Ababuj es una pequeña localidad de la Comarca Comunidad de Teruel situada a menos de 40 km de la capital. Hasta los años 50 del siglo pasado rozaba los 400 habitantes pero la población actual suma poco más de 70 vecinos; supone un claro ejemplo de despoblación que integra lo que ahora se conoce como la España vacía o vaciada. Sin embargo estas tierras vacías de gente están llenas de naturaleza exuberante y paisajes inimaginables, vacíos también de contaminación, ruido y otros elementos molestos o indeseables. Encontramos aquí un maravilloso patrimonio natural y cultural digno de ser difundido y conocido por todos.

Entre ese rico patrimonio destaca el paleontológico y es que, en la carretera que une Ababuj con Aguilar del Alfambra, justo en el punto kilométrico 19, se sitúa un interesante yacimiento de icnitas de dinosaurio, conocido ya desde hace un cuarto de siglo; de hecho uno fue de los primeros de su tipo descritos en Aragón y fue declarado Bien de Interés Cultural –BIC, Conjunto de Interés Cultural, Zona Paleontológica– en 2003.

El yacimiento de icnitas de Ababuj se formó a finales del Jurásico (hace unos 154-145 millones de años). En el último de los estudios publicados se han descrito tres rastros principales de icnitas asociados a tres dinosaurios diferentes. Por un lado hay un rastro de siete icnitas tridáctilas, de forma similar a la del icnogénero Iberosauripus, cuyo productor sería un dinosaurio carnívoro de gran tamaño; otro de los rastros está compuesto por icnitas ovaladas en las que existe solapamiento de pies y manos, que se atribuye a un dinosaurio estegosáurido y al icnogénero Deltapodus; y, finalmente, otro rastro contiene huellas de pies y manos redondeadas, de tamaño mucho menor, cuyo productor sería un dinosaurio saurópodo diplodocoideo de unos 20 metros de longitud.

En el verano de 2018, un equipo de paleontólogos de Dinópolis llevó a cabo labores de excavación y restauración en este yacimiento, en el marco del proyecto Dinoexperience de la Comarca Comunidad de Teruel, cuyos resultados se tradujeron en una buena conservación tanto de las icnitas como del yacimiento, así como en la posibilidad de interpretar las icnitas. Se detectaron también nuevas icnitas en el afloramiento principal que completarán la información que hasta ahora se tenía sobre sus dinosaurios productores.

Tras la actuación propiamente paleontológica se instalaron paneles y atriles que permiten la interpretación del yacimiento, mostrando la información de una manera sencilla y divertida, presentada también en sistema Braille. Para acceder al lienzo principal que contiene las icnitas se construyó una pasarela de madera, accesible para todos, que lo recorre en paralelo hasta llegar a una plataforma final donde están los rastros principales. La actuación continúa al otro lado de la carretera donde, a través de ilustraciones y esquemas sencillos, se anima a los más curiosos a descubrir distintos tipos de icnitas. Por cierto, que en esa zona encontramos una icnita muy singular, de forma redondeada y con una prominente rebaba, que un día sirvió de modelo para una deliciosa galleta. Esta misma icnita se puede contemplar mediante una réplica al inicio del recorrido en el aparcamiento del yacimiento principal.

Así pues, este yacimiento de icnitas de dinosaurio situado en las entrañas de la España vaciada es visitado ahora frecuentemente por estudiantes de distintos grados y disciplinas como parte de su formación complementaria y por todo tipo de público interesado que se puede acercar a este singular BIC tras la interesante actuación llevada a cabo.

Ana González Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis

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