"No tenemos un contrato estable y eso nos dificulta encontrar un piso"

Francisco José Escribano y Rocío Granado son enfermeros de Murcia y de Cádiz que trabajan en el Miguel Servet y coinciden en que la falta de contrato es un obstáculo para lograr la estabilidad laboral.

Rocío Granado y Francisco José Escribano, en al acceso principal del hospital Miguel Servet.
Rocío Granado y Francisco José Escribano, en al acceso principal del hospital Miguel Servet.
José Miguel Marco

Francisco José Escribano y Rocío Granado son dos de los enfermeros que han abandonado su tierra natal en el sur de España para venir a trabajar a Aragón. Ambos trabajan en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza y los dos coinciden en que la falta de un contrato estable supone un obstáculo a la hora de encontrar piso.

Francisco José tiene 31 años, es de Murcia y lleva desde el 3 de agosto en la unidad covid. Reconoce que en Aragón los contratos son mejores que en Andalucía, Extremadura o Murcia, donde, dice, solo se ofrecen sustituciones en verano o Navidad "con cuentagotas". "Aquí tampoco es que sea la panacea, pero hay algo más de estabilidad" y, según dice: "Me siento muy valorado y querido". Uno de los aspectos negativos, afirma, sería el del mercado inmobiliario: "Yo tengo contrato hasta el 15 de octubre y mi casero me exige un mínimo de seis meses. Quiero pensar que me van a renovar, pero no tengo una garantía". Una crítica que comparten los profesionales que vienen de fuera. Cuando él llegó se planteó alojarse en el colegio mayor que ofrecía esta posibilidad a enfermeros, pero "la habitación no tenía cocina, por lo que debía comer fuera todos los días y no me compensaba".

Una opinión que comparte Rocío Granado, de 21 años y de Jerez de la Frontera (Cádiz): "Llegué con un contrato de tres meses y costó que me alquilaran un piso por ese tiempo". Ella acaba de terminar la carrera: "Algunas compañeras venían a Zaragoza y me hablaron muy bien". Rocío trabaja en la unidad de Nutrición hasta el 15 de octubre, con un contrato de sustitución por vacaciones. Se trasladó a Aragón en la peor etapa del rebrote de la crisis de coronavirus, el 17 de julio: "Cuando llegué había una gran falta de profesionales, porque creo que terminan menos estudiantes al año en comparación con otras provincias. Y con la pandemia el problema se ha agravado".

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