125 historias de heraldo de aragón

La visita triunfal de Miguel Fleta

El tenor de albalate de cinca visitó Zaragoza en mayo de 1925, una vez granjeada merecida fama por las óperas de medio mundo. visiblemente emocionado, pisó tierra aragonesa tras una larga ausencia.

Información de HERALDO sobre Miguel Fleta
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Desde Lisboa, en tren y auto. Sin tiempo de sacudirse siquiera el polvo de encima y tras un viaje agotador de 24 horas desde la capital lusa, el artista aragonés fue abordado, en el sentido menos hostil de la palabra, por el periodista Juan José Lorente, con quien tuvo a bien intercambiar impresiones en cuanto saludó a los familiares que le esperaban como a un Dios y a los amigos, que se disputaban la alegría de abrazarle.

El tenor de Albalate de Cinca visitó Zaragoza en mayo de 1925, una vez granjeada merecida fama por las óperas de medio mundo. visiblemente emocionado, pisó tierra aragonesa tras una larga ausencia.

El tenor detallaba la naturaleza de los sentimientos que manaban de su pecho y que le hacían aterrizar con el espíritu henchido: "No es solamente la emoción de cantar ante los míos lo que me embarga. Es otra cosa más honda, más del alma. Es la idea de cantar para la Pilarica. Cuando yo no era nadie, cuando me debatía por darme a conocer, recé muchas veces esta oración extraña: “Virgen mía del Pilar; cuando sea algo en mi arte, cuando triunfe, si triunfo, vendré con el corazón rendido a rezarte una Salve; a hacerte ofrenda de mi voz y de los laureles que haya podido conquistar".

La voz de los maravillosos arpegios se vio empañada en ese momento de la conversación, para apostillar en cuanto pudo: "Por fin, vengo. Después de tanto anhelar, mi ilusión se cumple. Calcule, amigo mío, con cuánta emoción pisaré las losas benditas del templo aragonés por antonomasia, qué cantidad de alma pondré en mí voz para que suene como nunca al entonar el ‘Salve, Regina Mater’».

-Lástima que en el templo no quepa toda Zaragoza. Ojalá pudiera ser. Para todos los zaragozanos, para todo este público, al que amo como si hubiera nacido en él, querría cantar. Y cantar como nunca, como no me han oído los príncipes, ni los poderosos de la tierra, dándole lo mejor de mi arte y lo mejor de mi alma. ¡Si pudiera ser!.

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