una videollamada. Mi abuela no sabe utilizar ‘smartphones’ entonces es una buena opción”, añade. 

Para los expertos, lo más importante es preservar la intimidad de la persona. "Para instalar una cámara, el anciano debe querer tener ese dispositivo en el domicilio. Hay otras opciones para tener controladas a las personas mayores como los 'smarth watch' que miden la presión arterial, la saturación y otros indicadores. Estoy a favor de los sistemas de monitorización, siempre que tengan que ver con cuestiones de salud y siempre contando con el respeto a la intimidad de la persona", sostiene Paloma González, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología. 

Desde la Fundación Alzhéimer España, ven en esta opción una buena manera de mantener vigilados a los mayores. "Se han dado numerosos casos de personas mayores que se caen y yacen en el suelo a la espera de que alguien les auxilie porque no se pueden mover, dándose en muchas ocasiones una espera de horas hasta que los familiares se dan cuenta. Otro ejemplo es el de la incertidumbre de si aquella persona en la que hemos confiado para que cuide a nuestro familiar está tratando de forma adecuada a nuestro enfermo o mayor. O incluso aquellas veces en las que llamamos a nuestro ser querido y no responde al teléfono, nos tememos lo peor y, al final, simplemente no lo escuchó", sostiene la Fundación.

Este servicio de vigilancia lo ofrecen varias empresas a nivel nacional como Securitas Direct o Prosegur y la aragonesa Tecalsa no lo vende con ese fin pero brinda la posibilidad de este uso a quién lo requiera. Por el momento, no es uno de los servicios estrellas aunque se ha visto incrementado su demanda ligeramente en pandemia.

Otras herramientas de vigilancia 'made in Aragón'

Relojes, carteras, colgantes, cinturones e incluso bastones con GPS. La empresa aragonesa Neki, una de las pioneras en crear herramientas para la vigilancia de personas mayores, ofrece dispositivos con localizador que no estigmatizan. “Las personas con enfermedades como alzhéimer son propensas a desorientarse, lo que genera intranquilidad a las familias. Pensamos en crear unos relojes con GPS para darles autonomía”, declara Rafa Ferrer, fundador de la marca.

Personas mayores con relojes GPS.
Personas mayores con relojes GPS.
Neki

Poco después, pensaron que se podía instalar un localizador en otros accesorios. “Hay personas que no llevan reloj o que no quieren quitarse el de toda la vida”. Estos dispositivos cuentan también con un botón de socorro y permiten evitar caídas gracias a un sensor. 

Un futuro "muy novedoso"

“El mercado va a cambiar bastante en los próximos años y se van a lanzar nuevas tecnologías revolucionarias”, sostiene Ferrer. En concreto, la compañía aragonesa está desarrollando unas etiquetas que se ponen en diferentes lugares dentro del hogar para avisar si sucede algo fuera de lo habitual. “Se podrán poner en la puerta, entonces si una persona mayor sale a las 4 de la madrugada a la calle emite una alarma. También se puede poner en la nevera porque hay personas mayores que se olvidan de comer o en el pastillero”, concreta.

La telemedicina será una solución muy cercana. “En los próximos meses se desarrollarán dispositivos que emitan señales sobre comportamientos dentro de casa y otros que permitirán medir el ritmo cardiaco, el azúcar y muchos otros índices. Estas tecnologías estarán conectadas a la teleasistencia y los sanitarios podrán conocer los parámetros”, afirma.

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