Un aragonés afincado en China pone en marcha una fábrica de mascarillas FFP2 en La Muela

Propietario de un negocio textil en el país asiático, Jorge Viver, natural de Maella, ha invertido medio millón en este proyecto empresarial

Uno de los operarios que trabaja en las instalaciones de European Mask Factory en La Muela (Zaragoza)
Uno de los operarios que trabaja en las instalaciones de European Mask Factory en La Muela (Zaragoza)
S. E.

Comenzó a fabricar mascarillas FFP2 hace dos meses después de un «vía crucis» para obtener todas las certificaciones necesarias. Se trata de European Mask Factory (EMF), la empresa con la que el zaragozano Jorge Viver, natural de Maella, ha querido hacer su contribución especial a la batalla contra esta pandemia. En una nave en La Muela con un equipo de nueve personas y una inversión inicial de medio millón de euros, la nueva planta llegará a producir en diciembre unas 400.000 mascarillas de este tipo al mes.

Propietario de una empresa textil en la población china de Dongguan, Jorge Viver ha decidido abrir esta fábrica en La Muela por las múltiples peticiones de familia y amigos, que en marzo empezaron a llamarle para que les enviase mascarillas ante la escasez enorme que había. «Del conocimiento industrial que tiene de China» desde hace 20 años y «al ver la situación de desabastecimiento en Aragón», le surgió la idea de la fabricar en La Muela. Viver llegó a China sobre el año 2000. El país, recuerda, «estaba en plena ebullición y viendo que en las próximas décadas iban a pasar allí muchas cosas» decidió quedarse y montar su negocio pese al «sinfín de complicaciones» de todo tipo, señala, que encontró.

Ahora, gracias a esa experiencia, de la mano de dos amigos empresarios de Tudela y con capital propio, Viver apuesta por este proyecto empresarial. «A igual nivel de calidad pensamos que podemos competir con empresas de cualquier parte del mundo y ser competitivos fabricando en La Muela. Si no tuviera claro el sentido económico del proyecto, no lo haría», afirma este empresario maellano desde China, donde llega a emplear a más de 100 personas en picos de producción. «Consolidar EMF en La Muela y ser parte del tejido industrial aragonés ayudando a hacer nosotros mismos lo que antes comprábamos fuera» es el objetivo, asegura.

Eso sí, ha habido que pelear mucho por obtener la certificación, según Juan Malo, director comercial de la fábrica de La Muela. Hasta mayo no recibieron la autorización temporal para hacer este tipo de mascarillas FFP2 –el sello CE les llegó más tarde– y eso les permitió adquirir los primeros equipos. Si embargo, entre papeleo y nuevas autorizaciones, pasaron otros dos meses en blanco y no fue hasta el 25 o 26 de septiembre cuando todo estuvo listo para producir. «A primeros de octubre ya se fue cogiendo ritmo en la fabricación y salieron las primeras expediciones de mascarillas desde La Muela», afirma Malo. Con las instalaciones actuales, hay capacidad para hacer un millón y medio al mes trabajando los siete días a la semana y a tres turnos. «Vamos poco a poco. Queremos acabar el año haciendo alrededor de un millón, pero dependerá de los pedidos», admite.

«Es sorprendente» que apenas «haya fabricantes de FFP2 en Aragón, que debería tener tejido industrial que fabricase EPI (equipos de protección individual) suficientes para atender la demanda doméstica en situación normal y ante futuras crisis o pandemias», advierte el empresario afincando en China, convencido de que las mascarillas han venido para quedarse.

Sobre el impacto del coronavirus en China, Viver reconoce que «ha sido muy inferior al resto del mundo debido a las medidas drásticas que tomaron desde un principio». Unas medidas, añade, que «sería muy difícil implementar en Europa». Al menos desde hace cuatro meses, comenta, «la vida en China es relativamente normal». Eso sí «usan aplicaciones digitales para poder controlar el movimiento ciudadano en estaciones y aeropuertos –con restricciones internacionales–; y obligan a hacer test a los estudiantes para acceder a recintos educativos, a llevar un control periódico en centros de producción; y dar respuestas inmediatas y drásticas en caso de rebrotes».

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