Zaragoza, Huesca y Teruel mantienen el pulso en las calles pese al confinamiento

El parquin del Parque Nacional de Ordesa volvió a colapsarse con 450 vehículos.

Zaragoza, Huesca y Teruel mantuvieron este sábado el pulso en las calles pese al confinamiento. Las tres ciudades, que al igual que el resto de Aragón se regirán a partir de este lunes por las fuertes restricciones del nivel 3 de alerta, con aforos del 25% para las tiendas y la prohibición de consumir en el interior de bares y restaurantes, vivieron una jornada desigual. Mientras tanto, en el Pirineo hubo lleno en Ordesa y, por contra, descendió el turismo en la provincia de Teruel.

En el Tubo, la mañana empezó a medio gas, pero se fue animando. Tanto es así que, pese a no haber aglomeraciones, era difícil encontrar una mesa libre en las terrazas. "Nos parece muy injusto lo que está ocurriendo con la hostelería. ¿Y qué pasa con el tranvía? ¿Y los buses?", se preguntaban Sara López y Ángela Pérez, dos amigas que aseguraban cumplir "a rajatabla" todos los protocolos sanitarios.

Establecimientos como El Champi aprovecharon para hacer caja antes de tener que prescindir de sus mesas de interior. "En la terraza tenemos solo cinco. Vamos a fomentar la venta a domicilio", explicaba Lorena Granged, una de sus trabajadoras.

La animación del Tubo contrastaba con la quietud de la calle de Alfonso I, por la tarde se animó como el resto del centro de la ciudad. Por la mañana, tiendas como Regalicos, centrada en la venta de suvenirs, apenas recibían clientes. "Mañana solo podrán entrar cinco personas, pero no hace falta ni poner cartel, por que no van a entrar tantas. Poco a poco, la vela se va apagando", lamentaba su propietario, José Antonio Domínguez. El diagnóstico era compartido por los hosteleros de la plaza del Pilar. Las mesas de sus restaurantes más turísticos lucían desangeladas.

En la ciudad de Huesca, las terrazas del centro registraban una buena afluencia, pero en el resto de barrios se notó menos movimiento. Los oscenses salieron a disfrutar de los últimos vermús, comidas y cenas antes de que cierren muchos de los establecimientos hosteleros. Entre ellos están los dos locales con estrella Michelin, el Lillas Pastia y el Tatau Bistro, aunque este último va a poner en marcha un nuevo servicio a domicilio.

Desde el inicio del confinamiento perimetral del pasado jueves, la Policía Local ha reforzado la vigilancia de las vías públicas de la ciudad. Hasta ahora, los agentes han puesto 12 multas por grupos de más de seis personas y otras 12 por botellones (estas últimas en la noche del jueves al viernes). Sin embargo, de momento no ha habido ninguna denuncia en los controles de los accesos a la ciudad.

Pese a los confinamientos perimetrales de las tres capitales y de Navarra, principales destinos de origen principales de los visitantes del Parque Nacional de Ordesa, este sábado se volvió a colapsar el aparcamiento de la popular pradera obligando a cerrar el acceso a las 11.00 por la presencia de cerca de 450 vehículos. La directora del Parque Nacional, Elena Villagrasa, reconoció su "sorpresa" por estas cifras. "¿De dónde habrán salido?", se preguntó.

Caídas de hasta el 80%

En Teruel, las terrazas registraron una pobre actividad respecto a un fin de semana habitual. Los turolenses no aprovecharon, por lo general, el fin de semana previo a la activación de la alerta 3 para echarse a la calle. Los veladores de la plaza del Torico, el principal espacio hostelero de la ciudad, ni siquiera se llenaron a pesar del buen tiempo y de que las terrazas estaban al 50% de su aforo. El pesimismo se extendió entre los empresarios del sector, muchos de ellos abocados al cierre a partir de este lunes al carecer de espacio para montar mesas en la calle.

Un trabajador de la céntrica cafetería ‘1900’ pensaba "que habría más gente" en vísperas del nivel 3, pero el confinamiento de la ciudad redujo el público bajo mínimos al desaparecer el turismo. Incluso los propios turolenses parecen haber cogido "miedo" y, si se sientan en las terrazas, reducen su consumo. "Hay muy poca animación", se lamentó el camarero.

Algunos bares y restaurantes habían bajado ya la persiana y otros lo harán este lunes. Agustín Cebollada aseguró que le obligan a cerrar ‘El gran café de Teruel’ al carecer de terraza, y lo mismo le pasará a otros seis locales de la calle del Tozal. Cebollada señaló que, con la paralización del turismo debido al confinamiento, las ventas han caído el 80% en los locales del Centro. Con el cierre de su café se quedarán en suspenso ocho empleos, incluido el suyo.

Los hoteles, por su parte, estaban también bajo mínimos. Roche Murciano, del hotel Mudayyan, explicó que tenía el establecimiento al completo para el fin de semana, pero al entrar en vigor el confinamiento se ha quedado con solo dos habitaciones ocupadas.

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