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China fulmina el virus: "Ya hago vida completamente normal", dice un piloto aragonés en Shanghai

El zaragozano Francisco Lacambra vive con su mujer y su bebé en el país asiático y explica las estrictas medidas de control que aplican allí para mantener a raya la covid.

El zaragozano Francisco Lacambra, en una imagen de la semana pasada en Shanghai.
El zaragozano Francisco Lacambra, en una imagen de la semana pasada en Shanghai.
Alexander Parra Zonnevylle

El zaragozano Francisco Lacambra es piloto de avión y vive en China desde hace tres años con su mujer y su bebé de 11 meses. Lleva vuelos tanto internos como internacionales en Spring Airlines, una aerolínea con sede en Shanghai, donde residen. El país de donde salió el coronavirus a principios de años ha logrado erradicarlo prácticamente y, bajo un estricto control sanitario de la población, ha conseguido volver a una normalidad “casi absoluta” en el día a día, según cuenta Lacambra.

Mientras Aragón, España y Europa atraviesan una segunda ola que arroja preocupantes cifras de contagio, China mantiene a raya la covid “evitando que nadie la importe al país” y “erradicando cualquier brote que pueda aparecer”, con pruebas PCR masivas y aislamientos obligatorios ante el más mínimo indicio. “Y, por supuesto, cada persona individualmente está concienciada y se preocupa de tomar medidas para evitar contagiarse”, añade Lacambra.

Mientras que medio mundo ha optado por intentar convivir con el virus, China optó por acabar con él. Al poco tiempo de que apareciera, todo el país quedó confinado y no abrió hasta que no quedó ningún rastro de la covid. Este zaragozano pasó este tiempo, así como buena parte de la desescalada, en España. A su vuelta a China, en septiembre, ha comprobado cómo trata de evitar el país asiático la importación del virus. “Antes de embarcar había que cumplir con los requisitos del gobierno chino y presentar una declaración de salud y el resultado de una prueba PCR realizada no más de tres días antes”, explica. Luego, durante el vuelo (con mascarilla, por supuesto), solo podían moverse “para ir al baño más cercano”.

"En el aeropuerto de Shanghai nos recogió un autobús que nos llevó a un hotel para pasar dos semanas de cuarentena"

“Al llegar a Shanghai, una persona revisaba la declaración de salud y te hacía preguntas al respecto. Nos tomaron muestras para una PCR, pasamos por un arco de temperatura y fuimos a un espacio lleno de mesas que correspondían con cada barrio de la ciudad. Fuimos a la del barrio en que vivimos y esperamos a que viniera a recogernos un autobús que nos llevó a un hotel para pasar dos semanas de cuarentena”, relata. El coste del hotel corrió a cargo de su bolsillo.  

En total le hicieron tres PCR: una a la llegada al aeropuerto, otra a los tres días y otra más a los once días. “El proceso fue largo, pero estaba todo muy bien organizado y señalizado”, opina.

Los sacrificios y el estricto control, con una gestión difícil de aplicar fuera de un régimen como el chino, a su juicio han merecido la pena. “No sabría valorar las medidas porque no soy un experto, pero lo que sí puedo valorar son los resultados, y han sido un rotundo éxito. Solo hay que ver que aquí hace ya varios meses que la gente hace vida normal y todos los negocios están funcionando, y en España no”.

Gente disfrutando (sin mascarillas) de un evento del vino de Rioja en Shanghai el pasado 17 de octubre.
Gente disfrutando (sin mascarillas) de un evento del vino de Rioja en Shanghai el pasado 17 de octubre.
Alexander Parra Zonnevylle

Lacambra afirma que él ya hace vida “completamente normal”. “Todos los restaurantes, bares y discotecas están abiertos y no hay restricciones de movilidad de ningún tipo”, cuenta. Incluso las mascarillas han dejado de ser obligatorias “salvo en el transporte o en los edificios públicos”. “En los bares, restaurantes y hoteles las suelen llevar los empleados; luego, por la calle, hay quien las sigue llevando por decisión propia”.

¿Qué pasa si surge algún caso? A Lacambra no le ha tocado vivir la experiencia de cerca, pero cuenta que “hace unos días que detectaron un pequeño brote en la ciudad de Qingdao y en cinco días iban a realizar pruebas PCR a toda la ciudad, que tiene nueve millones de habitantes”.

Sobre la evolución de la pandemia, y aunque reitera que no es un experto, este piloto zaragozano señala que en China se asume que “esto va a durar” y que “hay que adaptarse a vivir con ello”. “Pero aquí la situación ha dado un cambio radical respecto a cuando todo empezó, ahora ha vuelto a la normalidad”, reitera.  

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