tribunales 

El parricida de La Paz cometió el crimen con sus capacidades totalmente anuladas

Los forenses confirman que el agresor es esquizofrénico y el día de los hechos se agudizó su sintomatología psicótica. Su madre declara ante la juez que no tener trabajo lo volvió más agresivo. 

En mitad de la pandemia. La Hermandad de la Sangre de Cristo acudió el 28 de julio, en plena pandemia, a recoger el cadáver al domicilio situado en la calle Teniente coronel León Moyano, 12. El día de los hechos, la madre salió gritando a la calle, lo que generó un gran revuelo en el barrio, donde la víctima era muy conocida.
En mitad de la pandemia. La Hermandad de la Sangre de Cristo acudió el 28 de julio, en plena pandemia, a recoger el cadáver al domicilio situado en la calle Teniente coronel León Moyano, 12. El día de los hechos, la madre salió gritando a la calle, lo que generó un gran revuelo en el barrio, donde la víctima era muy conocida.
José Miguel Marco

El parricida del barrio de La Paz, Etiosa G. I., en prisión provisional por matar de dos puñaladas a su padrastro Antonio Ibar, de 69 años, cometió el crimen cuando su capacidades de conocer, querer y actuar libremente estaban «totalmente anuladas». Esta es una de las conclusiones del informe de las forenses Aránzazu Ortubia y Teresa Roca sobre el nigeriano de 26 años quien, después de perder a su padre en su país, se reagrupó en 2015 con su madre en España. Residía con ella y su padrastro, un carpintero jubilado, en la casa de la calle del Teniente Coronel León Moyano de Zaragoza donde ocurrió el asesinato el 28 de julio.

Las médicos consideran, en el informe que redactaron después del ingreso psiquiátrico y del tratamiento psicofarmacológico dispensado en el hospital Miguel Servet, que el presunto parricida sufre una psicosis grave. En sus conclusiones forenses para el Juzgado de Instrucción 3 de Zaragoza reconocen que Etiosa G. A. está diagnosticado con «esquizofrenia con ideación mística religiosa» y que en el día del crimen «se reagudizó la sintomatología psicopática».

Para confirmar este informe, las forenses incluyen una exploración psicopatológica que le hicieron en castellano. El parricida les relató su ideación mística sobre las alucinaciones continuas que sufre desde que tiene 19 años y consume cannabis. Ve a los hombres como Dios, a las mujeres como Jesucristo y él es la única persona distinta porque procede de otro mundo.

Reconoció que, cuando se produjo el parricidio, él tenía que matar a su madre porque era Jesucristo (le propinó tres heridas), pero su padrastro quiso salvarla y por eso él «le pegó dos veces con el cuchillo y se quedó sentado en el sofá». Asumió que tenía muy buena relación con Antonio Ibar, pero dice que él no estaba triste porque no tiene sentimientos.

El parricida, que está ingresado en el módulo de psiquiatra del centro penitenciario de Zuera, no reconoce su enfermedad mental. Explicó a las forenses que quiso matar a su madre porque le reprochaba su situación económica y laboral. De hecho, la llegada de la pandemia en el mes de marzo provocó que él se quedara en paro en sus trabajos de albañilería y recogida de fruta.

En su declaración ante la juez instructora Mercedes Terrer, Etiosa ya reconoció que había sacado dinero de la tarjeta de su madre porque lo quería para pagar el alquiler de un piso.

La madre del parricida es la única persona que acude a visitarlo en la prisión de Zuera, junto a su abogada Raquel Ginés, quien ha solicitado un informe de la Unidad de Salud Mental del Centro de Salud de Torrero donde atendían a Etiosa.

Declaración de la madre  

Recientemente, la madre del presunto parricida, Linda I. I., prestó declaración en el Juzgado de Instrucción número 3 y reconoció que su hijo se alteraba desde su llegada en 2015, pero con los medicamentos que le daban «iba funcionando bien». «Le estaba alterando no tener trabajo», dijo.

Además, la madre detalló que en los días anteriores de la agresión comprobó que su hijo «no dormía por la noche» y se la pasaba «hablando con Dios». Aun así, la declarante no esperaba que su hijo fuera a hacer lo que hizo.

Agregó que desde abril de 2020 tuvieron que llamar a la Policía para que lo calmaran porque estaba agresivo. Pero el día de los hechos tuvieron una discusión con él porque a la madre le comunicaron en el banco que le habían cogido dinero de la cuenta y el joven lo negó. Mientras ella lavaba carne, su hijo se acercó con un cuchillo negro y la apuñaló en el estómago. Escapó a la calle y se puso a gritar a una mujer del barrio: «Han matado a mi marido». Vio que su hijo le propinó un golpe al padrastro, con quien se llevaba muy bien, y al ver esa agresión ella salió huyendo a la calle.

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