confinamiento

"No puedo ir al pueblo de al lado, pero sí hacer viajes mucho más lejos"

Los alcaldes de los pueblos limítrofes con Navarra, que hoy cierra sus fronteras, temen que los servicios, el turismo y el comercio se resientan. Las altas Cinco Villas y la comarca de Tarazona y el Moncayo son los territorios más afectados.

La terraza del parador de Sos aún mostraba animación hace quince días.
La terraza del parador de Sos aún mostraba animación hace quince días.
N. Barceló

Aragón y Navarra comparten más de 170 kilómetros de frontera. En las zonas límitrofes, sin embargo, saben que esta línea imaginaria que aparece de los mapas une más que separa. Algunas calles de Tudela podrían confundirse con la judería de Calatayud y en toda la ribera del Ebro hasta las expresiones y la forma de hablar son muy parecidas. Es en comarcas como las altas Cinco Villas y en Tarazona y el Moncayo, donde más relaciones comerciales, laborales y educativas establecen ambos territorios, pero el cierre perimetral de la Comunidad Foral a partir de hoy mismo para poner freno a la pandemia puede complicar estas conexiones.

Los trabajadores y estudiantes han ido haciendo acopio de certificados y salvoconductos estos días para poder cruzar territorios y, según las autoridades navarras, no van a tener problema si justifican adecuadamente su movilidad: si se tiene una citación médica, un certificado de empadronamiento en otra localidad, o un justificante social habrá luz verde. “Existirán restricciones de entradas y salida salvo en los desplazamientos por motivos laborales, de estudios universitarios, de cuidado de familiares y otros de fuerza mayor”, explicitan. La población flotante a ambos lados de la frontera puede superar las 3.000 personas porque sabido es que a los alumnos de Undués de Lerda, por ejemplo, les pilla más cerca el instituto de Sangüesa que el de Ejea. Parecido ocurre con distribuidores y comerciantes de Estella que se acercan a Tarazona o de Malón que visitan Tudela.

“El comercio local turiasonense va a perder parte de la clientela”, explica Ana Tarazona, gerente de la Asociación de Comerciantes de la capital del Queiles. “Entre Tudela y Tarazona hay 22 kilómetros, pero Monteagudo, el pueblo más cercano de Navarra está tan solo a 7 kilómetros, por lo que es normal que venga a comprar aquí”, añade. Se da la circunstancia de que la gerente tiene un hijo que estudia en Tudela y el centro académico ya les ha facilitado un certificado “por si les paran cuando se dirijan hacia allí”. Alrededor de medio centenar de estudiantes turiasonenses se desplazan a diario al centro integrado politécnico ETI de Tudela, y parecido ocurre con chavales que acuden a cursar la ESO y bachillerato a institutos navarros.

"Será extraño cuando salgamos a la carretera y no podamos tirar hacia una de las direcciones"

Sobre si se resentirán las ventas del comercio, en la asociación explican que prefieren ir poco a poco, dando pequeños pasos porque ha habido ya varias iniciativas que han tenido que cancelar. “Aún no podemos pensar en la campaña de Navidad, porque antes viene el Black Friday. A ver cómo se da y cuánto duran también las restricción en Navarra y en otras partes de Aragón”. “Estamos a tan solo medio kilómetro de la frontera con Navarra, por decirlo de alguna forma. Estas dos semanas nos vamos a sentir extraños cuando salgamos a la carretera y no podamos tirar hacia una de las direcciones”, comenta la alcaldesa de Malón, Ana Carmen Calavia. “No tiene sentido no poder ir al pueblo de al lado, pero sí hacer viajes mucho más lejos”, concluye Ricardo Osés, oriundo de Novallas, que tiene a media familia en la vecina Cascante.

Ayer el presidente aragonés Javier Lambán, antes de cerrar las tres capitales de provincia, aseguró que le parecía muy acertado el confinamiento completo de Navarra, aunque eso esté provocando algunas dificultades al sector hostelero y eche por tierra, por ejemplo, los viajes coordinados de “compras y recados” que hacían los vecinos de las altas Cinco Villas hasta la cercana Sangüesa.

“Nuestras relaciones siempre han sido fluidas porque estamos en el límite de la provincia”, explica María José Navarro, alcaldesa de Sos del Rey Católico. “Lo importante es que los servicios esenciales queden garantizados porque, por ejemplo, para la atención médica especializada los vecinos de Sos acostumbran a ir a Pamplona”, añade. “También hay muchos estudiantes de instituto que van a diario a Sangüesa y es importante que puedan seguir haciéndolo sin trabas. El mayor problema está en otros desplazamientos de ocio o de compras, que se van a tener que redirigir hacia otras zonas de la comarca”, explica la primer edil, citando como ejemplo el que residentes de Cáseda utilizan el gimnasio de la localidad cincovillesa. El turismo en Sos se puede ver tocado porque son muchos navarros los que suelen visitar la localidad donde se rodó ‘La Vaquilla’ para ver la Casa del Infanzón o el palacio de Sada. “Pero también hay muchos turistas que desde aquí se acercan al monasterio de Leyre o al castillo de Javier, y eso son visitas que tendrán que posponerse”, cuentan desde el Parador Nacional, donde apuntan que justo en esta época de otoño “los valles y los bosques están especialmente bonitos”.

Las calles de Undués de Lerda y la señal que conduce al albergue.
Las calles de Undués de Lerda y la señal que conduce al albergue.
Laura Uranga

Aunque en algunos ámbitos se trata de dar una imagen de normalidad (el botón de muestra es que la Vuelta Ciclista ayer atravesó Navarra sin muchos sobresaltos), lo cierto es que en localidades como Undués de Lerda se notará mucho, allí hay algunas segundas residencias de navarros, que ahora no podrán “pasar a dar vuelta”. La localidad también es conocida por su albergue del Camino de Santiago, pero en este año pandémico son pocos los que se animan a seguir la ruta jacobea. “Seguimos abiertos porque nunca sabes si puede pasar alguien, pero es verdad que aparecen pocos peregrinos estos días”, cuenta Nerea Martín, encargada de las instalaciones. El 2021 sí es año santo y, normalmente, los más previsores van a ver al apóstol unos meses antes. El Camino aragonés poco a poco ganaba predicamento, pero “ahora no sabemos qué pasará con los peregrinos que vayan a Puente La Reina -explican-. Suponemos que si van andando y con la compostelana les tendrán que dejar pasar...”.

Curioso es también el caso de Petilla de Aragón, ese mínimo enclave navarro inserto en la provincia de Zaragoza. Aunque sea territorio foral, “el médico viene de Sos, que está a 18 kilómetros”, explican en el municipio que no llega a los 40 habitantes. En Petilla, en temas relacionados con la desescalada, se aplicó “el tratamiento propio de la provincia que les circunda”, según dictaminó el Congreso de los Diputados para dirimir que sucedía en territorios como el Condado de Treviño, pueblo burgalés que queda en mitad de Álava. Sin embargo, la localidad sí asume que ahora se confina como el resto de Navarra y, de hecho, sus vecinos llevan días haciendo anticipando compras y rellenando las despensas. Aunque dudan de que los controles en la carretera vayan a ser estrictos (e, incluso, de que vaya a haberlos), en el hostal Santiago Ramón y Cajal, que gestiona Fernando Amunárriz, sí tendrán que cerrar el bar y solo podrán servir en una terraza, eso sí, en un alto con hermosas vistas.

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