Me dejas de piedra: Paleontología: a los pies del gigante turiasaurus riodevensis

Los dinosaurios saurópodos eran cuadrúpedos, comedores de plantas, con un cuello y cola largos y una cabeza pequeña en relación a su longitud total. Estos vertebrados son popularmente conocidos. ¿Quién no recuerda esa escena en la primera de las películas de la saga de Parque Jurásico, en la que el paleontólogo Alan Grant levanta la mirada y gira, ensimismado, la cabeza de su colega Ellie Sattler, para que observara a un enorme Brachiosaurus?

Ensimismados nos quedamos también los paleontólogos de Dinópolis cuando en mayo del 2003 encontramos miles de trozos de huesos de dinosaurios en el municipio turolense de Riodeva. Los fósiles habían sido rotos durante generaciones por el arado agrícola en un antiguo campo de cultivo. Este lugar, a partir de esa fecha, se convertiría en un yacimiento paleontológico de referencia. Algunos de los fósiles expandidos en superficie y otros que se disponían en los muros de piedra de los bancales circundantes, pertenecían a las uñas, falanges y metatarsianos del pie derecho de un saurópodo. Las medidas de estos huesos vaticinaban que el dinosaurio era de grandes dimensiones.

Hay que tener en cuenta que, ya desde el primer día, tuvimos la fortuna de poder comparar la mayor longitud de estos fósiles respecto a los de la réplica del Brachiosaurus de veinticuatro metros de longitud, expuesto en el Museo Paleontológico de Dinópolis en la ciudad de Teruel. Efectivamente la descripción científica, dada a conocer tres años y medio más tarde en la revista ‘Science’, ratificaba que Turiasaurus riodevensis (así ‘bautizamos’ al nuevo dinosaurio) pesaría en torno a 30-40 toneladas y que rondaría los 30 metros de longitud. Estos datos lo sitúan como uno de los mayores dinosaurios de todo el planeta y como el más grande de Europa.

Ya desde el año 2005 algunos de los fósiles originales más representativos de Turiasaurus, incluidos los mencionados anteriormente, son exhibidos en el Museo Paleontológico. Sin embargo, no fue hasta el año 2018 cuando nuevos fósiles del espécimen con el que se definió este dinosaurio aragonés, se sumaron a las exhibiciones museísticas. En concreto, todos los huesos del otro pie, el izquierdo, están dispuestos en un soporte metálico que permite al visitante hacerse idea del inmenso tamaño de este saurópodo que vivió en el Jurásico Superior, hace unos 150-145 millones de años.

Estos mismos fósiles protagonizaron una exposición sobre dinosaurios gigantes celebrada en el año 2016 en la ciudad de Toyohashi en Japón. De esta manera, aquellos huesos procedentes de un pequeño pueblo del sur de Teruel y descubiertos en un pequeño campo de cultivo, fueron contemplados en el lejano Oriente por cientos de miles de personas.

Una edad geológica similar a la de los huesos de Turiasaurus tiene también la mayor parte de las huellas fosilizadas de dinosaurios saurópodos en varios yacimientos de la provincia de Teruel. Destacan los situados en los municipios de Ababuj, El Castellar, Formiche Alto y Galve, entre otros. Algunas de esas huellas tienen más de un metro de diámetro y los pies de saurópodos como Turiasaurus son sus posibles productores.

Las rocas en las que se sitúan son reflejo de los ambientes sedimentarios en los que vivieron los dinosaurios a finales del Jurásico en este sector de la actual cordillera Ibérica. Los estudios geológicos y paleontológicos realizados determinan que la mayor abundancia, diversidad y grado de conservación de las huellas y huesos de los dinosaurios se produjo en los sedimentos originados en zonas costeras marinas e intermareales.

Alberto Cobos Periáñez Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis

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