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El cierre de las comunidades vecinas amenaza al turismo aragonés de diciembre

Cataluña y Navarra, dos de los principales mercados de Aragón, han prolongado el cierre perimetral hasta el 17 de enero y el 18 de diciembre, respectivamente.

Turistas en Jaca durante el puente del Pilar.
Turistas en Jaca durante el puente del Pilar.
Rafael Gobantes

El sector turístico aragonés no tiene respiro. La pandemia ha tenido consecuencias desastrosas durante todo el año, y diciembre no parece que vaya a ser muy diferente. La Comunidad ha decretado su cierre perimetral, de momento, hasta el 30 de noviembre. A partir de entonces -y con la temporada de esquí a la espera de la nieve- podrían entrar turistas, pero no se descarta que se pueda ampliar el plazo. No obstante, algunas de las comunidades limítrofes ya han prolongado el sellado de sus fronteras, lo que supone que buena parte del mercado potencial de Aragón ya es seguro que no podrá venir, haga lo que haga el Ejecutivo de Javier Lambán.

Cataluña, una de las comunidades que más turistas trae, ha decidido el cierre perimetral de la comunidad hasta el 17 de enero. El documento aún no se ha aprobado, pero la Generalitat tiene previsto cuatro tramos con diferentes medidas entre el 23 de noviembre y el 17 de enero. En todos ellos se prevé el cierre de los límites de la comunidad, lo que impediría a los catalanes entrar a Aragón en el puente de la Constitución en Navidad.

Navarra, por su parte, ya ha decretado las restricciones en las entradas y salidas de la comunidad foral hasta el 18 de diciembre, lo que impediría la llegada de los navarros en próximo puente. El País Vasco, otro mercado importante para Aragón (sobre todo por los esquiadores que vienen), está previsto que prorrogue las restricciones a la movilidad al menos hasta después del citado puente.

En el caso de la Comunidad Valenciana, de importancia capital para la provincia de Teruel, esta semana se ha confirmado el cierre perimetral hasta el 9 de diciembre. Castilla-La Mancha va a revisar las medidas a final de mes, pero la Junta ya ha expresado que su previsión es mantenerlo también hasta entonces. La Rioja, por su parte, tiene aprobado su cierre hasta el 29 de noviembre, pero no descarta prorrogarlo. De los grandes emisores de turistas hacia Aragón, de momento solo Madrid se ha librado de este tipo de restricciones, salvo en municipios concretos.

Por lo tanto, y siempre a la espera de lo que decida el Gobierno de Aragón sobre el cierre perimetral de la propia comunidad, el turismo queda herido de gravedad para el puente de la Constitución y, de momento, tocado para Navidad. Luis Vaquer, presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón, lamenta que es “la enésima temporada que se va a perder”, tras la Semana Santa, el verano… “El mes de diciembre es importante para el mundo turístico, especialmente para las casas rurales y el Pirineo”, apunta.

Con los cierres que han decretado (y que pueden prorrogar) las comunidades vecinas, Vaquer augura “movimientos simbólicos” de turistas en Aragón. “La situación es tan complicada que ya solo esperamos la resolución de la cuestión sanitaria para remontar y poder volver a la normalidad”, señala.

Jesús Marco, presidente de la de la Federación Aragonesa de Turismo Rural, dice que el mes de diciembre para ellos “supone mucho dinero”. “Está haciendo un tiempo fabuloso, los árboles aún están de otoño, y si no fuera por esto habría mucho movimiento”, lamenta. Según señala, el sector está “en un caos total y absoluto”, con casas rurales que se están planteando cerrar, a pesar de que “en verano hubo algo de movimiento” y de que “el puente del Pilar fue bueno”.

Sin embargo, ahora se ven “desilusionados” ante un mes de diciembre que otros años ha sido “apoteósico”, y más desde que muchas familias y grupos de amigos han cogido la costumbre de pasar el día de Navidad y, sobre todo, la Nochevieja, en una casa rural. “Los últimos años hemos estado al cien por cien. Ahora tenemos reservas, pero todo el mundo te dice que a ver cómo está la cosa, a ver si pueden venir al final o no”. Marco es consciente de que las reuniones de más de seis personas, típicas en estas casas rurales, de momento están prohibidas, y recalca la importancia de que la población aplique “el sentido común” y tenga “mucho cuidado”.

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