125 historias de heraldo de aragón

La rica huerta aragonesa: melón de Utebo, cerezas de Bolea, melocotón de Calanda, tomate rosa de Barbastro...

Del rico melón de Utebo cultivado en el siglo pasado a la hortaliza del Somontano, la huerta aragonesa es hoy rica por la variedad y calidad de todos sus productos.

En 1933 HERALDO recoge en un reportaje #e verano la calidad de los melones y sandías de pueblos como utebo que se consumen en zaragoza
En 1933 HERALDO recoge en un reportaje #e verano la calidad de los melones y sandías de pueblos como utebo que se consumen en zaragoza
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Del rico melón de Utebo, que en 1933 se decía en HERALDO que competía en sabor y calidad con los mejores de España, a las cerezas de Bolea, la cebolla de Fuentes, el melocotón de Calanda o el tomate rosa de Barbastro. La huerta aragonesa sigue hoy siendo rica por la variedad y calidad de sus productos.

De fama nacional e incluso internacional, el tomate rosa de Barbastro que cultivan los hortelanos del Somontano pone en valor las excelencias de un producto fantástico, con unas propiedades organolépticas (sabor, textura y olor) fuera de lo común.

Según la tradición, el agricultor siembra los tomates el 2 de febrero coincidiendo con el día de las Candelas y el fruto llega al mercado a mediados de julio o principios de agosto, cuando el calor se hace insoportable.

¿La clave del sabor y gusto de esta ‘golosina’? Dicen los expertos que más importante que la variedad es el hecho de que el tomate se haya cogido de la mata en su punto óptimo de maduración. Si se ha recolectado verde y no se le ha dado tiempo para que se formen los azúcares y los ácidos necesarios, nunca sabrá igual que otro tomate más humilde pero que se haya cogido de la huerta ya maduro y listo para apañarlo con aceite de oliva de la mejor calidad posible y sal.

El tomate rosa de Barbastro se caracteriza por su gran tamaño, que ronda el medio kilo de peso, y por el color rosáceo de su piel cuando está en las condiciones idóneas para su consumo. Su piel es fina, lo que lo hace muy agradable de comer. Además es muy carnoso ya que tiene muy pocas semillas y agua. No siempre su aspecto es perfecto ni de formas homogéneas. Más bien cuenta con sus arrugas y un culo mal hecho.

Para su consumo se recomienda pelarlo para disfrutarlo plenamente, y acompañarlo con un chorrito de aceite de oliva virgen extra, una ‘brunoisse’ o pequeños daditos de ajo y unas escamas de sal. Así, simplemente, es un auténtico manjar, aunque también puede ser un aliado perfecto a la hora de elaborar un buen gazpacho. Hay mil maneras de combinarlo en la cocina.

El ‘oro rosado’, Marca Nacional de España desde 2014, es el producto estrella de la comarca, un auténtico foco de riqueza y motor económico del que se producen anualmente más de dos millones de kilos.

Ejemplares de tomate rosa de Barbastro, una de las joyas de la huerta aragonesa, de fama nacional e internacional.
Ejemplares de tomate rosa de Barbastro, una de las joyas de la huerta aragonesa, de fama nacional e internacional.
Javier Blasco/HERALDO

El melón de Utebo, tan bueno como el de Villaconejos o Valencia

En 1933, HERALDO recoge en un reportaje de verano la calidad de los melones y sandías de pueblos como Utebo que se consumen en Zaragoza:

"¿De dónde vienen los melones que se consumen en Zaragoza?

-Hemos preguntado a Roque Arellano, el popular vendedor que con su puesto de la plazuela de San Antón, contribuye a que la venta tradicional en tal sitio, no desaparezca.

-Antes de contestarle, nos responde, quiero que pruebe usted esta rajita. Y nos obsequia con un trozo de melón que parte en nuestra presencia. Un puro terroncito de azúcar por lo dulce.

-¿De dónde se figura usted que es esta "golosina"?

-¡Hombre! ¡Cualquiera adivina! A lo mejor será de Villaconejos, que es donde más fama tienen, después de Valencia...

-Pues ni de un sitio ni de otro. Este melón -y Roque lo palpa y lo acaricia con verdadera delicadeza- es nada menos que de Utebo. Para que pueda usted decir en todas partes que no envidia nuestra tierra a ninguna en esto de obtener frutos exquisitos. Y es verdad. Casi todos los melones que sé consumen en Zaragoza proceden de Utebo, de Monzalbarba, de Torres de Berrellén, de Alcalá, de Alagón, de Cabañas...

Pero quede bien sentado, que los melones de Utebo no tienen nada que envidiar a esos que venden en Madrid procedentes de Villaconejos, la tierra castellana de los melones buenos.

¿Quién iba a figurarse que los simpáticos vecinos de Utebo tenían tal riqueza para orgullo y honra de nuestra región?"

Los 125 reportajes del libro '125 Historias de HERALDO DE ARAGÓN'.

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