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En busca del reconocimiento del encaste del valle del Ebro, en peligro de extinción

Un proyecto conservacionista está extrayendo sangre de 160 reses para demostrar que se trata de una variedad única y que necesita protección.

Una res brava de una ganadería taustana.
Una res brava de una ganadería taustana.
Asociación para el reconocimiento del bovino bravío autóctono

Conseguir el reconocimiento institucional de la raza autóctona de vaca brava del valle del Ebro y declararla en peligro de extinción son los dos objetivos en los que trabajan, desde más de tres años, el Gobierno de Aragón, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y una asociación de particulares creada a tales efectos.

El proyecto, que arrancó modesto, ha ido tomando forma y ya está en una fase bastante avanzada. “En estos momentos se han realizado las extracciones de sangre en dos ganaderías de Pradilla de Ebro y Tauste, faltarían otras tres. En total se van a tomar 160 muestras”, señala Ignacio Serrano, secretario de la organización, que ha logrado el apoyo unánime de los grupos parlamentarios de las Cortes de Aragón “debido a que, aunque la iniciativa aborda la supervivencia de las reses bravas empleadas en los festejos populares, el espíritu de la misma es simple y llanamente conservacionista de una variedad aragonesa”.

Una vez completada la toma de muestras, “el laboratorio comprobará la distancia genética entre el bovino de lidia del resto de la península respecto al del valle del Ebro”, cuenta Serrano, quien ahonda en el problema del peligro de que la raza desaparezca: “La declaración de peligro de extinción se otorga cuando la variedad conserva menos de 7.500 hembras reproductoras, y en estos momentos apenas contabilizamos un millar”.

La variedad que se busca proteger tiene ciertas particularidades. Se caracteriza por unos cuartos traseros rectos y un flequillo urino, además de carecer de papada, tener sienes estrechas y extremidades cortas. También se diferencian de cualquier otra raza bovina española en el perfil frontonasal cóncavo que muestran. “Nuestro bovino está sin estudiar en los manuales de bovinotecnia españoles”, critica Serrano.

Asimismo, apunta que, "a pesar de que el pelaje colorado es el más extendido, los ejemplares con capa negra o gris son igual de importantes entre los criadores de la ribera". Estos últimos se caracterizan "por tener la cornamenta abierta, la frente más amplia y el perfil recto", mientras que los colorados destacan "por tener la llamada máscara podólica alrededor de ojos y la coloración pizarra de las mucosas". 

Serrano cita al historiador José Luis Corral para fijar la génesis de la variedad: “Llegó al valle del Ebro junto a las migraciones de los pueblos celtas, los denominados Celtíberos, desde el Siglo XII a. C.”. El antepasado de la raza objeto de estudio es el Bos Brachyceros Europeos, cuyo legado genético pervive, además de en el corredor fluvial del Ebro, en las razas Kerry y Dexter, procedentes de Irlanda y USA, y en la raza Jersey.

El proyecto cuenta, por ahora, con una aportación autonómica de 20.000 euros procedentes del departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente. El laboratorio que está liderando la parte científica es el LAGENBIO de la Facultad de Veterinaria.

La idea es conseguir que se acabe modificando el Real Decreto que determina cuáles son las razas de lidias en España, de modo que se incluya la del valle del Ebro. De este modo, los agricultores podrán solicitar financiación europea. Además de por Aragón, este encaste se extiende por Navarra, La Rioja, País Vasco, Cataluña y Valencia. En la Comunidad, actualmente, están reconocidas como autóctonas la vaca serrana, la vaca pirenaica y la parda de montaña.

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