"Que en 2021 tengamos más libertad para salir de la residencia y estar con la familia"

Los usuarios de los centros de mayores despiden un año muy dramático para ellos con la ilusión de poder retomar las salidas y abrazar otra vez a los suyos.

S. C. Juan Durán, Gloria Grima y Eduardo Royo, con el terapeuta ocupacional Lucas García, preparan las uvas para esta Nochevieja
S. C.Juan Durán, Gloria Grima y Eduardo Royo, con el terapeuta ocupacional Lucas García, preparan las uvas para esta Nochevieja
Francisco Jiménez

Alicia Zabal, de 77 años, y Eduardo Royo, de 96, fueron dos de los ancianos de la residencia Rey Ardid de Juslibol (Zaragoza) que este miércoles ocuparon parte de la mañana en contar y embolsar las uvas con las que usuarios y trabajadores despedirán un año muy duro y recibirán un 2021 con anhelos compartidos.

Royo, que hace una década decidió ingresar en el centro, confía en que la vacuna funcione y pueda "volver a salir a comer con mis hijos y abrazarlos". Zabal pidió "un poco más de libertad para poder salir por la calle, pasear e ir de compras, lo echo de menos". "Todos queremos que la vacuna dé resultado y eso nos traiga un poco más de libertad a la hora de actuar, salir, trabajar, querernos y abrazarnos. Un poco más de normalidad", resumió la directora del centro, Ana Peribáñez.

Los mayores constituyen el eslabón más débil de la cadena en esta pandemia. La covid se ha cebado con las residencias y han fallecido en Aragón 1.380 usuarios de centros de mayores y de personas discapacitadas. En la Comunidad hay 43 residencias con brotes de coronavirus, según los datos dados a conocer este jueves por el Gobierno autonómico. Afectan a 1.172 residentes y 356 trabajadores, todos ellos positivos. En cuatro de estos centros solo hay contagiados residentes, en nueve solo trabajadores y en 30 tanto internos como empleados. El 63,8% de los casos se concentran en 10 centros. Actualmente hay 73 personas de centros residenciales que se encuentran ingresadas en hospitales y los centros Covid de la Comunidad atienden a 67 personas, teniendo en cuenta que en Casetas (Zaragoza) hay residentes positivos, pero Gea de Albarracín (Teruel) y Yéqueda (Huesca) acogen a usuarios negativos.

El virus no ha entrado en este geriátrico de Juslibol en el que viven 117 ancianos y que cuenta con una plantilla de 80 profesionales. Una mujer que llegó de un hospital con PCR negativa empezó a tener fiebre cuando estaba en aislamiento y dio positivo. Se quedó en un gran susto, ya que nadie resultó infectado. Aún así, Zabal y Royo están decididos a vacunarse cuando se reciban las dosis. Royo bromeó con que a su edad solo puede aspirar a llegar al siglo de vida, pero que es necesario "porque aquí me voy juntar con unos y otros". "Todos los usuarios menos uno han dado su consentimiento y también el 85% de los trabajadores, un porcentaje que esperamos vaya a más", señaló la directora.

Los residentes de este centro de Zaragoza, que no ha registrado ningún contagio por covid en toda la pandemia, aseguran que lo más echan de menos es "volver a la normalidad". Hasta que este ansiado momento llegue, aguardan con esperanza las vacunas para "que por fin podamos abrazar a nuestras familias".

Royo recibió este miércoles por la tarde la visita de sus dos hijos en un espacio que se ha acondicionado en la sala de fisioterapia cerca de la puerta para garantizar una buena ventilación. Se accede directamente por la zona trasera del edificio por lo que nadie entra en las instalaciones. Si los encuentros se desarrollan en el interior solo pueden participar tres familiares y si se hacen en el jardín hasta cinco, que es lo que permiten las medidas excepcionales dictadas por el Gobierno aragonés para el periodo navideño.

Esta será la primera Nochevieja de Zabal en la residencia, en la que entró durante la pandemia ya que antes era usuaria del centro de día. Royo estaba acostumbrado a comer estos días con sus hijos, pero se ha resignado a romper la tradición. La actividad de preparar las uvas se lleva a cabo todos los años y aunque este dudaron, al final cumplieron con el ritual siguiendo las medidas sanitarias a rajatabla (mascarillas, guantes, pelo protegido y delantales de plástico).

Este jueves se las comerán al mediodía, ya que muchos de ellos prefieren seguir con sus rutinas horarias. Para cenar tendrán un menú especial a base de jamón serrano, espárragos con mahonesa, langostinos a la plancha y lenguado relleno de marisco, rematado por un sorbete de limón, turrones y las uvas de la suerte para los que quieran repetir. Algunos se animarán a esperar las campanadas en las televisores de sus habitaciones o hablarán por teléfono con sus seres queridos mientras esperan poder achucharlos de verdad lo antes posible.

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