moda

Guantes, gorro, bufanda y… los tobillos al aire

Filomena ha arramblado con registros históricos de nieve, pero no ha acabado con la moda entre los ‘millennials’ de llevar los tobillos al aire también en invierno y aún a riesgo de congelación.

Un joven con calzado deportivo y piquis en un Montecanal helado.
Un joven con calzado deportivo y piquis en el barrio de Rosales del Canal.
Heraldo

La moda y el sentido común son dos mundos que no suelen llevarse bien entre sí. Lo podemos comprobar, una vez más, estos días de temporal de nieve, en los que muchos jóvenes se tiran bolas y hacen gélidos muñecos bien pertrechados con sus guantes y bufandas pero dejando sus tobillos al aire. No es una moda nueva, los blogs de estilismo hablan de ello al menos desde 2012, pero llama más la atención cuando el invierno se recrudece y se anuncian temperaturas que podrían rozar los diez bajo cero.

“A veces la moda se antepone a las circunstancias reales. Es verdad que el zapato ligero y el tobillo al aire queda bien con un pitillo largo, pero eso es idóneo para primavera o en verano. Hay otras formas ‘cool’ de abrigarse bien en invierno con jerséis, sudaderas y unas botas bonitas, por ejemplo”, afirma la diseñadora Irene Marqueta. La creadora de Vonlippe repara también en otras modas incongruentes en otras estaciones del año y señala, sin ir más lejos, que “en verano se impone el pantalón corto, pero muchos chavales se cogen calcetines largos, hasta por debajo de la rodilla, justo cuando más calor hace”.

Dulceida, en una imagen de lo más invernal.
Dulceida, en una imagen de lo más invernal.
@dulceida

“Frente a la tendencia del tobillo al aire, hay que contar también con que el mercado de los calcetines creativos -para alivio de los compradores navideños- se ha desarrollado mucho en los últimos tiempos”, comenta Verónica Romeo, al frente del espacio Kabuky, en San Felix, junto a Méndez Núñez. En esta ‘boutique’ se despachan colecciones “unisex, con diseños originales, cómodos y calentitos” de la marca Amor Socks, que tiene tanto tirón como los Happy Socks, los Stance o los Altripiu, que ha abierto tienda física en la zaragozana calle de Don Jaime.

Parte de la culpa de estas modas descontextualizadas es de los ‘influencers’. Las fotos en Instagram quedan simpáticas pero hay que tener en cuenta que se trata de un disparo, un momento puntual, y no un ‘look’ para llevar durante todo el día bajo el diluvio. ¿O acaso alguien piensa que Cristina Pedroche estuvo haciendo yoga desnuda sobre la nieve durante horas? También es cierto que este año las fotos en la nieve de algunos personajes populares en las redes como Dulceida o Paula Echevarría son más comedidas y lucen unos ‘looks’ propios de ‘Frozen’ pero bastante abrigados.

Paula Echevarría, con su propuesta para pasar estos días.
Paula Echevarría, con su propuesta para pasar estos días.
@pau_eche

Como no se trata solo de una cuestión estética, también hay quienes intentan rebatir a modernos e 'influencers' con tesis médicas. En este sentido, apuntan que “las extremidades son las partes del cuerpo donde más se siente el frío, porque el cuerpo prefiere mantener calientes los órganos vitales”. Así, los pantalones pesqueros y los piquis serían poco amigos de la salud porque “cuando las temperaturas son muy bajas, el sistema nervioso ordena que disminuya el riego sanguíneo en las manos y pies a fin de conservar el calor en el interior del cuerpo. Los pies son la zona más alejada del corazón lo que los convierte en la parte menos irrigada y en la primera que nota la pérdida de calor”, explican.

Un poco de nostalgia

En las redes sociales estos días también se ha recuperado el popular dicho “ande yo caliente, ríase la gente” y se han hecho decenas de listas de las prendas imprescindibles para un temporal de nieve como el que ha dejado la borrasca Filomena. Incluso el jefe de Protocolo de la Diputación de Zaragoza, José Luis Angoy, colgó un celebrado tuit en el que rememora “aquel tiempo en el que las madres nos ponían un pasamontañas para salir a la calle nevada. Yo imaginaba que los rudos montañeros llevaban un pasamontañas de ochos como el mío y que les picaría las orejas tanto como a mí”.

No son pocos los tuiteros que han respondido al mensaje con nostalgia y que abogan por la vuelta del pasamontañas, que perdió cierta vigencia al vincularse con una imagen propia de atracadores y vándalos. Esta prenda invernal por excelencia, por cierto, aún está prohibida para entrar en determinadas instituciones y para hacerse fotos oficiales, al igual que los burkas o los cascos de moto. En pleno siglo XXI han pasado al olvido los abrigos heredados, los pantalones crecederos, los pasamontañas verde botella de ‘ochos’ y las también añoradas bragas de perlé para los más pequeños. Otros clásicos como las trencas, el chándal con capucha o los jerseys de rombos han sabido sortear mejor la voracidad de las tendencias.

Un cartel anuncia camisetas térmicas en plena nevada.
Un cartel anuncia camisetas térmicas en plena nevada.
José Miguel Marco

La estilista Raquel Díez Hernández, que viste a los presentadores de la televisión autonómica, apostaría en estas fechas por jerseys, plumíferos y lo que llaman el estilo ‘après-ski’. La expresión francesa significa ‘después de esquiar’ y se refiere al conjunto de actividades que se practican cuando los esquiadores han terminado su jornada en la nieve. Cuentan que fue en 1924, durante la celebración de los primeros Juegos Olímpicos de Invierno en Chamonix, cuando los diseñadores y las marcas empezaron a preocuparse por un estilo más invernal. Se comenzaron a combinar las prendas tradicionales de lana con materiales más impermeables y pronto las estrellas de Hollywood (Audrey Hepburn, Clark Gable, Gary Cooper...) se dejaron seducir por esta estética.

También apuntan los gurús de la moda que la de los tobillos al aire no ha sido la única tendencia generacional incomprendida para los que ya peinan canas, pues ¿qué abuela no ha querido coserle los vaqueros rotos a su nieto?

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