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¿Qué preocupa a los aragoneses en este año?

La pandemia ha provocado una crisis sin parangón, que se traduce en una incertidumbre sobre la recuperación y en el miedo a contagiarse y a perder el empleo. Y la mayoría confiesa que les ha cambiado la vida

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Los aragoneses tienen muy claro que la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia está lejos de haber acabado, hasta el punto de considerar que "todo seguirá igual" este año y que hasta el próximo no se volverá a la normalidad que saltó por los aires cuando el coronavirus condicionó la escena mundial. Esta es una de las conclusiones que se puede extraer de las encuesta de A+M para HERALDO sobre las perspectivas de este año y las principales preocupaciones de la sociedad, realizada en las dos primeras semanas de noviembre, cuando se vivía uno de los peores repuntes de la enfermedad, con casi un millar de positivos diarios y los hospitales desbordados por los ingresos de pacientes con graves cuadros respiratorios.

Eso no quita para que en los pronósticos ciudadanos se atisbe la esperanza por la aplicación masiva de las comprometidas vacunas gracias a la carrera de investigación y desarrollo que lidera EE. UU. con los recientes anuncios de éxito en los estudios de dos de sus compañías, Pfizer y Moderna, que comunicaron un porcentaje de efectividad de hasta el 94,5% pocos días después de realizarse este sondeo.

Si un tercio de los encuestados mostró su convencimiento de que nada cambiará este año, casi el mismo porcentaje, un 31%, consideró que habrá una vacuna para prevenir los contagios. Eso sí, manifestaron que el proceso para inmunizar a la población será "muy lento y complejo" sin saber siquiera, como reconoció el gigante farmacéutico Pfizer, que su vacuna requerirá su conservación a -70 grados, lo que complica la logística necesaria a las autoridades.

Por todo ello, dieron por hecho que la crisis económica seguirá este año (28,4%) y, como consecuencia, aumentará el número de parados (30,5%) pese a que la incidencia en Aragón es inferior a la media española. Y esto es gracias al peso que tienen los sectores industrial y agroalimentario, mucho menos expuestos a las consecuencias de las restricciones impuestas por la covid sobre los servicios y el tejido turístico, dos de los más golpeados.

El cierre de bares y restaurantes decretado en Aragón a principios de noviembre también pesó en la valoración de los ciudadanos, dado que el 19,4% aludió al "desastre de la hostelería". No hay que olvidar que buena parte de sus cerca de 30.000 trabajadores están afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y que las limitaciones a la actividad han provocado caídas en la facturación de un 45% para los que han conseguido seguir abiertos, aunque sea solo con las terrazas. Y esto se ha traducido también en un descenso de la contratación, ya que solo la hostelería ha perdido más del 14% de sus afiliados. El impacto es sustancial, puesto que mueve unos 3.000 millones de euros al año.

Casi dos de cada diez encuestados valoró que este año será "en blanco" y otros 15,6% lo dan como "perdido", dos puntos menos de los que creen que para el próximo verano se empezará a retomar la normalidad. Y solo una minoría, un 3,3%, son claramente optimistas al estimar que 2021 será un año propicio para "muchas nuevas oportunidades" y otro 1,9%, incluso para la "esperanza".

Lo que parece claro es que los ciudadanos se han tenido que hacer a un nuevo entorno dominado por la incertidumbre. En este sentido, el 13,9% está convencido cuando se le pregunta por su pronóstico para este año que realmente "nadie sabe lo que pasará" y otro 11,9% opta de forma más directa por considerar que el futuro a corto plazo, con las actuales circunstancias, supone "un misterio".

Con este panorama, los hay que vaticinan un "desastre para el turismo" (un 10,8% de los encuestados) tras haberse logrado salvar la pasada temporada veraniega en el Pirineo y con la de la nieve siendo ahora una incógnita. Y dan por hecho que se va a incrementar la pobreza (10,1%) y el retraso escolar (9,8%), aunque solo unos pocos (otro 2,2%) pronostican revueltas sociales.

Otra de las cuestiones abordadas en la encuesta son las principales preocupaciones de la pandemia. El intenso debate instaurado en la sociedad sobre si lo prioritario es la salud o la economía ha calado hasta el punto de que para el 37,6% su mayor inquietud es la economía y la crisis, solo un punto más de los que responden que para ellos es contagiarse de coronovirus y enfermar. La tercera preocupación que más se repite, un 27,3%, es que no se volverá a la normalidad que se conocía antes de la pandemia porque su vida será "distinta".

Uno de cada cuatro aragoneses teme igualmente perder el empleo, conscientes de que la Comunidad registraba ya cerca de 80.000 parados, un 19,36% más que hace un año, cuando se hizo el trabajo de campo para la encuesta entre 2.000 residentes aragoneses de más de catorce años.

Si se agruparan las preocupaciones, se percibe con claridad la existencia de cuatro grandes bloques: las personales, las económicas, las sociales y el desconocimiento. Eso sí, en lo que no coincide la valoración es a la hora de enjuiciar el impacto en la economía familiar y en la aragonesa. De hecho, se aprecia que es peor a nivel colectivo que individual, con una diferencia de más de 23 puntos.

Mientras una mayoría aplastante, el 73,4%, estima que la crisis sanitaria está afectando mucho o bastante a la economía aragonesa, el 51,6% confiesa que en el plano personal poco o nada le está suponiendo. Esto en correlación con la mayoría de los que trabajan, dado que el 41% estima que no tendrá problemas laborales frente al 25,9% que cree que tiene bastantes o muchas posibilidades de perder el empleo, incluso total seguridad. Este último porcentaje casi está igualado con los que no se aventuran a contestar a esta cuestión.

Otra cosa es que tantas restricciones lleven a los aragoneses a percibir cambios importantes, tanto a nivel colectivo como individual. La mayoría, el 50,9%, asegura que sus hábitos de vida han cambiado totalmente y otro 30% confiesa que "muchas o bastantes cosas" ya no son como antes. Y esto está en directa relación con el hecho de que el 44,1% estime que nada volverá a ser igual o habrá cambios "muy importantes" como consecuencia de la pandemia, aunque los superan en medio punto los que piensan que volverán a vivir "igual que antes" o los cambios les afectarán únicamente en "pequeños hábitos". En lo que hay una gran coincidencia es a la hora de sostener que la recuperación de esta crisis será lenta o muy lenta, 66,8%, e incluso no se llegará a dar, en opinión de otro 15,3%.

¿Cómo ven los aragoneses la actuación de los gobiernos?

Los aragoneses suspenden de forma mayoritaria la gestión política de la crisis, sin hacer prácticamente distingos entre los gobiernos liderados por Pedro Sánchez y Javier Lambán. La encuesta revela que la mayoría está "bastante o muy en desacuerdo" con su actuación y apenas una cuarta parte de los encuestados aprueba su toma de decisiones.

El desapego con la labor del cuatripartito es mucho mayor entre los jóvenes de entre 14 y 24 años y los que tienen entre 25 y 34 años, ya que solo un 13,2% y un 18,6% llegan a estar "bastante" o "muy de acuerdo" con su toma de decisiones. La aprobación va subiendo conforme se incrementa la edad, hasta llegar al 50,3% en los mayores de 66 años. 

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