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Los bares agotan las estufas para las terrazas: "Sin ellas, esto estaría vacío"

Los locales de hostelería han acabado con algunos modelos de calefactores, ya que los consideran esenciales para el exterior, el único sitio donde pueden servir.

Terraza de La Lobera de Martín, en la plaza de España de Zaragoza.
Terraza de La Lobera de Martín, en la plaza de España de Zaragoza.
Francisco Jiménez Photography

Hasta ahora eran un complemento tan exótico como polémico en las terrazas. Las estufas que algunos bares colocan en los veladores, en el ojo del huracán por las emisiones que producen, tenían un uso residual en Aragón. Sin embargo, las restricciones a la hostelería las han convertido en un objeto de deseo, hasta el punto de que en muchos comercios se han agotado.

En tiendas como Makro o Leroy Merlin están agotadas. “Los clientes llaman todos los días para preguntar si han llegado, pero hay problemas de suministro en toda Europa”, señalan desde la tienda de Zaragoza de la primera firma. A nivel nacional, desde Makro apuntan que desde principios de octubre las ventas de estos productos han crecido un 300%, y que en un mes han vendido ya las mismas unidades que en toda la campaña pasada, de octubre de 2019 a febrero de 2020.

Carlos Sánchez, gerente de Suministros Herco, cuentan que las ventas se han cuadruplicado con respecto a los años anteriores, y que todos los días reciben al menos cinco consultas sobre el tema. “Han pasado de ser un producto marginal a ser la estrella”, apunta. El modelo más económico está agotado, mientras que de los más caros aún tienen alguna existencia. “Con las estufas está pasando como en su día pasó con las piscinas desmontables, la pintura o las mascarillas. Los bares nos dicen que son la única solución para tener a los clientes de forma confortable”, añade.

Con la entrada de Aragón en el nivel 3 de alerta, está prohibido el consumo en el interior de los locales. Por eso, las terrazas (con una restricción de aforo del 50%) se quedan como el único refugio para poder servir comidas o bebidas. Con la llegada del frío, las estufas de exterior “van a ser más importantes que nunca”, pronostica José María Marteles, presidente de Cafés y Bares de Zaragoza. Dentro de la crítica situación general del sector, Marteles cree que los establecimientos que cuenten con una terraza “de al menos diez mesas” podrán al menos “ir tirando”.

La Lobera de Martín, en la plaza de España de Zaragoza, tiene 37 mesas distribuidas en tres lugares diferentes (antes de las restricciones podía colocar el doble). Todas cuentan con estufa. “Sin ellas esto igual estaba vacío del todo”, señala Nacho del Río, el encargado del local. Este martes, con una mañana soleada y agradable, estaban apagadas en el exterior, pero encendidas en las mesas que tienen en la galería de Puerta Cinegia. “Estas están más resguardadas y se llenan pronto”, apostilla.

Con las nuevas restricciones, el servicio queda limitado a los cafés de la mañana, alguna comida y poco más. “Las cenas, nada de nada. Se han acabado, entre el toque de queda y que no hay turistas...”, lamenta. En suma, y como sucede con toda la hostelería, la situación es muy dura: “Ahora estamos trabajando 16 personas, de las 59 que somos en total. El resto están de ERTE”, apunta Del Río.

En Zaragoza, el Ayuntamiento prepara una instrucción para regular el uso de las estufas, así como del resto de elementos de las terrazas. Según apuntan desde el área de Servicios Públicos, hasta ahora su uso estaba casi limitado a los veladores colocados en galerías o espacios semicubiertos, porque es donde más se puede rentabilizar el calor que generan. Ahora, ante el previsible incremento de estos calefactores, se van a fijar varias condiciones, como que cumplan con las distancias mínimas que marque la normativa sanitaria, que respeten la normativa de seguridad y del fabricante o que sean eléctricos o de ‘pellets’. Los de gas, por tanto, quedarán prohibidos para nuevas instalaciones, aunque las que ya tienen licencia podrán seguir funcionando.

En Zaragoza, más de 80 bares y restaurantes se han acogido a la posibilidad de colocar veladores en las calzadas de distintas calles de la ciudad. Fue una posibilidad que ofreció el Ayuntamiento a los hosteleros, ya que la crisis sanitaria ha convertido los espacios exteriores en la única opción de superviviencia de los locales.

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