Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Cuánto hemos crecido

¿Por qué los de Sabiñánigo son los más altos de España?

Seguimos creciendo y, aunque actualmente apenas hay diferencia entre comunidades autónomas, en Sabiñánigo están los más altos de España. ¿Por qué?

De izquierda a derecha, Sergio Molinero, Clara Martínez, Lucas Arranz y Sara Fernández, alumnos del IES de Sabiñánigo.
De izquierda a derecha, Sergio Molinero, Clara Martínez, Lucas Arranz y Sara Fernández, alumnos del IES de Sabiñánigo.
Rafael Gobantes

En Sabiñánigo no es difícil encontrarse con alguien alto, empezando por su alcaldesa, Berta Fernández, que mide 1,71. La nueva generación también viene pisando fuerte y sobre todo mirando desde alto, ya que muchos estudiantes y jóvenes superan el metro setenta. En el IES San Alberto Magno de la capital serrablesa hay muchos ejemplos. A algunos la altura les viene por genética, pero en otros casos no se ve tan claro. Y no por ser altos o altas hay que jugar a baloncesto, sino que más bien parece lo contrario. Predomina el fútbol y el ciclismo, en una localidad que tiene una gran tradición en este deporte, y que también cuenta, como no podía ser de otra manera, con equipos de baloncesto.

Con tan solo 14 años, Lucas Arranz mide 1,85. Su padre es alto y la familia de su madre también, por lo que a él le viene de herencia. Su altura nunca le ha impedido hacer lo que quería, "pero sí es verdad que cuando era pequeño había alguna noche que me despertaba porque me dolían las piernas", asegura. De momento, no ha tenido problemas para comprar ropa, pero sí que debe hacerlo más a menudo que el resto. Juega al fútbol y "cada temporada tengo que cambiar las zapatillas porque me crece muy rápido el pie y lo mismo pasa con la ropa". El más alto de su clase es él, "el resto son de talla normal".

Sara Fernández cumplirá 14 años el mes que viene, y ya mide 1,67. En su familia, los altos son su madre y su hermano. "Siempre he sido de las más altas del grupo de amigos, pero nunca ha supuesto un problema. Para encontrar ropa sí, porque, por ejemplo, con los pantalones, los que me iban bien de cintura me iban cortos de pierna, y los que me quedaban bien de largo, me iban anchos", apunta. Ser alta también tiene sus ventajas: "en un parque de atracciones había amigos que iban conmigo que no se podían montar en las atracciones por la altura, pero yo sí". En su época de colegio, también le resultaban algo incómodos los pupitres, "porque te dabas con las rodillas en el cajón de dejar los libros".

En el caso de Sergio Molinero, es el más alto de la familia. Ni sus padres, ni sus abuelos son altos, pero él con 18 años mide 1,90. "Mi madre es de Sabiñánigo, igual por eso yo he salido alto, puede ser el ambiente, la zona, vivir aquí, no lo sé", bromea. Porque todos saben, aunque sean jóvenes, que en Sabiñánigo están los más altos de España. En su caso las incomodidades sufridas han sido más problemáticas. "Tuve problemas de espalda y dolor de huesos, sobre todo en la época de crecimiento", explica. A pesar de su altura, tampoco juega al baloncesto. "Ahora no practico ningún deporte, pero siempre he jugado al fútbol o he hecho artes marciales como nambudo". Los viajes en transporte público tampoco son del todo cómodos para él, "sobre todo al viajar en avión, porque tengo que ir con las piernas muy encogidas". "Además, me operaron de la rodilla y como no suelo caber en los sitios, es bastante incómodo" añade.

En este grupo de ‘altos’, también hay una ciclista, Clara Martínez. Tiene 17 años y mide 1,87. Lo más probable es que su altura le venga de familia, porque tal y como destaca, su padre es bastante alto, aunque su hermana no. El único problema que tiene es a la hora de comprar ropa, "porque todos los pantalones se quedan cortos". Y en el colegio, con menos edad, el pupitre también se le quedaba un poco pequeño. "Lo levantaba, porque me chocaban las piernas".

Genética y ambiente

Es el día a día de cuatro jóvenes altoaragoneses que viven en la localidad con fama de tener –así lo reflejaban los tallajes de los reclutas cuando ingresaban en el servicio militar–, la estatura media más alta de España, aunque las diferencias entre comunidades autónomas son hoy muy pequeñas. "Sí que son de los más altos de España", señala José Ignacio Labarta, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Infantil Miguel Servet y profesor titular de la Universidad de Zaragoza. En su opinión, "lo que puede explicar que los altoaragoneses sean más altos que los aragoneses del resto del valle del Ebro son razones de tipo genético, sobre todo, pero también ambiental". A nivel genético, "el influjo de los celtas llegó más a las zonas del norte de Aragón, mientras que a las zonas del sur de la Comunidad llegaría más el influjo de los íberos y los árabes". Posiblemente, en el norte de Aragón "habría menos ‘cruzamiento’ de poblaciones; es decir, la población árabe e ibérica no llegaría a las zonas altas de Aragón y allí habría más presencia de las razas del norte de Europa y sin cruzamiento con otras razas". Se sabe que, "genéticamente, las poblaciones del centro de Europa son las más altas del mundo (por ejemplo, la talla media del varón de Holanda es de 184 cm y en Suecia de 180,4; las mujeres de Holanda, 170.6 y las de Suecia, 167,5)".

Junto al peso determinante de esas razones genéticas para explicar esa mayor talla, "es muy posible que el tipo de alimentación y el ambiente fuera más favorable en el Alto Aragón: más ganado, más leche, más alimentación rica en proteínas..., hacen que el potencial genético se pueda expresar en toda su capacidad".

No hay duda de que la genética es el factor que determina la estatura, pero no es el único. Gloria Bueno, investigadora del grupo Genud y profesora titular de Pediatría de la Universidad de Zaragoza, explica que "no hay un gen único que explique la talla, es una herencia poligénica, en la que influyen varios genes. Y la variabilidad genética es mayor cuanta más variabilidad poblacional exista". Por eso, en el caso de la mayor altura de los habitantes de Sabiñánigo, "puede haber influido que sean zonas con menos multietnicidad, más estables desde un punto de vista cultural y genéticamente menos variables, al ser grupos étnicamente más sólidos, con menos mezcla, y también sociedades bien alimentadas, que se han desarrollado en condiciones favorables".

Porque entre los factores que permiten que esos genes que condicionan la talla actúen de manera adecuada destaca por encima de todos la nutrición, "sobre todo en las primeras etapas de la vida". Posteriormente, intervienen los factores que regulan el crecimiento, "con los hormonales entre los más importantes". Y después está "el factor realizador, que sería el propio hueso. Porque por mucho que genéticamente uno esté bien dotado, si cualquiera del resto de los factores fallan, se produce un deterioro del crecimiento", indica Bueno. Ahora se habla también del papel que desempeñan el ejercicio y la actividad física, la radiación solar e incluso la situación psicosocial del niño, pues "hay estudios que indican que hay niños que no crecen bien por carencia afectiva, probablemente son niños que comen peor porque están menos atendidos".

Entre estas hipótesis, "también puede haber factores geográficos que no conocemos". Por ejemplo, ligados a la radiación solar –más intensa en zonas de montaña–, pues "la vitamina D, cuya principal fuente es el sol, es un factor muy importante que influye en la mineralizacion del hueso y, por tanto, en su crecimiento".

No tan diferentes

Lo cierto es que las diferencias de estatura entre territorios se han ido difuminando en España en los últimos años. Labarta señala que "en el año 2008-2010 se realizó un estudio de crecimiento multicéntrico nacional juntando estudios de diferentes comunidades autónomas –concretamente de las poblaciones de Andalucía, Bilbao, Barcelona, Madrid y Zaragoza– y demostró que las diferencias regionales que había en la primera mitad del siglo XX –que podían ser de 5 cm entre, por ejemplo, los reclutas de Galicia y los del País Vasco en 1915 y que luego disminuyeron a 2 cm en 1992– han desaparecido en el momento actual y ello ha sido debido al crecimiento secular ocurrido en las últimas décadas". Por ello, "la talla adulta en Aragón en estos momentos es igual a la del resto de CC. AA. y no hay diferencias significativas". Así, en el estudio multicéntrico español del año 2010, la talla adulta de los varones es de 177,4 cm y la de las mujeres, de 164,1.

Por datos históricos obtenidos del reclutamiento, "desde el año 1930-1940 hasta el final de siglo hubo una ganancia de aproximadamente 6-7-8 cm en la talla adulta de la población –precisa Labarta–, esto ocurrió en todas las CC. AA. por mejoría de las condiciones de vida (salud, mejor nutrición, vacunas, tratamiento de las infecciones, prosperidad económica)". Considera que "los aragoneses experimentamos una aceleración secular del crecimiento en la segunda década del siglo XX (de 1940 a la década 1980/1990), pero, como en el resto de España, la talla adulta de los aragoneses no se ha modificado sustancialmente en los últimos 20-30 años. Según el estudio longitudinal aragonés Andrea Prader, dirigido por Ángel Ferrández Longás, que siguió a la misma población desde su nacimiento en 1980-82 hasta la edad adulta en el año 2000-2003, la talla adulta de los varones era de 176,8 cm y de las mujeres 162,5 cm.

Seguimos creciendo, ¿dónde está el techo?

Por ahora, esto va a más. "La población en general tiende a aumentar la talla en ambos sexos", señala la endocrina y pediatra Gloria Bueno. Los pediatras y antropólogos llaman a esta tendencia ‘aceleración secular del crecimiento’. Pero tiene límite, marcado por la genética. Y mientras Holanda, que da la media más alta de Europa , ya crece menos que antes, "Aragón aún no ha alcanzado su techo genético. Seguimos creciendo". Concretamente, "de 1880 a 1980 se pasó de 163,7 cm a 171,3", es decir, en un siglo los aragoneses crecimos más de 7 centímetros. Estudios más recientes (como el estudio transversal y longitudinal español 2005-2010, en el que Aragón ha colaborado) "indican que se ha experimentado un incremento aproximado de 2 cm en los últimos 15 años".

Hemos crecido y seguiremos creciendo, "pero la aceleración del crecimiento, que hay que observar en un siglo, no en periodos cortos, parece que se ralentiza y que puede llegar al techo genético". ¿Cuál será este techo y cuándo se alcanzará? Es muy complicado de prever. "La talla es símbolo de bienestar económico y social y los factores ambientales también influyen en los genes, que no son inmutables, por lo que el techo genético que probablemente existe es modificable". Y actualmente, "se ha incorporado como factor nuevo el hecho de que somos sociedades multiculturales", apunta. Además, desconocemos si vendrán periodos de desaceleración, como los motivados por las hambrunas de las guerras. Para que tengan repercusión en la talla de la población tienen que ser sucesos que se prolonguen en el tiempo.

¿Somos altos o bajos? Respecto a otros países, "en España (y por tanto en Aragón) estamos a 1 cm de Estados Unidos, Francia o Reino Unido, algo que a principios del siglo pasado no sucedía. Entonces se decía que en los países del sur de Europa éramos más pequeños que en los del norte. Ahora no es así".

Edades de crecimiento

La estatura es un indicador de salud para los pediatras. "Si el niño crece bien, para nosotros el niño está sano; y si no crece bien, no lo está", asegura Gloria Bueno, que detalla las tres etapas de crecimiento:

  • Hasta los 2 o 3 años es la etapa de crecimiento máximo, con mucha influencia de la nutrición. El niño canaliza su crecimiento a la talla familiar.
  • ​La etapa de crecimiento estable va desde los 2 o 3 años hasta el inicio de la pubertad. Influyen factores reguladores, sobre todo hormonales.
  • ​El brote de crecimiento puberal es una etapa importante porque en pocos años se gana hasta el 20% de la talla adulta. Por eso se insiste en que los niños coman bien en la pubertad; enfermedades como la anorexia, en esta etapa de especial vulnerabilidad, pueden mermar la talla adulta. Cuando la niña está en esa máxima velocidad de crecimiento del brote puberal es cuando tiene la primera regla, Después, seguirá creciendo entre 5 y 8 cm. No es cierto que si la regla se adelanta unos meses, como se observa en los últimos estudios, se vaya a crecer menos.

No solo aumenta la estatura, también el peso

El exponente del crecimiento es la talla, pero hay otro factor que es el peso. "Y estamos viendo que al incremento de talla le acompaña un significativo incremento de peso y de Índice de Masa Corporal (IMC) porque aumenta la grasa de nuestra población", señala Gloria Bueno.

En el Centro de Crecimiento Andrea Prader se ha estudiado la muestra longitudinal 10 años después de llegar a la talla adulta. Tras finalizar el crecimiento, en este estudio de prolongación se observa, indica Ferrández, "un llamativo aumento –mayor en varones que en mujeres– del IMC y de los parámetros antropométricos relacionados con la obesidad central y el riesgo metabólico, como el perímetro abdominal".

Los más altos y los más bajos

1,84 metros es la altura media de los hombres holandeses, los más altos del mundo, seguidos de los belgas, estonios y daneses, un centímetro por debajo. En cuanto a las mujeres, no queda muy claro si son también las holandesas o las letonas las número 1 del ranquin mundial. La posición varía según las fuentes. En cualquier caso, ambas superan el 1,68. En el otro lado de la balanza se sitúan los varones de Laos, que apenas superan el 1,60 de altura media, mientras que en el caso de las mujeres son las filipinas las que cierran la lista, con una estatura media de 1,49 metros.

2,72 metros es la altura del considerado hasta nuestros días el hombre más alto del mundo. Se trata de Robert Wadlow (1918-1940), conocido como el Gigante de Illinois. Más de dos metros de diferencia con el nepalí Chandra Bahadur Dangi, que con sus 55,8 centímetros de altura es el hombre más pequeño de la historia jamás medido.

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