El hospital del centro covid de Casetas ha atendido a 53 mayores y 25 ya han logrado salir adelante
La unidad se puso en marcha el pasado 30 de octubre y dispone de 20 camas que tienen un alto nivel de ocupación.
La unidad de hospitalización a domicilio que el Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza gestiona en la tercera planta del centro covid de Casetas ha atendido a 53 pacientes desde que se puso en funcionamiento el 30 de octubre. En este tiempo ha dado de alta a 25 personas –dos ayer mismo–, y ha registrado siete fallecimientos.
Desde su apertura, las 20 plazas de las que dispone (cuatro en habitaciones individuales y el resto en dobles) han tenido un alto nivel de ocupación y este miércoles solo quedaban libres cuatro.
Este recurso está cumpliendo su objetivo. "Nos está permitiendo no solamente aliviar la presión sobre las camas covid del hospital, sino recuperar zonas para otras patologías médicas y quirúrgicas", valora Jesús Cebollada, jefe del servicio de Medicina Interna del Clínico. ¿Podría quedarse como un equipamiento fijo? "La decisión compete a la consejería de Sanidad, pero estamos dispuestos a ofrecer el servicio".
El perfil del infectado que llega a estas instalaciones es muy concreto y se revisa con cuidado. Hay enfermos que por su situación basal y su pluripatología "tienen un techo terapéutico bastante limitado y no se van a beneficiar de terapias intensivas en el hospital", explica María José Esquillor, médico responsable de la unidad, y aquí continúan con la medicación que llevaban previamente. Otros ingresados se encuentran en una fase terminal y se les dispensan los cuidados paliativos.
Esquillor, que cuenta con experiencia en la hospitalización domiciliaria tras trabajar en la del Hospital Reina Sofía de Tudela, que ya ha cumplido dos décadas, y Rebeca Marinas, médico interno residente (MIR) de quinto año, pasan consulta por las mañanas. Escriben la historia clínica electrónica, hacen los tratamientos y a última hora llaman a las familias para informarles. Son enfermos de entre 78 y 99 años, algunos muy dependientes que necesitan ayuda para casi todo. "Se pueden manejar con los recursos de una planta de hospitalización convencional, con gotero, oxígeno en gafas a flujos normales... pero sin grandes complejidades técnicas", concreta el jefe del servicio de Medicina Interna.
En el turno de mañana hay también tres o cuatro enfermeras y cuatro o cinco auxiliares, mientras por la tarde los equipos lo forman tres enfermeras y otras tantas auxiliares, y las noches las atienden dos profesionales de cada especialidad. Los fines de semana, cuando se reducen las posibilidades de analíticas y los ingresos programados, los tres turnos son de dos enfermeras y dos auxiliares.
Por las tardes no hay médico en la unidad y cuentan con un teléfono de guardia conectado directamente con Medicina Interna. Hasta ahora solo han tenido que trasladar al Clínico a un paciente que pasó la noche en el hospital y regresó al día siguiente. La mayoría de las dudas se pueden resolver telefónicamente y si fuera necesario acuden al 061.
Las ratios y las formas de trabajar son las mismas que en el área covid del Clínico. Los peores momentos los viven cuando tienen que comunicar el empeoramiento de algún paciente. También los hay reconfortantes cuando les agradecen su labor o la jota que les dedicó un vecino de Badules antes de marcharse a su pueblo.
A esta tercera planta también han trasladado a un usuario del centro covid de Casetas en el que se ubica. Este equipamiento, que se puso en marcha durante la primera oleada de la pandemia y aloja a mayores que viven en residencias y tienen coronavirus pero no requieren de un ingreso, dispone de 76 plazas, de las que ayer quedaban libres 11. Por él pasaron unos 200 usuarios en la primera ola y desde que se reabrió a mitad de julio ya lo han hecho otros 460.
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