UGT estima que hay unas 3.000 víctimas de trata laboral en Aragón, pero que solo 35 denuncian

El sindicato reclama más protección para este colectivo que se nutre de temporeros y empleadas del hogar sin papeles

Dos trabajadoras inmigrantes en Zaragoza.
Dos trabajadoras inmigrantes en Zaragoza
Toni Galán

Lleva dos años en España. No tiene papeles. Trabajaba de interna cuidando a una anciana dependiente en su casa en el pueblo. Le pagaban 750 euros, libraba un fin de semana al mes y la despidieron recientemente al romperse la muñeca tras caerse limpiando una ventana. Es la realidad laboral de María (nombre ficticio) de una nicaragüense de 43 años que participó en la rueda de prensa ofrecida ayer por UGT Aragón para llamar la atención sobre la explotación laboral que sufren unas 3.000 personas en la comunidad pero que solo 35 se atrevieron a denunciar ante el sindicato (de enero a septiembre de 2020).

«Es en trabajos de agricultura y ganadería, así como en el empleo en el hogar donde más explotación laboral se observa», denunció Antonio Ranera, responsable del departamento de Migraciones de UGT Aragón, y lo sufren fundamentalmente personas subsaharianas y procedentes de Sudamérica y Centroamérica: «Mayoritariamente son temporeros en el campo y mujeres en el empleo doméstico. 

El 50% tienen entre 18 y 35 años y más de la mitad están en situación irregular, es decir, sin papeles, por eso no denuncian, por miedo a que los echen del país y porque necesitan lo que ganan para subsistir, tanto ellos como las familias que han dejado en el país de origen», explicó. 

Ranera criticó que la covid-19 esté incrementando aún más la explotación laboral y que entre 2018 y 2020 se haya triplicado el número de casos en la comunidad. El sindicalista estimó que, de acuerdo al Índice mundial de esclavitud laboral, que elabora la Walk Free Foundation en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Aragón habría unas 3.000 personas sufriendo este régimen de trabajo en esclavitud y 167.000 en situación de vulnerabilidad, pero que muy pocas se atreven a denunciar. Una de ellas es María. La despidieron en junio de este año al sufrir el citado accidente laboral. « UGT me ha asesorado y ayudado con la denuncia», confirmada por la Inspección de Trabajo y está a la espera de dictamen. «Me preguntan ustedes que porqué aguantamos semejantes condiciones de trabajo?», manifestó María. «Y la respuesta es que me da miedo que me expulsen y porque de mi salario dependen mis dos hijos y mi madre. Y porque confías en que a los tres años te hagan un contrato», dijo.

Aprovechando que el 18 de octubre se celebra el Día europeo contra la trata de seres humanos, Ranera pidió que se constituya una mesa de trabajo –que reúna a la DGA, la Delegación del Gobierno en Aragón, los sindicatos, Inspección de trabajo y judicatura– que establezca medidas para que la dignidad de estos trabajadores , una «realidad invisible», no se siga menoscabando. «Hay que evitar su revictimización e imponer penas a los culpables», añadió.

Ranera insistió en que hay que diferenciar los abusos en materia laboral con lo que define la explotación en el trabajo y que es «la falta de contrato y cotización, los salarios muy por debajo de convenio, inexistencia de vacaciones, amenazas y trato vejatorio y jornadas maratonianas», concluyó.

M. Llorente

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