servicio público de empleo

El coste de los ERTE en Zaragoza y provincia se reduce de 105 millones en mayo a 36,5 millones en agosto

Seguirá a la baja, según el director provincial del SEPE, Fernando de Miguel, que observa también una ligera subida en las prestaciones por desempleo

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Con el verano, las prestaciones a pagar a trabajadores afectados por ERTE –muchos ya han salido del paro para volver a trabajar– han ido a menos, pero han empezado a incrementarse las que concede el SEPE por desempleo. Es la tendencia que se observa, según Fernando de Miguel, director provincial en Zaragoza del Servicio Estatal de Empleo (SEPE).

Tras la nómina brutal de mayo, que sumó 105 millones en Zaragoza y provincia, la caída ha sido en picado, destacó De Miguel, al cerrar agosto con el desembolso de 36,5 millones. «La tendencia a la baja se va a mantener. Es muy difícil que volvamos al pico que tuvimos en abril o mayo salvo otra situación de confinamiento. Puede ser que ante algún rebrote, las empresas vuelvan a mandar a los trabajadores al paro aprovechando los expedientes de regulación temporal de empleo aún en vigor, pero lo normal es que no vuelva a repetirse ese gasto de dinero público», señaló.

Muy pendiente de la negociación abierta ayer entre el Gobierno y los agentes sociales para prorrogar los ERTE, Fernando de Miguel cree que estos se alargarán hasta final de año. Lo que no sabe es si lo harán por sectores o de forma generalizada. «También está en discusión si deja de aplicarse esa reducción del 70% al 50%, tras seis meses de cobro, de la prestación para trabajadores afectados por ERTE». Pero lo que más le preocupa ahora, reconoció, es que «a personas que se han quedado sin trabajo y quieran solicitar el paro, les estemos dando cita presencial para noviembre». 

A Fernando de Miguel le gustaría poder corregir el hecho de que solo puedan atender, por la pandemia, a 4 personas a la vez en las oficinas del SEPE en Zaragoza, cuando antes atendían a 16. Pero no ve solución, confesó, y «menos mal que la mayoría está haciendo la solicitud por internet y así en 15 o 20 días lo tienen resuelto. Para quienes solo pueden hacerlo presencialmente es terrible tener que esperar meses para cobrar el paro», confesó.

El director provincial del SEPE reconoció que del total de expedientes tramitados en los últimos meses, la mitad han sido por ERTE y la otra mitad para cursar prestaciones ordinarias de desempleo, lo que indica que «va subiendo ligeramente el número de perceptores de paro». A su juicio, «el mercado laboral no tiene pinta de arreglarse y menos mal que han existido los ERTE. Gracias a eso muchas empresas no han tenido que cerrar», afirmó.

Pagos y devoluciones

El aluvión de ERTE, eso sí, parece haber pasado a la historia. «Ahora estamos con las revisiones. Hemos dedicado julio y agosto, con la información que nos ha pasado Hacienda, a resolver ese pago de más –en total, estimó unos 500.000 euros– que debíamos ingresar a trabajadores con hijos afectados por ERTE. Ya hemos regularizado unos 7.000 de 11.000 expedientes que teníamos pendientes porque al principio de la pandemia lo más importante era pagar rápido la prestación y a todos por igual».

Por otro lado, toca revisar ahora, recordó Fernando de Miguel, los «cobros indebidos, es decir, aquellos trabajadores a los que por error pagó el SEPE aunque estaban trabajando. «Es dinero público y no podemos regalarlo. Vamos a iniciar una campaña de envío de cartas para solicitar esa devolución facilitando un número de cuenta a todos aquellos que cobraron por partida doble». El director provincial de este organismo público quiso dejar claro que no se trata de «fraude en los ERTE, que ha sido escaso» sino de reembolsar a las arcas públicas un dinero que se pagó de forma errónea y que estimó entre 2 y 4 millones, en total.

Para evidenciar el tsunami que han supuesto los ERTE, afortunadamente en plena curva de descenso, Fernando de Miguel dio el dato de los 33.451 beneficiarios de prestaciones en Aragón en el primer semestre del año 2019 y los 82.344 (40.352 por los ERTE) que ha habido de enero a junio de este año, es decir, casi se ha triplicado el número. Aún con la reducción experimentada en verano, la situación sigue sin ser buena, admitió. «Lo peor es la incertidumbre. Las empresas no se atreven a contratar y muchas están debatiéndose entre si cerrar o no. Esperemos que los ERTE sigan sujetando el empleo y muchos de esos contratos suspendidos temporalmente no acaben en despidos», señaló.

Mientras no haya una vacuna, concluyó, la incertidumbre se mantendrá y para saber la verdadera afección al empleo habrá que esperar a ver qué pasa en esta última parte del año. 

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