Una decena de familias se beneficia de un plan gratuito de conciliación de la DGA

Ciudadanía debe decidir si sigue este proyecto pionero que se activó en el inicio del curso.

SERVICIO DE CONCILIACION DE LA DGA PARA FAMILIAS VULNERABLES / 04-12-2020 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]][[[HA ARCHIVO]]]
María Larrosa cuidó a una de las dos hermanas gemelas que se quedó confinada en casa al dar positivo un compañero de clase del que sentaba cerca
Francisco Jiménez

Eva está separada y tiene dos hijas gemelas de las que una tuvo que permanecer confinada en casa cuatro días porque el compañero del que se sentaba cerca en el aula dio positivo. María (nombre supuesto) es la pequeña de una familia numerosa y por cuestiones de salud no puede acudir con normalidad al centro de educación infantil.

Son dos de las familias que se han beneficiado del servicio de atención domiciliaria para niños que puso en marcha el Departamento de Ciudadanía y Servicios Sociales del Gobierno de Aragón hace un par de meses en Zaragoza. Un proyecto piloto para facilitar la conciliación a progenitores con hijos de 14 años que no pueden acceder a otros recursos que ha nacido con una dotación de 14.950 euros y se ofrece de forma gratuita. Ha funcionado hasta estas fiestas navideñas y su continuidad el año que viene dependerá de la valoración que se haga de su funcionamiento.

El programa está dirigido a perfiles determinados, mujeres que sufren violencia de género, monoparentales, numerosas y familias con vulnerabilidad económica, aunque también se ha adaptado a necesidades que han surgido.

La entidad que desarrolla este programa, Océano Atlántico, ha establecido un acuerdo de colaboración con Amasol (Asociación de Madres Solas), Madres Solteras por Elección y el colectivo Tres y Más de familias numerosas. "Son ellas las que nos derivan a las personas que pueden precisar de este servicio en un momento concreto. Hacen de filtro porque trabajan cada día con la gente que recurre a ellas y son conocedoras de las necesidades reales", explicó Elena Begué, su coordinadora en Océano Atlántico. Asimismo están en contacto con el Instituto Aragonés de la Mujer.

La jefa del Servicio de Apoyo a las Familias del Departamento de Ciudadanía, Eva Martínez, apuntó que también han atendido los casos de madres solas que acuden a cursos de formación de cara a su inserción laboral y necesitaban que alguien se encargarse de sus hijos para levantarlos y llevarlos al colegio.

Martínez reconoce que no se ha producido una "gran demanda". Algo que atribuye a lo novedoso de este recurso y, en parte, al "respeto" que genera en algunas personas que alguien desconocido entre en su hogar. También ha tenido que ver el cambio de protocolo a la hora de confinar las clases de primaria cuando se da un positivo. Si al principio el aula se cerraba al completo, desde hace algunas semanas en la mayoría de los casos solo se hace PCR y aísla a los alumnos que se sientan alrededor del niño contagiado o que más se relacionan con él en el centro. Martínez asegura que aunque los problemas de conciliación "van a continuar", aún es "prematuro" para garantizar el mantenimiento del proyecto en 2021.

El programa disponía de un total de 1.300 horas disponibles. Su distribución puede ir desde un máximo de 10 horas en el caso de que los menores deban estar confinados, incluyendo las ocho horas de la jornada laboral de los padres y dos más de desplazamientos hasta horas sueltas para necesidades puntuales como llevar a los niños al colegio o al médico.

Su coordinadora en Océano Atlántico señaló que ante la disponibilidad de horas se han flexibilizado estos requisitos cuando ha sido necesario en aras a atender la particularidades de cada situación. "Al final las familias han hecho también sus malabares para que, aún contando con este apoyo, otra persona se ocupara un rato del niño o se han reducido algunas horas de su trabajo".

"Gracias a este edificio he podido seguir trabajando"

Eva se encontró una mañana con que una de sus dos hijas gemelas tenía que quedarse confinada en casa porque un compañero del que se sienta cerca en el aula había dado positivo. Su hermana podía ir a clase con normalidad. "Fíjate, este curso el colegio las había puesto juntas para que si había un contagio las dos estuvieran igual y me fuera más fácil cuidarlas", cuenta con una sonrisa. Separada del padre de las pequeñas, el mundo se le cayó encima. "Mi familia podía echarme una mano unas horas o un día puntual, pero no más porque también tienen sus obligaciones. Mi madre está en una residencia y a mi padre prefiero evitarle cualquier riesgo", explicó.

Desde la Asociación de Madres Solas Amasol le ofrecieron este servicio y decidió probar. Está encantada con el resultado. María Larrosa, la monitora, compartió con una de las niñas las mañanas de 8.30 a 14.15 y le ayudó a hacer tareas escolares. Volvía por la tarde un rato para que ella acudiera después de comer a buscar a la hermana. "Gracias a este servicio he podido seguir trabajando, si no hubiera tenido que gastar vacaciones, que las voy a necesitar para Navidad, o perder ingresos», cuenta. No obstante, también se liberó una hora por las tardes para pasar algo más de tiempo con las pequeñas.

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