"Nuestros niños saharauis viven un ambiente bélico, es angustioso"

Las familias que acogen a pequeños de los campamentos de Tindouf, en Argelia, ven con "angustia" y "preocupación" el actual conflicto en el Sáhara Occidental

Pilar Guzmán con Mahyuba en el verano de 2018.
Pilar Guzmán con Mahyuba en el verano de 2018.
Heraldo.es

Pilar Guzmán no pudo ayer por la mañana recargar desde Zaragoza el teléfono móvil de Mahyuba y Sukeina, dos chicas de 15 y 20 años, respectivamente, que viven en los campamentos de refugiados saharauis en Tindouf, en Argelia, y que han pasado con ella algunos veranos dentro del programa solidario ‘Vacaciones en paz’. Como consecuencia del conflicto que ha estallado en el Sáhara Occidental entre Marruecos y el Frente Polisario al romperse el alto el fuego vigente desde 1991, la tienda Butigon que utilizan para enviar ayuda a las familias ha cerrado su servicio temporalmente "por cuestiones del estado de alarma en los campamentos refugiados saharauis", anuncia en su página web.

"Es una angustia escuchar cómo nuestros niños saharauis viven en un ambiente bélico. Los campamentos están en Argelia, pero nos cuentan que se están quedado sin hombres y que los padres y hermanos se han ido. He estado cuatro veces allí y es como si tu tío o tu primo se fuera a la guerra. La preocupación crece cada día, porque también están cerrando tiendas y negocios", explicó Guzmán, de la asociación Um Draiga-Amigos del Pueblo Saharaui.

Cada semana suele hablar con Mahyuba y Sukeina, "porque aunque la cobertura es mala, siempre hay algún sitio con wifi o utilizan el de un vecino". Según señala, ahora teme que ni siquiera les pueda hacer algún envío de comida a nivel particular como ha venido haciendo desde que el cierre de fronteras por el virus dificultó la llegada de las caravanas humanitarias. "Mahyuba iba a venir a estudiar a España, pero la pandemia truncó su proyecto, que no sé si podremos retomar", lamentó.

La covid-19 obligó al Frente Polisario a suspender el programa solidario ‘Vacaciones en paz’ en España y en el que iban a llegar a Aragón unos 140 menores.

Asimismo, Jesús Maestro, también del colectivo Um Draiga, reconoce su temor a que algunos de los jóvenes con los que ha compartido veranos participen en algún levantamiento. El pasado sábado charló con uno de los primeros niños que acogió y que ya tiene 26 años. "Son jóvenes y están frustrados porque ven que no tienen futuro. Ahora, por un lado, sienten que su causa está centrado el interés internacional y esperan una reacción, pero, por otra parte, ha estallado un conflicto bélico que nadie quería".

Mientras, Elisabeth Ballester, que desde 2013 recibe en su casa a niños saharaui a través de la organización Arapaz-MPDL Aragón , se enteró este pasado lunes de que a Chaia, una chica de 13 años que ha pasado con ella tres veranos, la ha mandado su familia a Mauritania con su abuela. "Le escribí al Whatsapp a ella, como hago todas las semanas, y me contestó su padre que estaba en Mauritania. Supongo que la han querido poner a salvo. También me mandó un audio en español en el que me dice que hay mucha guerra, pero ningún muerto, y que todos están bien", explicó.

Uno de sus hijos, que también colabora en la iniciativa ‘Vacaciones en paz’, recibió hace ya unos días "un vídeo de una reunión en la que exhibían banderas". A la hasta ahora preocupación por las terribles consecuencias del coronavirus en los campamentos, se suma el estado de guerra. Las familias aragonesas confían en volver a encontrarse el próximo verano con sus niños saharauis.

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