Heraldo del Campo

sector agrario

Peticiones del campo (a los Reyes Magos) en femenino

Las mujeres agrarias aragonesas ya han enviado su carta a los Reyes de Oriente para pedir, entre otros presentes, una PAC justa, mejores comunicaciones y servicios para el medio rural y un 2021 con salud y abrazos.

Aunque todavía no son numerosas, cada vez hay más mujeres que se suben al tractor.
Aunque todavía no son numerosas, cada vez hay más mujeres que se suben al tractor.
DGA

En ese complicado 2020 que por fin hemos dejado atrás, el sector agrario se ha portado bien. Ha hecho sus deberes, trabajando como siempre y mejor que nunca para garantizar la alimentación con la misma seguridad e idéntica calidad, mientras la población se atrincheraba en sus casas ante la aparición de un desconocido y letal virus. No lo ha tenido fácil, porque las medidas sanitarias, el cierre de las fronteras, las limitaciones de movimientos, las distancias de seguridad y todas las exigencias impuestas para frenar los contagios de la temida covid han hecho que sus tareas fueran más complejas y mucho más costosas.

A pesar de todo, los agricultores y ganaderos no solo han realizado su actividad con sobresaliente, sino que además han sido buenos compañeros. Han puesto sus máquinas a disposición de sus vecinos para desinfectar las calles de sus municipios. Han donado epis y mascarillas a los sanitarios cuando conseguir los equipos de protección era una auténtica lucha a golpe de talón en los mercados más lejanos. Incluso han donado parte de sus producciones a los centros sanitarios, a las residencias, a las familias vulnerables, incluso al castigado canal horeca, fuertemente golpeado por los obligados cierres de bares y restaurantes.

Y lo han hecho mientras encajaban también el embate de la crisis sanitaria y económica, de la que no han sido inmunes.

Por eso, y aunque a lo largo de esta pandemia han manifestado también momentos manifiestamente mejorables, ahora que se acerca la mágica noche del 5 de enero esperan que su esfuerzo se vea recompensado y los Magos de Oriente conviertan en realidad sus deseos.

Este año las encargadas de escribir la carta a Melchor, Gaspar y Baltasar han sido las mujeres. Son un colectivo todavía pequeño en un sector aún muy masculinizado. Siempre han estado presentes en las labores del campo y la crianza de los animales en las granjas, su papel ha sido esencial en el sector y en la economía rural, pero su labor ha sido invisible y considerada más como una ayuda que como un trabajo. Y a pesar de que las cifras pueden parecer importantes -en Aragón hay 10.238 mujeres titulares de una explotación agraria, 11.078 mujeres son declarantes de la PAC, 8.858 están afiliadas a la Seguridad Social agraria y 15.473 han firmado un contrato en el sector agrario-, y a pesar, también, de que en los últimos 20 años se han duplicado las incorporaciones de mujeres al sector y se han triplicado la presencia de féminas en los proyectos de modernización, la mujer apenas supone el 25% de los efectivos agrarios totales.

Es esta la realidad que quieren cambiar y han comenzado a hacerlo en los últimos años con una presencia más decidida en el sector. Lo avalan las cifras. Según los datos de la consejería de Agricultura del Gobierno de Aragón, desde el año 2000 casi 3.000 mujeres se han beneficiado de las ayudas públicas para la incorporación de jóvenes (1.287) y para la modernización de las explotaciones (1.665). Eso ha hecho que, según estos mismos datos, el porcentaje de mujeres beneficiarias se ha incrementado significativamente pasando del 13% que se registró en convocatoria de 2001 al 27% que llegaba a suponer 2019.

Necesitan, sin embargo, otro tipo de apoyos que piden en una carta enviada a los Reyes Magos desde las áreas de la mujer de las organizaciones agrarias UAGA, Asaja (Afamer), UPA (Fademur) o Araga, en las que no se olvidan, por supuesto, de la salud en un año marcado por una crisis sanitaria. Quieren que la vacuna contra el coronavirus sea efectiva y la pandemia deje de serlo para poder volver a abrazar a familiares y amigos. Pero piden también para el sector al que se dedican profesionalmente y para el medio rural en el que viven y emprenden.

En sus misivas piden dignidad para la profesión y que se deje de hablar "solo cuando toca" de agricultoras o ganaderas, de mujeres del mundo rural para comenzar a hacer y eso significa volcar recursos y orientar las políticas a impulsar la igualdad de oportunidades,

Piden formación e igualdad de género y hasta un cambio en el lenguaje que les dé visibilidad. No se olvidan de reclamar ayudas para conciliar su vida familiar con la profesional, para lo que consideran imprescindible que los Reyes Magos lleven hasta el medio rural servicios para los más pequeños como guarderías o comedores escolares.

Sus peticiones a los Magos de Oriente no solo tienen la mirada puesta en el colectivo que representan por su género. Les preocupa el mantenimiento del medio rural porque advierten: "Si las mujeres abandonamos los pueblos, se acabó".

Las mujeres del medio rural y agrario han escrito su carta a los Magos de Oriente.
Las mujeres del medio rural y agrario han escrito su carta a los Magos de Oriente.
Freepik

"Queremos dignificar nuestra profesión y acabar con el menosprecio a todo lo rural", recoge la misiva en la que Estrella Morata pone voz a todo el colectivo que representa. Y por si no lo tenían claro los Magos de Oriente, las mujeres de UAGA les explican que se habla mucho "cuando toca" de agricultoras, ganaderas, médicas, ingenieras, "pero a la hora de la verdad, en el momento de de volcar recursos o de orientar las políticas para impulsar la igualdad de oportunidades hay una ausencia de la mujer en la toma de decisiones, se ignoran nuestras aportaciones y se nos cuestiona continuamente". Así que para aquellos que las consideran como "un gasto", piden una nueva mirada con la que las puedan ver como lo que son: "la clave del desarrollo sostenible de nuestros pueblos y de nuestra sociedad", dice la carta.

En la noche de Reyes, a Morata le gustaría desempaquetar formación, no solo orientada a proyectos productivos sino también a los que no lo son, "para que no se queden fuera las oportunidades de formación y dinamización de la sociedad rural para la innovación social y para salir de la cultura basada en roles de género, que arraigan un papel de la mujer secundario en la economía de las zonas rurales". Pero también que tras el papel de regalo se escondiera la profesionalización de los trabajos de cuidados y la regulación de la economía asociada a la tasa de dependencia. "Eso proporcionaría empleo y derechos económicos para las mujeres, que son las principales y habituales encargadas de los cuidados", justifica.

Las mujeres de UAGA quieren servicios "imprescindibles para mantener un medio rural vivo", una modificación del lenguaje, "porque lo que no se nombra no existe" e igualdad de género, aunque dejan claro que con ello no piden que hombres y mujeres sean lo mismo, "sino que los derechos, las responsabilidades y las oportunidades no dependan del género".

Y en su carta hay regalos para todos. Piden decisión para las mujeres del sector, que "deben dar un paso al frente para acceder a esos puestos de tomas de decisiones donde tanto se nota nuestra ausencia". Piden para sus compañeros de profesión una mayor implicación en la participación de las mujeres "dentro de nuestra organización agraria, de consejos rectores de cooperativas, de grupos de desarrollo rural y de sindicatos de riego". Piden mayor memoria para los consumidores, para que no se olviden de que lo ‘producido en España’ es sinónimo de calidad y seguridad alimentaria. Y sobre todo aseguran que el mejor de los presentes sería "poder volver a abrazarnos".

"Una red de apoyo"

Con la PAC comienza también la carta remitida por las mujeres de Asaja. Quieren un modelo de Política Agraria Común "acorde a la realidad empresarial del sector, libre de carga ideológica y que haga hincapié en la agricultura activa, que genera movimiento económico y empleo en el medio rural". Y lo piden no en femenino, sino en un plural genérico.

Sería un buen regalo para este colectivo que las cargas burocráticas fueran menores y más simples los trámites administrativos, porque con ellos ganarían tiempo de trabajo para dedicarlo a las explotaciones agropecuarias y a la mejora de las producciones agrícolas y ganaderas, señala Anabel Cases, miembro de la junta directiva de Asaja Huesca.

En su misiva, las mujeres de esta organización piden dinero, sí, pero no lo quieren para ellas, sino para el medio rural, donde esperan un mayor presupuesto que permita ejecutar inversiones imprescindibles para su subsistencia. Y les gustaría que la noche más mágica dejara en sus pueblos unas mejores comunicaciones, pero también más servicios sanitarios, sociales y educativos.

"Se debe tener en cuenta que la gran mayoría de las mujeres que se hacen cargo de una explotación agropecuaria lo hacen después de finalizar un proceso de formación, normalmente en la ciudad", redacta Cases en su carta, en la que recuerda a los Reyes de Oriente que esta vuelta al medio rural "supone un fuerte choque debido a los pocos servicios y apoyos que se tiene el medio rural, sobre todo cuando se lanzan a formar una familia". Por eso considera prioritaria "una buena red de apoyo a la mujer rural, que facilite la crianza de los hijos, que permita compatibilizar la vida profesional y laboral y rompa esa brecha con la mujer urbana".

Y aunque es consciente de que Melchor, Gaspar y Baltasar conocen bien la realidad de las mujeres en el sector agroalimentario, les explica que cuando la mujer se incorpora en una explotación agropecuaria no lo hace bajo una óptica continuista. "Suelen reorientar su actividad, bien mediante el paso a la transformación de los productos, bien mediante la búsqueda de nuevos mercados, bien con la diversificación de sus producciones", señala y, por eso, quiere disponer de buena cobertura de móvil e internet.

"No queremos nada material"

El recuerdo al duro y complicado año que ha sido 2020 encabeza la carta que dirige Fademur los Reyes Magos. Por eso su presidenta en Aragón, Ester Ibáñez, deja claro a Melchor, Gaspar y Baltasar que este año el colectivo por el que habla no quiere nada material. "Tan solo os pedimos que mejoréis las condiciones y calidad de vida de las personas que viven en los pueblos de Aragón", dice.

Y para ello, lanza una serie de peticiones. "Que ninguna escuela rural cierre porque no hay niños. Que ninguna mujer tenga que abandonar su trabajo o su proyecto emprendedor porque no dispone de ayudas y estímulos para ponerlo en marcha o de medios para conciliar. Que ninguna empresa descarte instalarse en un pueblo de Aragón por que la conexión a internet sea mala o inexistente. Que nadie deje de venir a un pueblo porque las carreteras son malas, no hay transporte público, o porque no puede teletrabajar. Que ninguna mujer se tenga que marchar obligada de su pueblo por falta de oportunidades".

En su misiva se acuerda también de los mayores y las personas más vulnerables del medio rural, y pide a los Reyes que se acuerden de ellos y expliquen a quien corresponda la importancia de que la vacunación contra la covid se haga en condiciones de igualdad, porque, "ya sabéis que en muchos de nuestros pueblos no tenemos centro de salud", les recuerda Ester Ibáñez.

Fademur no se olvida, como no podía ser de otra manera, de "esas mujeres valientes" que han apostado por la agricultura y la ganadería", que desempeñan un trabajo hasta hace muy poco "considerado exclusivamente de hombres" y que han estado "al pie del cañón" durante toda la pandemia. Para ellas pide ayuda y, ahora más que nunca, "ese reconocimiento que se merecen".

Y para todos, tanto si viven en el campo como si lo hacen en la ciudad, esta organización desea sobre todo que 2021 devuelva a los aragoneses todo aquello que 2020 se llevó, en especial, "la ilusión, el optimismo, la salud y la fuerza para salir adelante todos juntos", señala en la misiva.

Más confianza

No son muy diferentes las peticiones que firma la representante del área de la Mujer en Araga, Mercedes Royo, en su carta. Pero lo primero que pide es para las propias féminas del medio rural. Quiere que Melchor, Gaspar y Baltasar les dejen confianza "para creer en ellas mismas, en su capacidad de organización y en el papel protagonista que desempeñan en la economía rural".

Aunque los Reyes Magos ya lo saben, Royo les recuerda que no estaría de más que a su paso por los pueblos dejaran infraestructuras y servicios educativos, sanitarios y bancarios, o al menos que no se los lleven. Y sobre todo pide unas tecnologías de comunicación que nos les obligue a dejar el pueblo porque "no podemos ni teletrabajar".

La representante de Araga insiste en la misiva que envió a Oriente en la importancia de regalar formación e igualdad, "porque las mujeres no queremos ser diferentes, queremos lo mismo que los hombres porque estamos igual de capacitadas", recuerda. Y le gustaría que entre los aperos de los hombres y de sus familias, los Reyes Magos dejen también algo más de reconocimiento, apoyo y comprensión hacia la labor que realizan.

Pero, si tiene que elegir, prefieren que el oro de Melchor, la mirra de Gaspar y el incienso de Baltasar se conviertan en eficaces y rápidas vacunas para frenar el coronavirus, en "mucha salud" y en una protección especial a los numerosos mayores que viven en el medio rural y que han sentido "como nunca" un aislamiento intensificado por la pandemia.

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