Tercer Milenio

En colaboración con ITA

coronavirus

Feliz burbuja: salvarnos en Navidad

Esta debería ser la Navidad de las burbujas. Cada uno en su casa. Celebrar la Nochebuena 'como siempre' supone un alto riesgo de contagio. Aunque se puede rebajar con medidas de protección, lo más sensato es no juntar a familias distintas.

Burbuja suena a alegría, a champán, a baño infantil. También a ingravidez, sutileza y fragilidad. La esfera protege, el hexágono pavimenta, el cono concentra.., ya lo decía Jorge Wagensberg. Con su fina lámina invisible, que delimita y separa, las burbujas o núcleos familiares de personas que conviven se convierten esta Navidad en el entorno más seguro que podemos encontrar en este año de incertidumbres y pandemia.

Esta debería ser la Navidad de las burbujas. Cada uno en su casa. Porque el virus no está aquí o allá, sino en las personas que van de un lugar a otro. Y el escenario que más fácil se lo pone para seguir transmitiéndose y multiplicándose es un acogedor interior, bien calentitos, en torno a una mesa donde varias generaciones que no viven bajo el mismo techo relajan las medidas de protección porque se sienten en casa, con la gente de mayor confianza, los suyos, y están tan a gusto que, cuando quieren darse cuenta, llevan juntos varias horas, comiendo, hablando y cantando. Una persona contagiadora sentada a esa mesa puede ser el inicio de una pesadilla, en este caso después de Navidad. Nadie querría invitar a esa persona, pero la clave está en pensarlo al revés: somos cada uno de nosotros quien, sin saberlo, podría estar contagiando, el día de Navidad, a sus seres más queridos.

Aunque a las restricciones impuestas por las autoridades -movilidad, número máximo de comensales, toque de queda- se une un arsenal de medidas de protección -mascarillas, distancia, ventilación, lavado de manos y superficies-, si tenemos planeados encuentros navideños, el riesgo cero no existe. En una de esas metáforas covid que huyen de lo bélico, el coronavirus es como la purpurina. Da igual lo cuidadoso que uno sea cuando se manipula o se está cerca de algo que tenga purpurina, al final, hay brillitos contagiosos por todas partes. Pero el coronavirus no brilla, no se ve.

Son días muy esperados y hay muchas ganas de reencuentro tras un año tan duro como este, pero la prudencia está llamada a ser la invitada especial esta Navidad. Es el mensaje enviado a la población. En Aragón, una de cada tres familias reunirá a la mesa a cuatro personas -el núcleo familiar-, según la encuesta elaborada por A+M para HERALDO; la mayoría (el 69,8%) asegura que harán caso de las recomendaciones y celebrará la Navidad con la familia nuclear; el 20,6%, con otros familiares; y el 3%, con amigos. Sin embargo, es generalizado el convencimiento de que nos enfrentaremos a una cuarta ola producto de los incumplimientos de una minoría. Sin esperarlo, la conversación espontánea de un taxista el pasado jueves refleja como un espejo lo que se ve venir: "No hay quien lo entienda: unos amigos que viven en un pueblo de Barcelona van a venir a pasar la Navidad; otros conocidos irán a Teruel... ¿Pero por qué no se queda cada uno en su casa? No se lo dices, claro, porque quién eres tú para decirles lo que tienen que hacer, pero deberíamos ser todos conscientes de que estas Navidades no son como las demás, no pasa nada por no hacer lo que hacíamos siempre, sino quedarnos cada uno en nuestra casa, a ver si entre todos evitamos esa cuarta ola, porque los sanitarios no pueden más y ¡cómo podemos asumir que habrá personas que morirán por celebrar la Navidad! Dicen que hay que salvar la Navidad, pero no hay economía sana sin personas sanas".

Podemos mirar las barbas del vecino: tras Acción de Gracias, Estados Unidos se enfrenta al peor pico de la pandemia, con 3.000 muertos al día.

¿Por qué es tan alto el riesgo? Las comidas familiares pueden convertirse en la tormenta perfecta porque reúnen a personas no convivientes y ocurren en espacios cerrados, nuestros hogares, donde se van concentrando las pequeñas partículas (aerosoles potencialmente infecciosos) que exhalamos.

¿Por qué va a pasarme a mí?

Las celebraciones en lugares cerrados "son una actividad de alto riesgo, al reunir todas las características propicias para la transmisión aérea: reuniones concurridas, en lugares cerrados, donde las personas pasan mucho tiempo hablando alto, muchas veces sin mascarilla". Así lo aseguran los profesores de la Universidad de Zaragoza Norberto Fueyo y Javier Ballester que han calculado para HERALDO el riesgo de contagio tomando unas u otras medidas. Los resultados de las simulaciones, suponiendo que hay un contagiador en el grupo, confirman plenamente el alto riesgo de hacer ‘lo de siempre’".

La probabilidad de que te toque el Gordo este martes es de 1 entre 100.000. La probabilidad de que en una cena de Nochebuena con diez comensales haya al menos un contagiado es de 2,1 entre 100 en la provincia de Zaragoza, 1,6 en Huesca y 3,4 en Teruel (según el estimador de riesgo desarrollado por el Bifi, el Instituto de Biocomputación y Física de los Sistemas Complejos de Unizar). En tres de cada 100 nochebuenas aragonesas con diez comensales habrá una persona contagiosa. Pero, por alguna razón, los humanos, no somos muy buenos evaluando el riesgo al que nos enfrentamos en cada ocasión, tendemos a ponernos en la minoría cuando se trata de algo que no nos favorece -¿por qué va a pasarme a mí?-, y no nos importa ‘arriesgar’ si es algo positivo, como ganar el Gordo. Esta Navidad, se sortea otra ‘lotería’ a la que es mejor no jugar. "Cuantos más contactos mantengas, más probabilidades hay de que ‘toque la lotería’", contaba en Twitter Nacho de Blas, epidemiólogo veterinario y profesor titular de la Universidad de Zaragoza. "El problema es que, como con la lotería de Navidad, cada vez que le ‘compras un número’ a un contacto, también te llevas unas ‘participaciones’ de sus boletos". Y, en estas fechas más que nunca, a la lotería de la covid se juega en familia: "Estás jugando a todos los números que han ‘comprado’ tu pareja, hijos, padres, colegas... y también juegas a las ‘participaciones’ que ellos tienen".

"La medida más importante es evitar las interacciones de alto riesgo entre personas que no pertenecen al mismo núcleo de convivencia: si yo no vivo con mi padre, por mucho que le quiera, no pertenecemos al mismo núcleo de convivencia".

Desde el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Clínico, José Ramón Paño señala que "el riesgo se incrementa porque durante estas fiestas nos reunimos para comer o cenar, situaciones en las que nos tenemos que retirar la mascarilla". Además, las comidas y cenas "con frecuencia se asocian a sobremesas prolongadas en las que se eleva el tono de voz por el ambiente ruidoso. Ambas circunstancias incrementan el riesgo de transmisión".

Pero aún se suma otro ingrediente a la tormenta perfecta para la covid: "La familiaridad se suele acompañar de una sensación de errónea seguridad que hace que nos relajemos más de lo que sería recomendable en el cumplimiento de las medidas de prevención", añade. Si pensamos en las tradicionales discusiones de ‘cuñaos’ o alguna copa de más, cumplir las normas puede volverse algo poco realista.

De Blas apunta otro factor más que aumenta el riesgo de propagación del virus: "La movilidad, tanto a corta distancia (desplazamientos a centros comerciales, restaurantes, bares...) como a larga distancia (vuelta a casa desde otras ciudades por las vacaciones navideñas)". Pensemos en el reciente puente de la Constitución, cuyo efecto, "pese a que solo permitió desplazamientos en Aragón al retirarse el cierre perimetral de las ciudades, ya se empieza a notar en las curvas epidémicas".

Habrá que ver las curvas de enero, pues, para colmo, en un período muy reducido de tiempo se concentran muchas de estas interacciones de alto riesgo, por lo que "todos los contagios generados en tan poco tiempo, en tromba, supondrían una sobrecarga del sistema sanitario -alerta Paño-, primero de atención primaria y, posteriormente al cabo de una semana o diez días, de los hospitales, con riesgo de colapso". Un aumento del número de contagios "aumentaría también el riesgo de transmisión en la comunidad, en lo que podría alimentar una nueva ola de gran intensidad".

Para reducir la probabilidad de contagios esta Navidad, todos los expertos consultados coinciden en que tenemos que evitar juntarnos como siempre. Para el doctor Paño, "la medida más importante es evitar las interacciones de alto riesgo entre personas que no pertenecen al mismo núcleo de convivencia: si yo no vivo con mi padre, por mucho que le quiera, no pertenecemos al mismo núcleo de convivencia". Esta medida es "como un cortocircuito", desde su punto de vista "la más eficaz, la que disminuye el riesgo al máximo. Y cuando se trata de la vida de las personas que quieres, arriesgar no está bien". Es la medida más eficaz porque muchas de las otras medidas chocan demasiado "con lo que estamos acostumbrados a hacer toda la vida en Navidad".

"Si hay reuniones con no convivientes, preferentemente al aire libre y si son en interior, siempre con mascarilla"

Para valorar si merece o no la pena correr un determinado riesgo, habrá que tener en cuenta cómo de indispensable es la actividad y qué edad y estado de salud tiene quien se arriesga.

Mascarilla en la sobremesa

De Blas anima también a "cancelar reuniones que no sean absolutamente -recalca- imprescindibles, reducir las celebraciones al grupo de convivientes siempre que sea posible, si hay reuniones con no convivientes, preferentemente al aire libre y si son en interior, siempre con mascarilla". Lógicamente, "a la hora de comer se la tienen que quitar, pero al menos llevarla durante los preparativos de la cena y en la sobremesa. No poner música ambiental para evitar subir el tono de voz, no cantar villancicos (solo con mascarilla), ventilar constantemente las habitaciones...". Y ojo con los coches compartidos estos días: si no se abre un poco la ventanilla, se acumula el aire exhalado.

Estas y otras más que recogemos en la siguiente página son medidas que hay que aplicar a la vez. "Cada una de ellas de forma aislada tiene muchas más probabilidades de fallar -indica Paño-. Cuantas más apliquemos, más seguro será el encuentro". Por mucho que nos esforcemos, nunca vamos a eliminar el riesgo, pero sí podemos ayudar a rebajarlo si no se pueden evitar las celebraciones navideñas con personas no convivientes.

"Esta celebración no debe ser como ninguna anterior", recalca Norberto Fueyo. si no se puede evitar, sin duda «la opción más segura», es necesario tomar "medidas extremas: por ejemplo, mantener distancias seguras en la mesa. Acortar la duración del evento disminuirá también el riesgo. Reducir el tamaño del grupo es una medida muy efectiva: si disminuye a la mitad el tamaño del grupo, también baja a la mitad la probabilidad de que en la reunión haya una persona infecciosa y, por tanto, la probabilidad de contagiarse".

Una buena ventilación, esencial

Según los estudios realizados por estos investigadores de la Universidad de Zaragoza, "una buena ventilación con aire del exterior es esencial para disminuir el riesgo de contagio por aerosoles". En estas fechas, "si la ventilación es buena se notará una disminución del confort térmico, sobre todo en las cenas". Por eso proponen "combinar la ventilación con un volumen de conversación moderado, que reduce notablemente la emisión de aerosoles: se emite casi la sexta parte de aerosoles cuando se habla en tono moderado que cuando se grita o se canta".

"Combinar la ventilación con un volumen de conversación moderado reduce notablemente la emisión de aerosoles"

La mascarilla es incómoda, pero es muy efectiva si se ajusta bien. «El efecto combinado de usar mascarilla al exhalar y al inhalar supone que hasta un 65% de los aerosoles quedan retenidos por las mascarillas de tipo quirúrgico, y hasta un 87% por las de tipo N95», precisan. Por eso es tan aconsejable «pedir a sus compañeros de celebración que la usen tanto como sea posible, y siempre en los prolegómenos y en la sobremesa».

Y ya que sabemos que juntar a personas de redes de contactos diferentes a los habituales incrementa el riesgo de transmisión, hay otro chip importante que cambiar. "Si en Nochebuena te juntas con los padres, Navidad con los suegros, Nochevieja con los amigos y Año Nuevo con los hermanos, realmente has mezclado un montón de grupos de convivientes -destaca De Blas-. Por eso es importante minimizar el número de grupos de convivientes que se reúnan estas Navidades, considerando como un único evento todas las celebraciones, y no cada una de forma independiente. Es decir, juntarse siempre las mismas personas en todas las celebraciones".

"Si en Nochebuena te juntas con los padres, Navidad con los suegros, Nochevieja con los amigos y Año Nuevo con los hermanos, realmente has mezclado un montón de grupos de convivientes"

Nochebuena con un contagiador

Diez invitados comparten mesa y mantel, en un salón de 20 m2 con las ventanas cerradas, en una entrañable velada que se prolonga durante cuatro horas en las que, como siempre, sin mascarilla, hablan, comen, cantan y gritan alegres. Pero algo diferencia la escena de la de cualquier otra Navidad: aunque nada permite adivinarlo, uno de ellos está infectado y contagia la covid-19. Haciendo ‘lo de siempre’, el riesgo para los demás es muy elevado. Lo mejor sería evitar cualquier celebración que mezcle a no convivientes en un lugar cerrado, pero si no fuera posible, ¿qué medidas ayudan más a reducir el riesgo de contagio? En heraldo.es ofrecemos un estimador interactivo que ayuda a comprender que de la toma de buenas o malas decisiones depende el riesgo al que te expones tú y tus familiares.

Simulaciones

Los cálculos y análisis han sido realizados por Norberto Fueyo y Javier Ballester, del Área de Mecánica de Fluidos de Universidad de Zaragoza. Han utilizado un estimador de aerosoles (un modelo cero-dimensional) basado en el trabajo de José Luis Jiménez, profesor de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos).

Se considera que durante el evento una persona habla la tercera parte del tiempo, y que un contagiador hablando con voz normal exhala 15 quanta por hora, y con voz muy alta o cantando 90 quanta por hora (un quantum es la cantidad de virus que da como resultado una probabilidad de contagio del 63% si se inhala).

Cambios de aire/hora

Una ventilación nula o baja equivale a 0,2 cambios del aire en la habitación por hora (ACH); para media, 2 cambios por hora; para alta, 10.

Mascarillas

La eficiencia de la mascarilla se supone de un 30% en inhalación, y un 50% en exhalación (correspondientes a mascarillas de tipo quirúrgico). La tasa de inspiración de los participantes es 0,96 m3 de aire por hora, propios de una actividad ligera.

Probabilidad de contagio

Se calcula utilizando la exposición a la concentración media de quanta durante todo el evento. La probabilidad de contagio calculada aquí es debida solo a la inhalación de aerosoles. La transmisión por contacto y por gotas aumenta este riesgo, y debe combatirse mediante la higiene de manos, el uso de mascarillas y manteniendo la distancia de separación recomendada. 

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