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Rehabilitación en el hospital San Juan de Dios de Zaragoza: "Hay pacientes que tras el covid no toleran la más mínima actividad de la fatiga que presentan"

Personas que han pasado la enfermedad o sufrido un ictus acuden al centro hospitalario. La doctora Ana Coarasa alerta del aumento de la discapacidad por los efectos de la pandemia.

El ictus sigue siendo la principal causa de daño cerebral, tras la que se requiere rehabilitación como la que se presta en el hospital San Juan de Dios de Zaragoza. Este año, a este tipo de pacientes se han unido quienes han pasado el coronavirus y este les ha dejado secuelas como debilidad muscular o fatiga que les dificulta llevar su ritmo de vida anterior.

"Tenemos muchos ictus, pero también tenemos ahora cuadros de neuropatías y miopatías (debilidad muscular) de pacientes críticos como los que han tenido covid y han estado mal con cuadros respiratorios. Depende de la gravedad", explica Ana Coarasa, doctora en Medicina física y Rehabilitación, desde la unidad de Neurorrehabilitación del Hospital San Juan de Dios de Zaragoza. La especialista explica que en el daño cerebral adquirido en el adulto, las causas fundamentales son "el ictus, el traumatismo craneoencefálico y la anoxia encefálica (falta de oxígeno) por paradas cardiorrespiratorias, etc.". Alerta de que la covid "ha generado una gran discapacidad que no nos podíamos ni imaginar hace unos meses" y que "cada vez va a ser más".

Personas que han pasado la enfermedad o sufrido un ictus acuden al centro hospitalario. La doctora Ana Coarsa alerta del aumento de la discapacidad por los efectos de la pandemia.

Secuelas tras el paso por la UCI

La especialista explica que la mayoría de los pacientes más graves, como aquellos que han tenido que ser ingresados en una UCI, "van a necesitar rehabilitación por los problemas respiratorios, de neuromiopatías críticas, problemas motores, que les queden de haber teniendo sufrimiento orgánico intenso", apunta. En estos casos, las principales secuelas serían la debilidad generalizada, la intolerancia al ejercicio, la incapacidad para hacer sus actividades cotidianas desde higiene personal a vestirse o las actividades del hogar. "Cualquier tarea que nos parece mínima ellos tienen bastante incapacidad. No toleran la más mínima actividad de la fatiga que presentan y la debilidad que tienen", asegura.

Diferencia entre tres tipos de pacientes que se ven afectados por la pandemia. "Las consecuencias directas del covid serían los procesos respiratorios, que es la causa principal por la que ingresan, todas las derivadas de ellos, de esos procesos críticos, como neuromiopatías, pacientes con una debilidad generalizada y todos los problemas de restricción pulmonar", enumera.

Pero, además, señala que hay consecuencias indirectas de la pandemia que generan "un gran volumen de discapacidad", por ejemplo, por haber impedido un tratamiento correcto de otras patologías, "se han tratado más tardíamente o se han relegado y han producido discapacidad". Pone como ejemplo aquellos casos en los que un paciente con hipertensión o con factores de riesgo vascular abandonó sus cuidados durante el confinamiento y presenta un ictus.  Puede que se haya atendido en casa, se ha tenido miedo a llevarlo al hospital y "esa patología se ha visto agravada por el covid aunque sea de forma indirecta", afirma.

"La inactividad ha producido su propia patología: un deterioro funcional, una atrofia muscular, una restricción y, al final, una discapacidad"

Un tercer grupo de afectados por los efectos de la pandemia sería aquella gente que ha dejado de hacer actividad física por el confinamiento. "El que se ha encerrado en casa es casi siempre el frágil, el vulnerable, el discapacitado, con edad avanzada, gente que sufre mucho más las consecuencias de la inactividad física y empeora", tanto física como psicológicamente. "La inactividad ha producido su propia patología: un deterioro funcional, una atrofia muscular, una restricción y, al final, una discapacidad", resume.

Rehabilitación para ictus y covid

Ignacio Delgado tiene 58 años. Se contagió de coronavirus y además sufrió un problema cardiovascular. Tiene problemas para mover una pierna. "Va muy lenta la recuperación", confesaba el pasado miércoles. En el gimnasio de neurorrehabilitación hace ejercicios para recuperar movilidad. La instalación cuenta con sala de fisioterapia y terapia ocupacional, de logopedia, de actividades de vida diaria y de reeducación perceptiva-visual.  

La sala está presidida por la frase "si crees que puedes, ya estás a medio camino", atribuida a Theodore Roosevelt, expresidente de EE. UU. Entre los que acudieron había otros dos pacientes del hospital que necesitaban rehabilitación tras haber sufrido un ictus. "Voy mejor, me he puesto la chaqueta sola", explicaba María Pilar de la Fuente, de 80 años, a la doctora Coarasa. "¿Te vas encontrando más fuerte?", le  preguntaba esta.  "Sí, antes me he dado por aquí tres o cuatro vueltas con el fisioterapeuta", contaba la paciente, con satisfacción. "He hecho espalderas y he ganado la fuerza que no tenía en esta mano", contaba, señalando a la izquierda.

"Lo que quiero es recuperarme. Ya tendremos otras Navidades, aunque no sea el 25 de diciembre"

María Pilar cuenta que tiene ganas de irse a casa pero no le importa pasar ingresada estas fiestas porque su hija, que vive en Mallorca, no va a venir estos días por evitar riesgos por la pandemia. "Decidimos que no se sacaran los billetes. Le he dicho que no vengan", afirmaba. Incluso se lo prohibió ante la tentación de su hija a última hora de volar. Todo un sacrificio para ambas.

"Lo que quiero es recuperarme", aseguraba. "Ya tendremos otras Navidades, aunque no sea el 25 de diciembre", añadía, con resignación. También está resignado José María Gómez, de 71 años, que sufrió un ictus en su casa, en Used, y después de ingresarlo en el hospital de Calatayud lo llevaron el mes pasado al San Juan de Dios de Zaragoza. Necesita rehabilitación para la pierna y la mano derecha y asegura que va "cogiendo fuerza". Es consciente de que la rehabilitación requerirá "mucha paciencia", pero está "muy contento porque mejor que nos atienden, no puede ser".

Buscar soluciones 

La doctora insiste en que "no estamos pensando en las consecuencias, pero  va a generarse una discapacidad tanto de proceso agudo como crónico". En este nuevo escenario cree que "los modelos sanitarios vamos a tener que reconvertirlos y buscar soluciones efectivas" porque "en el momento en que todo eso aflore y todo lo demás se calme vamos a tener problemas", advierte.

"Los modelos sanitarios vamos a tener que reconvertirlos y buscar soluciones efectivas porque en el momento en que todo eso aflore y todo lo demás se calme vamos a tener problemas"

La irrupción de la nueva enfermedad y su rápida expansión ha afectado al modelo del paciente crónico y la discapacidad crónica. "Así lo ha dicho la OMS, que no va a ser válido con esta situación porque el volumen de discapacidad va a ser muy elevado". Plantea aprovechar algunas enseñanzas durante las restricciones de los primeros meses. Tuvieron que suspender los tratamientos de marzo a junio. "La pandemia nos ha enseñado mucho", reconoce. "A veces empoderando al paciente y con todas las nuevas tecnologías", pone como ejemplos.   

En el nuevo modelo considera necesario "estratificar muy bien los grados de gravedad que presenta la discapacidad del paciente. Ofreciendo las soluciones que corresponden a cada grado, no todo el mundo lo mismo". Propone la creación de unidades para la atención a los pacientes graves, que sean multidisciplinares. En el centro hospitalario zaragozano tienen pensado empezar a poner en marcha algunas de estas ideas. El centro forma parte del conjunto de hospitales y centros propios de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios en España.

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