coronavirus

"Del hospital me he venido al bar", "no creo en la covid" y otras respuestas a los rastreadores

Pese a la letalidad de la pandemia, los enfermeros se siguen encontrando con incumplimientos flagrantes. Solo en Zaragoza, se notifican una media de unos cinco al día. 

Irene Serrano, en el centro de salud del Arrabal.
La rastreadora Irene Serrano, en el centro de salud del Arrabal.
Heraldo

Más de ocho meses después del inicio de la pandemia, los rastreadores que tratan de frenar el virus siguen encontrándose con comportamientos inauditos. Aunque todos destacan que la mayoría de los ciudadanos tratan de ser escrupulosos con el cumplimiento de los protocolos, siguen detectando cuarentenas que no se respetan, positivos que se van directamente del hospital al bar, sospechosos a la espera del resultado de la PCR que acuden a fiestas de cumpleaños… Comportamientos que les generan frustración y que, para colmo, no son fáciles de controlar.

Los alrededor de 350 rastreadores que tiene el Salud (incluidos los militares) hacen actualmente más de 14.000 seguimientos de sospechosos de covid. Cuando detectan algún incumplimiento, lo comunican al servicio provincial a través del correo electrónico. Solo en Zaragoza se reciben entre tres y cinco notificaciones diarias de este tipo. Si se considera que tiene la suficiente gravedad, en coordinación con la Policía se estudian posibles sanciones. Realmente, pocas acaban en denuncia. En Zaragoza ha habido 50, en Teruel 11 y en Huesca, 3. De estas, habrá que ver cuántas acaban finalmente en una sanción.

Javier Luis Zamora: "Cada día tienes casos sorprendentes"

Javier Luis Zamora, en el centro de salud de Torrero.
Javier Luis Zamora, en el centro de salud de Torrero.
Heraldo

Javier Luis Zamora es enfermero en el centro de salud de Torrero, en Zaragoza. Ahora mismo, en plena cresta de la tercera ola, dice que su carga de trabajo “es brutal”. Entre los tres rastreadores que están, hay días que hacen más de 100 llamadas, más las pruebas que tienen que realizar a domicilio. Según observa, sobre todo son contagios del ámbito familiar, aunque “cada día tienes casos sorprendentes”. “Hay personas que aún no saben si son positivos o no, pero que tienen síntomas y quedan con gente hasta que les llega el resultado de la prueba”, relata.

Este enfermero recuerda el caso concreto de unos padres que tuvieron síntomas compatibles con la covid y que, pese a ello, llevaron a sus hijas al colegio. “Las niñas se habían contagiado y hubo que clausurar las clases. A pesar de todo, hubo más positivos dentro del aula”, señala.

También se ha encontrado con cumpleaños infantiles que han acabado con contagios, con reuniones imprudentes en el interior de las viviendas… Estos casos, según asegura, son minoritarios pero siguen existiendo. La mayoría, en su opinión, “está concienciada porque ve que está ingresando más gente en los hospitales, que hay casos más graves, que hay personas jóvenes con neumonías...”.

El protocolo que siguen ha sufrido ligeros retoques, pero la consigna general sigue siendo la misma. Cuando salta un caso positivo se le hace una encuesta epidemiológica para detectar a sus contactos estrechos. Se considera como tales a quienes han pasado “más de 15 minutos a menos de dos metros sin mascarilla”. Si tiene síntomas, el rastreo se remonta a dos días antes de su aparición. Si son asintomáticos, se llama a los contactos estrechos desde dos días antes de la prueba positiva. A todos se les indica un aislamiento de diez días desde la fecha del último contacto con el positivo y se les hace una prueba PCR.

Beatriz Sánchez: "Es como poner diques al océano"

Beatriz Sánchez, en su centro de trabajo.
Beatriz Sánchez, en su centro de trabajo.
Heraldo

Beatriz Sánchez es enfermera en el centro de salud Amparo Poch, en el Actur. Empezó a comienzos de junio, cuando el nivel de contagios era muy bajo, lo que le permitió “hacer formación y ayudar en otras labores”. Poco después, recuerda que ya no eran capaces de asumir el volumen de trabajo que tenían. “Tuvieron que mandar refuerzos y establecer guardias los fines de semana”, señala. Con respecto a entonces, señala que ahora “casi nunca encontramos el caso índice”, ya que hay una mayor transmisión comunitaria.

El rastreo es muy complicado, no podemos abarcar todas las situaciones. Nuestro papel es frenar la pandemia, pero hay veces que no sabemos por dónde coger los casos, es como poner diques al océano”, lamenta.

Para colmo, algunos de los comportamientos que se han encontrado son descorazonadores. “Hubo uno que se fue a Urgencias con síntomas, le hicieron la prueba y le dijeron que se aislara en casa. En vez de eso, nos consta que se fue directamente al bar”, asegura. También han visto incumplimientos en los centros de trabajo, que han acabado con denuncias en Salud Pública “por no seguir las recomendaciones de distancia y mascarilla”.

Sánchez está tratando ahora “cosas diferentes a las que estábamos viendo”, como “personas con síntomas que han dado positivo pero que no han contagiado a su pareja o a sus hijos”, o “pacientes que no habían salido de casa en mucho tiempo, que no se han relacionado con nadie y se han contagiado”.

María Júdez: "Con la familia se baja la guardia"

María Júdez, rastreadora del centro de salud de La Almunia de Doña Godina.
María Júdez, rastreadora del centro de salud de La Almunia de Doña Godina.
Heraldo

María Júdez ejerce en el centro de salud de La Almunia de Doña Godina. Afirma que tuvieron “muchísimos casos” durante el verano, pero que ahora el volumen de trabajo ha bajado. Aún así, no baja la guardia porque sabe que “todo puede cambiar en cualquier momento”. Además de por el descenso de positivos, su trabajo también ha cambiado por la incorporación de los test de antígenos, que dan el resultado de la prueba en solo 15 minutos, sin tener que esperar varios días a la PCR. “Coges antes al positivo y frenas antes la cadena de contagio”, afirma.

El perfil de casos que están detectando procede, sobre todo, “las reuniones familiares”. Aunque cree que “la gente ha mejorado su comportamiento conforme ha avanzado el tiempo”, advierte de que con la familia “se baja la guardia”. “Hemos tenidos varios casos de cumpleaños”, cuenta.

La buena noticia del otoño ha sido la vuelta al cole. Aunque temían que pudiera haber contagios masivos si el virus entraba en las aulas, no los ha habido. “Nos salía un contagio, se hacían test a toda la clase y se les aislaba, pero rara vez nos salía otro positivo más”, cuenta. Ahora el protocolo ha cambiado y “solo se considera contacto estrecho a los que se sientan cerca o juegan juntos en el recreo”, apunta.

Irene Serrano: "Hay gente que te dice que no cree en la covid"

Irene Serrano, en el centro de salud del Arrabal.
Irene Serrano, en el centro de salud del Arrabal.
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Irene Serrano comenzó a trabajar en septiembre en el centro de salud del Arrabal, en Zaragoza. Aunque la carga se ha rebajado ligeramente esta semana, hasta hace poco “se acumulaban tantos casos que no podías acabar el trabajo”, aunque las jornadas se prolongaran dos o tres horas cada día. “Hemos llegado a detectar 30 positivos en un día”, cuenta.

La mayor dificultad de su trabajo es explicar cómo se tienen que hacer las cuarentenas, especialmente en algunos casos. Según dice, a los que son contactos estrechos y tienen síntomas se les hace un test rápido; si son asintomáticos, se les hace PCR a los seis días, y se les decreta aislamiento hasta entonces. “La gente se lo toma regular, dice que seis días son mucho. Pero lo hacemos porque hemos tenido casos que han positivizado más tarde, que les hemos hecho la PCR al tercer día, han dado negativo, han salido a la calle y luego han empezado con síntomas”, explica.

Por su experiencia, los casos más complicados son “los autónomos que necesitan trabajar para no perder dinero, porque saben que en cuarentena van a tener pérdidas y no van a tener compensación”. “Hay gente que llamamos para ver cómo se encuentran y están trabajando”, asegura. Esta enfermera recuerda el caso de un contacto estrecho al que llamó porque había estado en una boda, pero que por teléfono le negó que hubiera estado en ningún evento de ningún tipo. “Por protección de datos, no le puedes decir cuál es el caso índice, así que es una lucha complicada para hacerle ver que sabes que en realidad sí estuvo de boda”, cuenta.

También se ha encontrado con gente que contesta que, directamente, “no cree en el coronavirus”, o que te dicen que “trabajan sin mascarilla porque su jefe no cree en la covid”.

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