"No podemos agobiarnos por olvidar la bolsa de tela, mientras hay empresas que contaminan a sus anchas"

La periodista zaragozana Irene Baños acaba de publicar 'Ecoansias' (Ariel, 2020), una obra en la que analiza la 'culpa climática' y en la que sostiene que en lo ecológico es más importe lo 'lógico' que lo 'eco'.

Baños es 'freelance' especializada en temas de medio ambiente.
Baños es 'freelance' especializada en temas de medio ambiente.
Pedro Bailón

Cuando le regalaban una camiseta, Irene sufría pensando en la de litros de agua que se malgastaron para fabricarla. Cuando iba a la compra, trataba de sortear todo lo envasado en plásticos, aunque sea una misión harto difícil. Incluso si en un bar pedía un tinto de verano, se sentía mal si se lo servían con pajita. Irene Baños (Zaragoza, 1989) decidió que su preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad no tenía que derivar en una asfixiante ansiedad que le condicionaba todas las acciones del día. Así, respiró hondo y se puso a investigar qué parte de responsabilidad tiene cada cual en asuntos de reciclaje, consumo y cambio climático para dar con el germen de ‘Ecoansias’ un libro que acaba de publicar Ariel Editorial y que ya se sitúa entre los más vendidos en Aragón.

¿Qué cosas le generan ansiedad, agobios, dudas...?

Cuando hace cinco año empecé a cubrir como periodista temas de medio ambiente me di cuenta de que todo eran problemas y de que buenas noticias había muy pocas. Siempre me preguntaba qué podía hacer yo para mejorar la situación, pero individualmente tenemos pocas herramientas y es muy complicado ser coherente. Traté de buscar la clave para superar la culpa climática, esa ecoansiedad, y transformarla en acción.

Entonces, ¿preocuparse en exceso por la ecología puede ser contraproducente?

No se trata de ser extremista en la defensa de la sostenibilidad sino de actuar en consecuencia. La acción individual es clave, es la llave que abre la primera puerta, pero no es suficiente, hay muchos más elementos en la ecuación como las grandes empresas o los gobiernos. Es fundamental que la concienciación individual nos lleve a la acción y no a la parálisis, esto es, no tenemos que agobiarnos si un día no llevamos la bolsa de tela a la compra: que lo perfecto no sea enemigo de lo bueno.

Parece un exiguo consuelo…

Yo no puedo exigirme usar siempre un cepillo de bambú cuando una gran empresa está emitiendo toneladas de CO2 a la atmósfera. Nuestros pequeños gestos cotidianos deben desembocar en acción colectiva e, idealmente, conseguir cambios estructurales. La gente puede forzar y presionar a las grandes empresas a hacer cambios y, claro, puede alzar a gobiernos más comprometidos. En este sentido, el consumidor sí tiene poder. Una acción individual es insuficiente pero es la semilla para la acción colectiva que fomente cambios en el sistema.

¿Todo lo ‘eco’ y lo ‘bio’ es bueno por naturaleza?

No. No podemos dejar llevar por los espejismos de sostenibilidad. No es más sostenible el que más ‘eco’ compra, sino el que compra menos. La solución, por tanto, no es reciclar, sino reducir el consumo. Las grandes marcas se agarran a esos prefijos e, incluso, fomentan recogidas de residuos cuando, en realidad, son las más contaminante. Siempre digo que en lo ecológico es más importante ser lógico que eco.

Pero así no salimos de esta otra crisis de la covid, la economía y el ahorro del miedo.

Siempre tiramos adelante con la misma fórmula que viene a ser la de “pan para hoy, pero hambre para mañana”. El libro lleva el subtítulo de ‘salimos de una crisis, no caigamos en otra’ y se refiere también a que ahora tenemos la oportunidad de que la economía y la naturaleza se den la mano y que no se consideren dos ámbitos completamente ajenos el uno del otro. Hay que revitalizar la economía pero sin olvidarse del medioambiente y con cautela. Por ejemplo, en la apuesta por las energías renovables hay que reflexionar también qué pasa con los aerogeneradores con las aves, etc.

Pronto serán las elecciones en Estados Unidos. ¿Cambiaría algo si gana un candidato o el otro?

El cambio climático también es una cuestión política pero no solo por ideología sino porque quien gobierna tiene la llave para legislar de forma que se favorezcan o penalicen ciertas actividades. El gobierno de Trump ha bloqueado sin reparos todas las iniciativas medioambientales e, incluso, decidió abandonar los compromisos adquiridos en la Cumbre de París. Participé en la cumbre de Madrid de diciembre de 2019 y recuerdo que tenía ganas de echarme a llorar cada vez que Estados Unidos o Brasil vetaban las resoluciones más proactivas. Fue descorazonador, aunque a la vez, en la calle, veías a miles de activistas de oenegés y de personas anónimas que te hacían recuperar la esperanza.

¿Qué opinas de personajes que levantan amores y odios como Greta?

Se puede criticar mucho el uso y abuso de su imagen, pero al menos ha movilizado a muchos jóvenes y ha llevado el debate del cambio climático a las sobremesas de las casas. Creo que ha sido un trampolín, deberíamos superar ya su figura y adentrarnos en su discurso y sus tesis.

"En la lucha contra el cambio climático no hay que ser extremista sino coherente"

Greta no hace uso del avión, ¿lo hace usted que viaja constantemente entre España y Alemania?

Es un ejemplo de lo que estamos hablando. Siempre trato de viajar en tres y autobús, pero es cierto que hay veces que es casi imposible. Las alternativas al avión tendrían que ser más atractivas porque ir en bus es una matada y en tren resulta carísimo. Habría que plantear mejores alternativas si realmente se quiere competir con los aviones.

Despidámonos con una imagen triste y otra esperanzadora...

Intento que no me pase, pero es verdad que aún sufro en los supermercados cuando tengo que examinar las etiquetas hasta el mínimo detalle para ver de dónde procede un producto o cuando veo galletas u hortalizas hiperplastificadas. Al otro lado de la balanza, me quedo con toda la gente inconformista que viene a ser el primer soplo de un remolino cada vez mayor. Hay mucho ‘héroe anónimo’ que está contribuyendo a que se consigan cambios a mejor. 

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