innovación

Residuos agrarios en el coche

Una investigación liderada por Aitiip, fabrica piezas para automoción y construcción a partir de materiales biobasados con desperdicios alimentarios.

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Uno de los prototipos de piezas fabricados a partir de residuos alimentarios.
Aitiip

Quizá en un futuro no muy lejano sea habitual que los embellecedores de las puertas de los automóviles, los frentes de salpicaderos o los moldes y utillajes para fabricar nudos para celosías de vigas y estructuras como las que se utilizan en construcción tengan su origen en alimentos que iban a terminar en la basura. Y quizá ese futuro este más cerca de lo que podría parecer. Porque cuatro años después de que comenzara su andadura el proyecto Barbara, coordinado por el centro tecnológico aragonés Aitiip, que ha contado con un presupuesto de 2,7 millones de euros y en el que han participado diez socios de España, Italia, Suecia y Bélgica, se ha logrado el objetivo marcado y ya se han fabricado los primeros prototipos. Explican desde Aitiip que se trata de unas piezas que se procesaron con éxito a partir de ocho nuevos materiales con los que se fabricaron varias bobinas de filamento adecuadas para la tecnología de deposición de filamento fundido, la más extendida para impresión 3D y fabricación aditiva.

Y esos nuevos materiales, detalla desde el centro tecnológico, contenían como polímeros principales poliéster y poliamida mezclados con polisacáridos obtenidos del maíz, así como aditivos principales procedentes de la granada (pigmentos y mordantes), pigmento y fragancia de limón y cáscara de almendra. Con ellos no solo se producen finalmente dichas piezas sino que se consigue que estas tengan además "diferentes colores, fragancias y texturas con propiedades antimicrobianas y antioxidantes".

No es que los resultados de este ambicioso proyecto no sean de interés para los diversos sectores, pero si Barbara se decantó por la automoción y la construcción es porque "ambos tienen características que los hacen muy interesantes para un proyecto como este que liga investigación en química básica (procesos de biorefinería), ingeniería de materiales e industria 4.0.", explica Aitiip. Hay además otras razones. Si se han elegido estos sectores es, asegura el centro, por el alto impacto en el mercado y su potencial de crecimiento y negocio, así como porque reúnen las necesidades de productos tecnificados y de moldes y utillajes avanzados, ambas soluciones validadas en Barbara.

"El proyecto permite crear nuevas cadenas de valor impulsando la impresión 3D más allá de su uso exclusivo para prototipos, siendo capaces de obtener piezas finales de gran calidad que comienzan a ser una realidad en el vehículo eléctrico, así como los moldes y utillajes que cada vez más se utilizan dentro del concepto de fabricación híbrida", detallan los impulsores.

Y aseguran que esta iniciativa hará posible, además, el crecimiento de las industrias dedicadas a esta actividad en el marco del sector europeo de la bioeconomía y la economía circular.

Objetivo futuro

Con este objetivo conseguido, el consorcio que lidera Barbara ya piensa en poder llevar sus investigaciones a desarrollo experimental mediante un proyecto de demostración que permita escalar los materiales biobasados y tecnologías de procesado a nivel semiindustrial.

"Con ello se logrará ampliar el campo de aplicación, incluyendo nuevos materiales, sectores y aplicaciones", señala Aittip, que reconoce que este objetivo requerirá una inversión de 3 millones de euros, generará, al menos, 13 empleos.

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