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Aragoneses en el extranjero: "Lo malo es no poder ver a la familia y saber que en Zaragoza lo están pasando peor"

La pandemia de covid y las restricciones en cada país han hecho dudar a los aragoneses que residen fuera a la hora de volver a casa por Navidad.

Aragoneses que viven en el extranjero.
Aragoneses que viven en el extranjero.
Heraldo.es/Francisco Jiménez

Los aragoneses que viven fuera de España han vivido la pandemia de covid según la evolución en su país de residencia. En los últimos meses, algunos han pasado de la casi normalidad  a la llegada de la segunda ola a Alemania, el Reino Unido o Francia, que han endurecido las restricciones. Este año han dejado la decisión de volver a España en Navidad para el último momento debido a los cambios en las medidas, que se han ido modificando en función de los contagios de coronavirus. La obligación de traer una PCR negativa bajo el brazo para poder entrar a España ha tranquilizado a algunos, pero otros han preferido quedarse en su casa.

Entre quienes han esperado a última hora para hacer sus planes en Navidad ha estado Pablo Alejandre, que vive en la ciudad de Watford, en Hertfordshire, a unos 30 kilómetros al noroeste de Londres. Él ha tenido coronavirus y no sabía si podría dar positivo todavía aunque ya no fuera contagioso. Este zaragozano con raíces en Pobar (Soria), viajaría con su mujer, Mariola Valero, también zaragozana, y sus hijas Sofía, de 7 años, y Sarah, de 5. Este viernes se hicieron todos una PCR, salvo la pequeña por ser menor de 6 años, y este sábado supieron que habían dado negativo, pero no terminó con ello la incertidumbre por el anuncio del primer ministro Boris Johnson ese mismo día de nuevas restricciones e incluso confinamientos. Este domingo están pendientes de las nuevas medidas para saber si pueden subirse el avión.

Aunque venga a Zaragoza a ver a su familia no pasará las fiestas con sus padres, con los que si se encuentra será al aire libre. "Mis padres son muy mayores. No los puedo ver, ni cuando fuimos en verano, que solo los vimos en un parque". 

Distancia social inglesa "por defecto"

Pablo Alejaldre con su familia en el Reino Unido.
Pablo con su mujer Mariola, la 'au-pair' de la familia, Matilde, y las pequeñas Sofía y Sarah.
Heraldo.es

Pablo llegó al Reino Unido hace 13 años siguiendo a su mujer, que encontró trabajo en Newcastle, al norte del país, y luego "nos movimos al sur por motivos laborales míos y ahora trabajamos los dos en Londres". Él, en el área digital de una empresa de consumo y su mujer, en una firma farmacéutica. Ambos teletrabajan. Tienen la ayuda de Matilde Núñez, una 'au-pair' sevillana que lleva con ellos dos años y que les fue de gran ayuda durante el primer confinamiento. 

"Mascarilla hay recomendación de llevar. La gente en un lugar cerrado la sigue a rajatabla, pero por la calle la tendencia general es a no ver gente con mascarilla" 

En su área, los bares están cerrados y solo sirven comida para llevar, los colegios siguen abiertos. Desde que comenzó la pandemia, el Reino Unido ha contabilizado 1.913.277 personas contagiadas y 65.520 víctimas mortales. Ahora la preocupación es una nueva cepa de covid-19 detectada en el país. "Mascarilla hay recomendación de llevar. La gente en un lugar cerrado la sigue a rajatabla, pero por la calle la tendencia general es a no ver gente con mascarilla a no ser que sea una persona mayor". Cree que el problema de mantener la distancia social es menor que en España porque "socialmente el inglés no tiene tendencia a acercarse tanto y el riesgo de contagio es menor. Existe la distancia de seguridad por defecto en la sociedad inglesa". Ya ha empezado la vacunación contra la covid.

Los efectos de la pandemia se notan en la bajada de precios de los vuelos por el desplome de viajeros. "Nosotros pagamos generalmente unos 1.500 euros para ir los cuatro a Zaragoza y ahora están a 57 euros para volver de Londres", pone como ejemplo. Hay que hacer cuarentena a la vuelta, pero no tienen problemas porque teletrabajan. 

El 'brexit' sigue estando en un segundo plano desde que estalló la pandemia, pese a encontrarse en la recta final de las conversaciones de cara al 31 de diciembre. En su caso, "no tiene un impacto a corto plazo", espera, ya que toda la familia tiene doble nacionalidad. Le preocupa los efectos en la seguridad social y contribuciones y si se mantendrá la asistencia sanitaria cuando viajen a España.

Alemania: Clases 'online' por las restricciones de la segunda ola

Carlos Larraz, erasmus zaragozano en Alemania.
Carlos Larraz, erasmus zaragozano en Alemania.
Heraldo.es

Entre los países donde más ha afectado la segunda ola de contagios de covid se encuentra Alemania. Carlos Larraz, estudiante erasmus Administración y Dirección de Empresas (ADE) de la Universidad de Zaragoza, llegó en septiembre a la ciudad de Gotinga cuando "la vida era bastante normal. Estaba todo abierto menos el ocio nocturno", recuerda.

Sin embargo, todo ha cambiado ahora cuando el país pasa por su momento más duro. Se ha llegado esta semana a 30.000 contagios y unas 900 muertes diarias, las cifras más altas de la pandemia.  "Han cerrado todos los comercios, solo los esenciales están abiertos". Las restricciones duran hasta el 10 de enero. Las imágenes de la canciller Angela Merkel, con lágrimas en los ojos, mientras comunicaba que se endurecían las medidas en Navidad por la dureza de la pandemia, han sido de las más comentadas estos días.

"Estoy viviendo una experiencia diferente, pero estoy contento"

Las clases ahora son 'online'. Pese a la situación, no se arrepiente de su decisión de irse este año. "Estoy viviendo una experiencia diferente, pero estoy contento. Mis padres y amigos me dicen que en España se está igual o peor". De los españoles que ha conocido allí "la mayoría va a volver por Navidad". Él también ha decidido regresar, por la tranquilidad que le da ir con la PCR hecha. Tiene fecha este martes para hacerse al prueba y volará el día de Nochebuena si todo va bien. Cuando llegó, le hicieron un test gratuito en el aeropuerto de Fráncfort, pero ahora, ha tenido que pagarla. "La he encontrado por 75 euros, de las más baratas". 

Sin vuelta a casa por Navidad este año

Maite Menés, zaragozana en Alemania.
Maite Menés, zaragozana en Alemania.
Heraldo.es

Hay quien tiene claro que no volverá este año a casa por Navidad. Maite Menés, nacida en Used, lleva 27 años viviendo en Alemania, donde fue para mejorar el idioma y terminó quedándose. Vive en Mannheim, a unos 100 kilómetros al sur Fránkfurt. "Normalmente las navidades las solía pasar en Zaragoza, pero este año, no. Me daría miedo llevar el virus. Tengo esperanza de ir para primavera o verano", afirma. No le tranquiliza lo suficiente hacer la PCR antes de ir. Y eso que no sale mucho de casa. "Tengo la suerte de poder trabajar en casa". Su compañía pertenece al sector editorial.

"A cada casa pueden ir cuatro personas más y tienen que ser de la familia cercana. Es duro para muchas personas"

Este año solo lo celebrará con la familia de su pareja y respetando las restricciones. "A cada casa pueden ir cuatro personas más y tienen que ser de la familia cercana", explica. Algo que "es duro para muchas personas".

Reconoce que "la primera ola no fue tan importante", pero en esta segunda todo ha cambiado. Se ha establecido el toque de queda a las 21.00 y se han suspendido los mercadillos de Navidad, que en Alemania son muy típicos. "Ha sido triste para mucha gente, pero la mayoría de mis conocidos y amigos lo aceptan porque lo ven necesario". Coincide en que estas serán unas Navidades "diferentes".

Francia: Segunda ola con toque de queda a las 20.00

En Francia se han endurecido también las medidas de cara a la Navidad. El propio presidente francés, Emmanuel Macron, ha dado positivo por covid y está en cuarentena. Beatriz Navales lleva tres años viviendo en Colomiers, una ciudad cerca de Toulouse, después de haber vivido diez años en Inglaterra. "Nos trasladamos porque nos gusta vivir y trabajar en otros países y conocer otras culturas". Vive con su pareja y su hijo de 10 años.

En la primera ola de la pandemia hubo muy pocos casos en su área. "Éramos zona verde", pero en esta segunda "hemos estado en zona roja, de las de más casos". Pese a ello, asegura que "nunca nos ha dado sensación de peligro o de muchos contagios". 

"Lo malo es no poder ver a la familia y saber que en Zaragoza o España lo están pasando peor que nosotros"

Entre las restricciones actuales tienen que llevar la mascarilla siempre que salen de casa. Hasta el 15 de diciembre "estaban todas las tiendas cerradas, excepto los supermercados". Siguen cerrados restaurantes, bares, cines y centros de deportes interiores. El toque de queda se extiende desde las 20.00 de la tarde a las 6.00.

Reconoce que "lo malo es no poder ver a la familia y saber que en Zaragoza o España lo están pasando peor que nosotros".  "Me gustaría ir por Navidades, pero no sé si se podrá, dependerá de que estemos bien nosotros, la familia y no cierren fronteras", reconoce. "Llevamos sin ir a Zaragoza desde las navidades pasadas. En verano fui a ver a mis padres pero nos juntamos en Candanchú, a mitad de camino. Allí los vi a ellos y a mis hermanas un par de días". Si deciden venir, "como vamos en coche no es necesaria la PCR, pero me gustaría hacerla".

Italia: Al borde del confinamiento en Navidad

Miguel Larragay, erasmus en Italia.
Miguel Larragay, erasmus en Italia, en unas de sus pocas salidas, en una excusión a Venecia.
Heraldo.es

Italia fue el país europeo en el que de forma más dura golpeó la pandemia a principios de año y como en España, teme encontrarse a la puertas de una tercera ola y con la amenaza de un confinamiento navideño. Miguel Larragay, estudiante de ADE de la Universidad de Zaragoza de 22 años lleva viviendo en Bolonia desde que empezó el curso en septiembre. Este fin de semana ha vuelto a su casa, al municipio zaragozano de Tauste. "Ya sabía cuando decidí hacer el Erasmus que había riesgo de que hubiera una segunda ola y podía pasar encerrado los primeros meses", confiesa, pero tener una beca anual le animó a seguir con la esperanza de que se normalizara la situación a lo largo del curso.

"Cuando llegué a Bolonia el 14 de septiembre allí era como si no existiera el covid, nadie llevaba mascarilla"

"Cuando llegué a Bolonia el 14 de septiembre allí era como si no existiera el covid, nadie llevaba mascarilla por la calle y todo estaba abierto. Los bares abrían hasta las 2.00 o las 3.00, pero a finales de octubre se empezó a complicar y empezaron a poner restricciones. En noviembre el gobierno dividió el país en zonas", cuenta sobre la evolución de la pandemia. 

El toque de queda se ha fijado entre las 22.00 y las 5.00. Los bares cierran a las 18.00 y las tiendas a las 20.00. Ha venido a España "justo antes de que gobierno ponga restricciones más duras como confinar el país durante las navidades", como se ha empezado a barajar, con la prohibición de los desplazamientos. Las medidas cambian "de una semana a otra", reconoce.

Por ello, ha venido sin billete de vuelta. Esperará a ver qué medidas impone el Gobierno italiano. No sabe si tendrá que hacerse una PCR a la vuelta o cuarentena. Pese a ello, y aunque las clases han pasado a ser por internet, tiene claro que volverá porque tiene que pagar el alquiler del piso hasta agosto.

Se queja del precio de las PCR. Cuando llegó, se la hicieron gratis en el aeropuerto de Milán. "La PCR me ha costado el doble que el vuelo. El vuelo me ha costado 40 euros y la PCR 80 euros y era la más barata", explica. A esto ha añadido 10 euros por la traducción al español ya que solo se pueden entregar en español, inglés, francés y alemán. En casa le dijeron que volviera, pese a las trabas. "Mis padres querían que viniese gastándome lo que hiciera falta por la PCR" , afirma. A él le tranquiliza saber que es negativo.

Estados Unidos: Test y cuarentena a la vuelta a la universidad

David Corrales, universitario zaragozano en EE. UU.
David Corrales, universitario zaragozano en EE. UU., en Zaragoza desde noviembre.
Francisco Jiménez

En Estados Unidos, la evolución de la pandemia también ha alterado la vida diaria para los estudiantes. David Corrales estudia en Hobart and William Smith Colleges, una universidad en Geneva, en el estado de Nueva York. Tiene 19 años y está en su segundo año de Matemáticas y Computer Science. "Fui allí porque quería seguir jugando a baloncesto a buen nivel a la vez que estudiaba lo que quería, cosa que aquí me habría sido más complicado", cuenta el también jugador, que formaba parte de la cantera del Casademont Zaragoza, y al que ha gestionado una beca deportiva la firma zaragozana AGM Educación.

"Lamentablemente se canceló la temporada en noviembre, así que no hemos tenido ni vamos a tener ningún partido", explica. Aún así, siguen entrenando pero a menor ritmo. Estados Unidos ha llegado a los 310.000 fallecidos, con el estado de Nueva York a la cabeza de contagios. Volvió a Zaragoza finales de noviembre aprovechando que no iba a tener partidos y podía seguir las clases 'online'. "Para este próximo semestre, creo que tengo tres clases en persona y una 'online'", explica.

"En la universidad hay que llevar siempre la mascarilla y estar pendiente de cuántas personas hay en cada sitio"

Los principales cambios en su día a día son que "en la universidad hay que llevar siempre la mascarilla y estar pendiente de cuántas personas hay en cada sitio", pone como ejemplos. Además de no poder quedar con muchas personas. Solo puede salir a lugares que estén a una hora del campus, así que ha podido conocer los alrededores donde hay naturaleza para hacer senderismo o pesca, pero no ir a Nueva York.

Para regresar en enero cree que no necesita hacerse de nuevo una PCR, como al venir a España, aunque cuenta con que la universidad le haga volver antes "para hacer cuarentena y un test al llegar".

Australia: Una "burbuja" de normalidad pese a la pandemia

En otros continentes han pasado de puntillas por la pandemia, aunque también han tenido repuntes en este seguna ola. En Australia, la bilbilitana Atlanta Melendo, de 28 años, reconoce que en este tiempo ha vivido en una "burbuja", aunque también ha habido restricciones por la covid. Solo se han registrado unos 26.000 casos en toda la crisis sanitaria. Vive en Byron Bay, una ciudad turística de la costa donde tienen su paraíso particular 'celebrities' como la actriz española Elsa Pataky y su marido el australiano Chris Hemsworth.

Estudió Periodismo y después de trabajar un tiempo en Zaragoza, se marchó  fuera "para tener una experiencia internacional, aprender mejor inglés porque sabía un poco pero no para desenvolverme en una conversación y sentirme cómoda". La pandemia le cogió en otro continente. "De enero a marzo estuve viajando por Asia, en Tailandia y Sri Lanka. El 13 de marzo más o menos volví a Melbourne. Me pilló de sorpresa", confiesa. La ciudad, junto a Sidney, han sido de las zonas con más casos. Precisamente este fin de semana las restricciones se han endurecido para la capital australiana.

"Estaba bastante estresada; estaba en el otro lado del mundo, sufriendo por mis abuelos porque eran los que más me importaban"

Sin embargo, cree que la pandemia no ha sido tan grave en las Antípodas. "Ahora, viéndolo con perspectiva, no ha tenido nada que ver con la situación que se ha vivido en España, como me ha contado la familia y amigos. Se cerró fronteras por prevenir, no porque hubiese muchos casos". Reconoce que hubo momentos en los que "en el supermercado también faltaba algún rollo de papel" uno de los productos más demandados en el confinamiento español y "se veía a alguna gente con mascarilla, pero no era obligatorio".

Ella decidió quedarse en el país, al principio, porque estuvo "bloqueda" y no supo qué hacer. Después, por el precio de los vuelos. Llegó a subir hastalos 15.000 euros un billete de vuelta a España. La mayoría de los europeos se fueron. Recuerda de esos primeros mese que "estaba bastante estresada; estaba en el otro lado del mundo, sufriendo por mis abuelos porque eran los que más me importaban". Ahora son los que le dicen que vuelva por Navidad, pero ella ha decidido quedarse.

"No siento que haya vivido una pandemia", afirma. "Al final, estás con gente que hace lo mismo que tú y he sentido que vivimos en una burbuja", explica. Ha podido trabajar y viajar por el país con el dinero que ha ganado. Ha trabajado desde recepcionista de hostel a camarera o peón en una explotación de mangos. "Es fácil encontrar trabajo", afirma y con sueldos más altos que en España incluso para trabajos no cualificados. "Siento que he crecido como persona por tener que gestionarme muchas cosas sola", saca como aprendizaje de este tiempo.

"No me arrepiento de haberme quedado, creo que tenemos mucha suerte los que decidimos quedarnos porque hemos tenido más libertad", confiesa. De hecho, este fin de semana asiste a un festival de música en Queensland, al aire libre, uno de los primeros que se celebran tras la covid. En marzo se le termina el permiso de trabajo y se replanteará su futuro. Tenía pensado retomar su carrera en España, enfocada en el marketing digital, pero con la crisis económica que ha traído la pandemia confiesa que "me da miedo volver por el tema laboral".

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