ARAGÓN

Siete meses de lucha para que se reconozca la baja por paternidad por su hijo que nació muerto

Una pareja zaragozana ha recurrido a los tribunales y se dirigió al Justicia para poder inscribir al bebé en su libro de familia.

Ana y Martín, en la plaza del Pilar de Zaragoza.
Ana y Martín, en Zaragoza.
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El pasado 12 de abril, en pleno estado de alarma, Ana Cirac dio a luz a su hijo, Jorge, que nació muerto en la semana 39 de gestación por un nudo en el cordón umbilical. Un dolor indescriptible que dio paso a una lucha burocrática por conseguir que se reconozca la baja por paternidad, que se les ha negado, y también para que el pequeño figure en su libro de familia. Ana y su marido, Martín Benito, quieren contar su historia para dar visibilidad a la "dura realidad" que les ha tocado vivir en medio de una pandemia en la que no pudieron dar una "despedida digna a su hijo".

Este matrimonio zaragozano consultó el caso con un abogado y está pendientes del juicio, que se celebrará en febrero. Incluso acudieron al Justicia de Aragón: "Estamos derrotados y muy defraudados, entendemos que hay que cambiar muchas leyes pero si no se mueven estos casos y se presiona creemos que nada cambiará". Según cuentan, dos días después de que naciera su hijo, se modificó en toda España la normativa, y ahora los padres en esta situación no tienen derecho a esta prestación en ninguna comunidad.

Según recuerdan, el pequeño falleció en el útero materno: "Di a luz a mi hijo muerto después de 20 horas de parto. Es quizá una de las situaciones más duras que una persona puede vivir. Jorge pesó 3.200 gramos y midió 53 centímetros. Pero legalmente es un feto varón de Ana Cirac, no tiene nombre y no se nos deja constar en nuestro libro de familia". La ley, dicen, marca que "a partir de los 180 días de gestación, si el bebé sobrevive aunque sea unas horas en una incubadora ya puede ser registrado y los padres disfrutan de los permisos retribuidos que la ley da a las familias que acaban de tener un niño con vida y disfrutan de él".

Su hijo "vivió mucho más de los 180 días pero como no fue parido con vida tenemos los derechos limitados". El primero, y más fundamental, "el poder dar legitimidad a su existencia en el libro de familia, y ya después todo lo demás". Una opción, sin embargo, difícil de alcanzar si no se cambia la ley, algo que llevan años intentando asociaciones de padres, que en 2017 reunieron firmas y llevaron al Senado.

Ana cuenta que tras el alumbramiento, la pareja se vio "sola y confinada" completando todos los trámites. Ambos están afiliados a sindicatos y buscaron asesoramiento. El Instituto Nacional de la Seguridad Social les comunicó que los dos tenían derecho a la prestación por baja maternal y paternal, dicen, que solicitaron a mediados de abril. "Mientras, seguimos viviendo confinados y solos nuestro duelo y tuvimos que acudir a la incineración de nuestro hijo solos, esparcir sus cenizas lo realizamos ya al pasar a la fase 2 para poder estar acompañados de familiares y amigos", resumen en su escrito al Justicia. Ana recibió la respuesta positiva, pero la de Martín fue desestimada. A pesar de los obstáculos, mantienen su lucha para que se reconozcan sus derechos: "Es una pena habernos encontrado con esta situación y sentirnos tan desamparados".

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