Javier Magallón: "Debemos cuidar la naturaleza y el silencio"

Acaba de publicar ‘Aristas y crestas de Teruel’, un viaje por las alturas de una provincia poco conocida, en la que, dice, aún se puede ser explorador.

Javier Magallón, en la pared del Pitarquejo, en Pitarque.
Javier Magallón, en la pared del Pitarquejo, en Pitarque.
Carlos Díaz

Propone en su libro subir a 70 crestas de Teruel. ¿Huida de la covid?

‘Aristas y crestas de Teruel’ es un proyecto que planeé hace unos años en torno a la idea de compartir entre iguales, abriendo nuevas líneas de escalada o repitiendo algunas emblemáticas con compañeros de cordada. ¿Huida de la covid? El deporte al aire libre es una buena propuesta, pero debemos seguir las recomendaciones sanitarias y acercarnos de manera respetuosa a los pequeños núcleos rurales para evitar contagios.

Revela parajes ignotos, pero con valor para la escalada.

Teruel es la gran desconocida, quizá por el proceso de despoblación. Sin embargo, esta situación ha favorecido que nos encontremos ante terreno no modificado por la acción del hombre. No es fácil hallar lugares casi intactos en pleno siglo XXI. Muchos buscan descubrir en lugares remotos, sin embargo, yo lo consigo dentro de los márgenes de mi provincia.

¿Qué tienen de especial los riscos de Teruel?

Probablemente nada especial, depende de los ojos del observador. Mi amor por Teruel es lo que marca la diferencia en mi percepción sobre los lugares que propongo, y ese cariño se nota en cada trabajo, haciéndolo seductor para nativos y foráneos.

¿Estos parajes tienen la protección que necesitan?

Independientemente de las prohibiciones y restricciones legales que imponen las regulaciones en los espacios naturales de Teruel, la protección debe partir de cada uno de nosotros. Debemos respetar lo que nos rodea, es una obligación moral dejar intacto a nuestros descendientes el patrimonio natural que disfrutamos hoy.

¿Se puede ser explorador en Teruel?

Sin duda. Lo principal es tener la inquietud de explorar, de conocer nuevos territorios, gentes, paredes y terreno virgen donde aventurarse. En mi caso, todo empezó al considerar imprescindible resaltar el potencial de esta magnífica provincia.

¿Y hacer alpinismo?

Este libro es una propuesta de alpinismo en sí misma. Teruel tiene infinidad de lugares donde practicar actividades de montaña, desde las más sencillas escaladas a los itinerarios más exigentes, pasando también por el alpinismo invernal o la escalada en hielo.

¿Qué se divisa desde la cima de esas 70 crestas coronadas?

La cima es solo una parte del camino. En vertical, cada movimiento no es porque sí, tiene su lógica, requiere necesariamente una lectura del medio, un análisis. Recorrer esos senderos imaginarios de roca te enriquecen, te aportan ese componente de reto buscado y para el que uno debe estar bien preparado, física y psicológicamente.

¿Hay riesgo de perder el conocimiento de estos lugares?

‘Aristas y crestas de Teruel’ es una idea innovadora, un estudio necesario y perentorio ya que la mayoría de los topónimos o las historias asociadas a las rocas que aparecen solo son conocidas por los más mayores. La historicidad del ser humano es inseparable del medioambiente.

¿Estos parajes podrían tener una explotación turística?

Debe encontrarse el equilibrio. Teruel necesita del turismo para sobrevivir, pero este debe ser sostenible. La naturaleza y el silencio son grandes recursos que debemos cuidar; escasean cada vez más en esta sociedad.

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