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Las restricciones y los gastos fijos asfixian a las tiendas de proximidad de Zaragoza

Las principales arterias comerciales, desde la calle de Alfonso I hasta la avenida de Madrid, sufren un reguero de cierres y caídas de ventas de más del 50%.

La cafetería Santiago, en la plaza del Pilar, cerró temporalmente el pasado lunes por las limitaciones de aforo del nivel 3 de alerta.
La cafetería Santiago, en la plaza del Pilar, cerró temporalmente el pasado lunes por las limitaciones de aforo del nivel 3 de alerta.
Guillermo Mestre

El repunte de casos de la covid y las fuertes restricciones aprobadas para frenar los contagios en Aragón han terminado por asfixiar al comercio local de Zaragoza. Arterias como la avenida de Madrid, Conde de Aranda, Francisco de Vitoria o la calle de Alfonso I lucen un sinfín de carteles de ‘se vende’ o ‘se traspasa’, y decenas de negocios dudan de si seguirán abiertos en Navidad.

Muchos reconocen abiertamente no ganar lo suficiente para pagar la luz, el agua y el alquiler o hablan de caídas de ventas de más del 50%. En Francisco de Vitoria, el panorama es «desolador». Lo dice Fernanda Orga, encargada desde hace 38 años de la sastrería que lleva su apellido. «Esto no lo habíamos visto nunca. Las tardes son demoledoras. La calle está muerta», admitió.

"Esto no lo habíamos visto nunca. Las tardes son demoledoras. La calle está muerta"

En su caso, las ventas han caído por debajo del 20%. Junto a su local y frente a él predominan los carteles de ‘se vende’. La explicación, apuntó, está en el tamaño de los locales y el alto precio de los alquileres, que hacen que su reapertura sea «complicadísima» en el contexto actual.

En los últimos meses han dicho adiós tiendas icónicas de muebles, de calzado, restaurantes... Y la situación, lejos de mejorar, se ha agravado desde el lunes por el cierre de bares y restaurantes sin terraza, que han restado afluencia al resto de negocios. «Hay tiendas en las que por la tarde ya no entra nadie. Muchos se están planteando directamente cerrar después de comer. El que no tenga necesidad terminará bajando la persiana y quien no pueda se meterá en un pozo sin fondo», lamentó

También ha habido cierres en el entorno de la calle Mayor y la calle de la Manifestación. «Los comerciantes van ya muy apurados», comentó Inés Borra, encargada de Confecciones Castillo.

Su tienda ha podido captar clientas de otras similares que han tenido que bajar la persiana. «Tenemos rachas. Ahora, por ejemplo, esperamos bastante venta de pijamas y ropa interior», dijo.

«La gente se está endeudando»

En Las Delicias, basta con pasear por la extensa avenida de Madrid para ver los efectos de la covid-19. Aunque las tiendas de alimentación resisten, el resto de negocios no se libran de caídas de ventas «mes tras mes».

La crisis sanitaria también ha precipitado prejubilaciones que, en circunstancias normales, se habrían producido unos años más adelante. «Es muy triste ver cómo cierran tiendas y bares de alrededor», explicó Beatriz García, dueña de una de las carnicería de esta avenida. Jesús Martínez, de la tienda de moda Pizpireta, ha sufrido una «brutal caída de ventas» de entorno al 50%. «La situación está muy mal. Todos nos estamos endeudando, y los que se queden tendrán que pagar durante años», manifestó.

El problema, coincidieron los comerciantes consultados, va camino de enquistarse, ya que los locales que cierran no encuentran nuevos inquilinos.«Antes de la pandemia se interesaron por el de al lado, también de nuestra propiedad. Estuvieron a punto de alquilarlo, pero con el coronavirus se paralizó todo», dijo Martínez.

La avenida de San José es otra de las arterias más tocadas por la covid-19. Su situación no ha pasado desapercibida para el presidente de Cepyme Aragón, Aurelio López de Hita. «Desde su confluencia con Miguel Servet hasta arriba, más de un 50% de los locales están cerrados», aseveró.

También destacan por sus cierres las calles del Doce de Octubre y Reina Fabiola. «Los últimos meses están siendo muy duros», confirmó la presidenta de la Asociación de San José Barrio Comercial, Montse Pérez, que aseguró que la situación es «prácticamente igual» en todos los distritos de la capital, desde Las Fuentes hasta la Jota o el Barrio Jesús. «Solo dentro de mi asociación, de la que forman parte 170 comercios, habrán bajado la persiana un 10%», estimó.

En estas últimas jornadas se ha notado especialmente el toque de queda. «La gente que antes salía a tomar algo después de trabajar se va directamente a casa. No consume por miedo a lo que vendrá», agregó. La sensación, no obstante, es que «lo peor está por venir», de ahí que los comerciantes reclamen nuevas ayudas para costear el alquiler y sus gastos fijos.

Sin lista de espera

En Conde de Aranda dirá adiós la histórica Reyfi, que ultima su liquidación tras más de medio siglo de historia. La situación es especialmente complicada en el último tramo de la calle, el más cercano a la plaza del Portillo, donde varios negocios lucen ya carteles de ‘se vende’. «En nuestro caso, está cayendo la venta presencial y aumentando la digital. Nos mantenemos gracias a la clientela fiel, pero hay preocupación por el futuro», reconoció Pilar Vallespín, que lleva más de 20 años al frente de Lencería Emi.

Las sensaciones no son mejores en la calle de Alfonso I. «El ambiente está muy triste. Se nota mucho la falta de turistas, que son primordiales para esta calle», afirmó Isabel Bellostas, portavoz de los comerciantes del entorno.

Tanto en la primera como en la segunda ola ha habido negocios que no han podido resistir y han tenido que cerrar. Y para colmo, no hay relevo. «Antes había lista de espera para instalarse aquí, pero ahora, ni lista ni nada», aseveró. La principal esperanza está en que la Navidad anime «un poco» el consumo y la afluencia de clientes, pero al no haber cabalgata y estar en duda el Belén «ya nadie puede asegurar nada».

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