Heraldo del Campo

oleicultura

De camino a la Almazara

Los olivareros esperan este año una cosecha "normal". Hay zonas que mejorarán sus producciones, pero en el Bajo Aragón se habla de una merma de cerca del 40%.

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Recolección mecanizada de oliva en una explotación del Bajo Aragón, en la que se utiliza máquina con paraguas, que permite almacenar directamente el fruto en la tolva.
UAGA

Las máquinas ya han entrado en los olivares aragoneses, donde la recolección mecanizada ha ido ganando terreno en un cultivo que se extiende por las tres provincias aragonesas, si bien es el Bajo Aragón el que concentra la mayor superficie de este cultivo. Es allí donde se encuentran más de 20.000 hectáreas de las más de 40.000 que existen en la Comunidad, en las que cada vez es más habitual la recolección mecanizada, con la que no solo se ahorra tiempo sino también mano de obra. 

Por eso, los olivareros aragoneses, que por supuesto tienen que cumplir las exigencias de protección y distancia social -especialmente en las almazaras- a las que obligan las autoridades sanitarias para evitar posibles contagios de covid, afrontan la recolección con cierta tranquilidad porque a diferencia de lo que sucede con otras producciones -como es el caso de la fruta-, la recogida de la oliva no exige un elevado número de contrataciones y las que se realizan están muy controladas ya que para dichas labores se utiliza mano de obra familiar o trabajadores de la zona.

La campaña ha llegado con antelación, empujada por unas suaves temperaturas que han obligado a los agricultores a entrar en los campos entre 15 y 20 días antes de lo que suele ser habitual. Pero no toda la recolección se hace al mismo tiempo en Aragón. Mientras que en Teruel la campaña está dando sus primeros pasos, en la provincia de Huesca -la producción se concentra en el Somontano- la recolección se encuentra mucho más avanzada y prácticamente la mitad de los frutos han llegado a las almazaras. Allí está también ya la producción conseguida en el norte de la provincia de Zaragoza -aquella que se cultiva a los pies del Moncayo- donde ya se ha recogido la práctica totalidad del fruto.

Habrá menos olivas, y por lo tanto, menos aceite. De hecho las previsiones que maneja Cooperativas Agroalimentarias de Aragón apuntan a una producción "normal", que rondará las 10.000 toneladas de aceite, una cifra similar a la obtenida en la pasada campaña, que tampoco fue especialmente elevada.

La fiesta va, sin embargo, por barrios, porque mientras los productores bajoaragoneses han visto reducida su producción porque las "extrañas" lluvias primaverales dañaron en exceso la flor, las almazaras del Somontano de Barbastro ya festejan una cosecha que está alcanzando cifras récord y que supone un espaldarazo para la ambición de los productores de la zona de convertir su fruto en un aceite que luzca el sello de calidad de una denominación de origen protegida. En Zaragoza, la cosecha también presenta mejor cara en lo que a producción se refiere.

En lo que no hay diferencias es en la calidad. Todas las zona productoras esperan una cosecha de gran calidad porque la climatología ha ayudado y los cultivos se han librado de la temida mosca del olivo, una de las plagas más habituales en estas producciones que provoca la caída del fruto y en consecuencia el descenso de la cosecha.

Con las olivas llegando ya a las almazaras, los productores no pierden detalle de las cotizaciones en las que se mueve el llamado oro líquido. Todavía tienen en la memoria (y en sus bolsillos) la "ruinosa" campaña pasada, en la que los precios llegaron a desplomarse hasta un 40%. Ahora parecen mostrar una cierta mejoría, pero, insisten los agricultores, aún están lejos de cifras que resultarían rentables.

Es una cosecha temprana. Las suaves temperaturas otoñales han obligado a las máquinas a ponerse en marcha antes de lo previsto en los olivares aragoneses. Incluso aquellos productores que elaboran aceite verde -un producto prémium que extraído de los frutos más jóvenes, totalmente verdes o en envero- tuvieron que ponerse manos a la obra y comenzar a molturar cuando aún no había terminado el mes de octubre. Por eso, y aunque lo normal sería que la recogida se alargase hasta finales de febrero e incluso entrado ya el mes de marzo, lo cierto es que este año las previsiones apuntan a que a finales de enero ya estará todo recogido "porque hay menos cosecha y la recolección va a ser más rápida", explica el oleicultor y secretario general de UAGA en Teruel, David Andreu.

Con la oliva llegando ya a las almazaras, los productores comienzan a echar cuentas. Quieren ser cautos, porque en el Bajo Aragón -donde se encuentra la mayor superficie de olivar- no todo esta dicho, ya que la campaña no ha hecho más que empezar. Las previsiones realizadas por Cooperativas Agroalimentarias de Aragón apuntan a una cosecha total en la Comunidad que ronda las 10.000 toneladas de aceite. "Es una cosecha normal, hay que tener en cuenta que la producción más elevada que hemos llegado a tener ha sido de 18.000 toneladas", explica Alicia Hernández, presidenta de la sectorial de aceite en la organización cooperativa. Hernández destaca que aunque en algunas zonas productoras, como las de Zaragoza o Huesca, la cosecha muestra mejores rendimientos, porque aunque el verano fue seco, los árboles aguantaron bien la ausencia de precipitaciones y hay cultivos -como los que se sitúan en el Somontano oscense- que han dado buenas cifras. No ha sucedido lo mismo en el Bajo Aragón, donde se prevé una merma de aproximadamente el 40%, ya que las intensas lluvias primaverales complicaron la floración. Señala Hernández, sin embargo, que no se explican bien la descenso de las cifras, porque la climatología no ha sido especialmente desfavorable y tampoco se han contabilizado numerosos daños por la mosca del olivo. "No sabemos si es porque se está arrancando olivar tradicional o porque se está dejando de producir en algunas plantaciones intensivas realizadas con inversiones procedentes del dinero que ya no iba a la construcción tras el estallido de la burbuja inmobiliaria», matiza la representante de Cooperativas.

"Lo que se ha notado es que estamos teniendo un menor rendimiento graso", explica Hernández, que destaca que esa circunstancia no es privativa de Aragón sino que se produce en todo el olivar español, del que se espera recoger producción suficiente para producir 1,4 millones de kilos de aceite. "No se habla de una campaña excepcional en el conjunto del país, donde la producción será significativamente inferior a los más de 1,7 millones obtenidos en la pasada campaña", puntualiza.

Andreu también pone cifras a la campaña. Insiste en que el resultado final de la cosecha dependerá de los resultados del olivar bajoaragones, cuya recolección está ahora dando sus primeros pasos. "Durante la floración llovió mucho y la flor del olivar, que es muy delicada, no cuajó adecuadamente con lo que hacía pensar en un descenso importante de la producción", señala el sindicalista. Señala, eso sí, que en estos momentos los "árboles están perfectos y la aceituna tiene un gran tamaño, lo que hace prever que contenga también una buena cantidad de aceite", detalla el sindicalista. Porque, asegura, a pesar de los inconvenientes que el exceso de agua provocó en el comienzo de la campaña, lo cierto es que "las lluvias siempre son buenas" y las precipitaciones que regaron el secano en otoño y las suaves temperaturas se han aliado con una producción que no ha dejado de descender en los últimos años.

Con sello de calidad

Aragón no produce las cantidades que acostumbra a lucir el olivar intensivo andaluz, pero de las más de 40.000 que este cultivo ocupa en la Comunidad, en su mayor parte en tierra de secano, se extrae un aceite de oliva que goza de gran reconocimiento en los mercados. Prueba de esta calidad es que la región cuenta con dos denominaciones de origen y trabaja en una tercera.

Una de ella se encuentra en la provincia de Zaragoza y toma el nombre de la sierra a cuyos pies producen sus olivos. La Denominación de Origen Aceite Sierra del Moncayo ha terminado prácticamente la recolección de la oliva. Y el resultado ha sido "mucho mejor de lo que se esperaba", señala su presidente, Miguel Ángel Lacámara, que reconoce que la de este año será "una cosecha normal" que sumará los tres millones de kilos de olivas. La buena floración explica las cifras de producción, pero el máximo responsable de esta denominación señala que la cosecha de este año también tiene que ver con la entrada en producción de nuevas plantaciones en regadío.

Lacámara muestra además satisfacción porque la calidad del fruto recogido es "muy bueno". Este año no ha habido humedades y por eso, señala, no ha habido que lamentar daños por la mosca del olivo.

Cautos se muestran en la Denominación de Origen Aceites del Bajo Aragón, en la que reconocen que es pronto para concretar como será la cosecha. "Todavía está empezando, apenas se ha recogido solo lo más verde para productos ‘gourmet’", insiste su secretario general, que asegura que las previsiones apuntan a una "media cosecha".

Satisfechos se muestran también en esta denominación por la calidad de la oliva. El fruto ha engordado adecuadamente, aunque Baseda recuerda que aquellas aceitunas más gordas tienen como destino la producción para aderezo. "Es importante que la oliva esté sana y no haya picadura por la mosca, pero también es determinante que el manejo del fruto y lo que se hace con él sea el adecuado", matiza Baseda.

La nota discordante, que mejora mucho la melodía, la han puesto en esta campaña los cultivos y las almazaras oscenses, que han conseguido producciones que ni conocían desde hace más de diez años. Es elevada la cantidad de oliva recogida, pero lo es también la calidad que presenta el fruto, un resultado que se convierte en el mejor aval para conseguir el reconocimiento de la denominación de origen que están impulsando. De toda esta calidad habla también la representante de la sectorial del aceite en Cooperativas Agroalimentarias de Aragón. Hernández destaca que la calidad es "muy buena". Y para justificarla compara el fruto con el del pasado año. "En la anterior campaña en la que se arrastraba una fuerte sequía, la oliva tenía poca carne y mucho hueso y eso provoca acidez en el fruto, mientras que ahora la oliva tiene mucha carne y muy buen sabor", apunta.

Marcados por la pandemia

Lo que ni unos ni otros ocultan es su preocupación por la deriva que puedan tomar los precios. "La campaña pasada fue horrible, porque las cotizaciones estaban por los suelos", señala Lacámara, que destaca parece que los precios remontan, aunque reconoce que habrá que esperar para echar las campanas al vuelo porque "estamos al principio de la campaña".

"Las perspectivas eran muy malas antes de comenzar la cosecha", reconoce el líder de UAGA en Teruel. La situación, sin embargo, presenta una ligera mejoría, reconoce Andreu, que destaca que al menos ahora los precios se sitúan en torno a los 2,60 euros, aunque matiza que la cifra está todavía lejos de ser rentable. "Solo para poder cubrir los costes de producción el precio del kilo de aceite en origen tendría que situarse en los 2,80 euros", advierte Andreu.

En la denominación de origen bajoaragonesa prefieren mostrarse algo más optimistas. Su secretario general confía en que «todo vaya mejor» esta campaña. De hecho, asegura Baseda, "si tienes marca y un virgen extra diferenciado se pueden conseguir mejores precios".

Si inquietan los precios, también generan demasiada incertidumbre los efectos de la pandemia en el mercado, muy golpeado por la crisis debido esencialmente al impacto en las ventas que ha supuesto el cierre, primero, y las restricciones, después, de bares, restaurantes y hostelería.

Las ventas a través de la distribución han dado cierta alegría, pero no han compensado la caída que han sufrido aquellas producciones más expuestas al canal Horeca. Y eso que el sector también ha sabido adaptarse, bien a través de la venta ‘online’, bien, como hicieron en la denominación bajoaragonesa, modificando incluso su normativa para permitir el envasado fuera del territorio y poder servir así a la hostelería en monodosis tal y como exigen las medidas sanitarias a las que obliga la covid-19.

Un agricultor controla el proceso de recolección en una finca de Torrevelilla

Autorregulación para las cooperativas

Tras "muchos años de trabajo", Cooperativas Agroalimentarias de España ha conseguido que la Comisión Europea apruebe una de sus reivindicaciones históricas, la autorregulación voluntaria en el sector del aceite de oliva. Esta decisión permitirá a las cooperativas miembro de esta organización alcanzar acuerdos para retirar producto del mercado. Pero, este mecanismo tiene sus limitaciones. "Se activará en aquellas campañas excedentarias, en las que las disponibilidades de producto supere con creces el volumen de aceite de oliva que es capaz de ser absorbido, atendiendo siempre y en todo momento a la situación concreta del mercado", señalan desde Cooperativas Agroalimentarias, que recuerda que "de haberse puesto en marcha durante la campaña 2019-2020 hubiera permitido a las cooperativas inmovilizar hasta 400.000 toneladas de aceite" y mejorar así sus precios. 

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