El 87 % de las familias de 1º de Bachillerato del IES Miguel Catalán reclaman la presencialidad completa en este curso

Denuncian que bajo el régimen de semi-presencialidad, los alumnos se encuentran desamparados durante la mitad de la semana, ya que los docentes deben dedicarse a los alumnos con clases presenciales.

Una imagen de la valla del IES Miguel Catalán de Zaragoza, por donde habrían saltado los menores esta madrugada.
Una imagen de la valla del IES Miguel Catalán de Zaragoza.
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El 87% de las familias del IES Miguel Catalán de Zaragoza reclaman la presencialidad completa para los alumnos de 1º de Bachillerato, dada la "situación de abandono" en la que dicen que se encuentran los días que deben permanecer en casa, ya que los maestros dedican su labor a impartir las clases a la mitad del alumnado al que le corresponde acudir al centro.

En un comunicado, las familias explican que requieren la presencialidad completa, dado que entienden “la educación como un derecho que no solo abarca la escolarización formal, sino que comprende una educación permanente, de calidad y que ofrezca igualdad de oportunidades y equidad social”. “Creemos que la educación semipresencial a la que los alumnos de los centros sostenidos con fondos públicos de 1º de Bachillerato de la Comunidad Autónoma de Aragón merma la calidad de sus resultados, entendidos estos como logros, rendimientos y aprendizajes”, explican.

Las familias continúan indicando que, según la normativa estipulada por el Gobierno de Aragón, los alumnos reciben clases presenciales la mitad de la semana, “relegando a la otra mitad a realizar deberes y tareas de estudio en su casa sin ninguna ayuda por parte de los maestros, ya que los docentes se encuentran impartiendo clase a los alumnos presenciales”. “Consideramos esta una situación de desventaja respecto a los alumnos que cursan sus estudios en centros privados, donde la normativa no aplica, y reciben clases presenciales en su totalidad”, aseveran.

De manera adicional, desde el centro se ha informado a las familias de la modificación del currículo a contenidos mínimos para así adaptarlos a la situación actual. Puesto que cursar Bachillerato es voluntario (no se incluye dentro de la educación obligatoria), las familias creen que no tienen que conformarse “con contenidos mínimos”, ya que los alumnos “tienen derecho a una educación completa que se dirija siempre a alcanzar las cotas máximas de excelencia en cuanto a programas y contenidos de las asignaturas que se imparten”. Instan por ello a una presencia continua y cercana de los docentes “porque motiva, orienta y dirige a nuestros hijos”.

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