campo de cariñena

El torreón de La Lisalta de Cosuenda luce tras terminar su restauración exterior

El Ayuntamiento recuperó en 2018 su propiedad y falta convertirlo en mirador turístico.

Así luce el torreón de Cosuenda tras finalizar la segunda fase de las obras de restauración.
Así luce el torreón de Cosuenda tras finalizar la segunda fase de las obras de restauración.
Heraldo

Después de que el Ayuntamiento de Cosuenda recuperara en febrero de 2018 la propiedad del torreón de La Lisalta, tras más de medio siglo en manos privadas, ya se puede apreciar la belleza de este edificio gótico-mudéjar del siglo XV que se ha convertido en un emblema local. Las obras de la segunda fase de la restauración acaban de terminar y el torreón libre de andamios y rehabilitado exteriormente preside el cerro desde el que se divisa la localidad.

Los trabajos se han llevado a cabo durante los últimos tres meses y, explica el alcalde de Cosuenda, Óscar Lorente, se han podido desarrollar sin problemas durante la pandemia. Después de que en la primera intervención a mediados de 2019 se asegurara la estructura de la atalaya que estaba muy deteriorada, ahora se ha colocado un cuerpo más en la torre y el tejado definitivo. «Todo el exterior está terminado e incluso se ha podido aprovechar para actuar en el cilindro de la escalera interior de caracol», apunta Lorente.

El proyecto de restauración global, redactado por técnicos de la DPZ, supone un coste de 150.000 euros. De ellos, ya se han invertido unos 100.000, que han contado con ayudas de la Diputación de Zaragoza. Antes de que finalice 2020 el regidor espera que pueda acometerse la tercera y última fase en el interior del monumento. «El objetivo es adecuar un mirador turístico, desde el que se contemplen la sierra de Agairén, las comarcas de Cariñena y Valdejalón y el sur de la ciudad de Zaragoza. También está previsto poner iluminación exterior», detalla Lorente. El consistorio ha solicitado subvenciones al plan de restauración de bienes inmuebles de la DPZ y al programa Leader de las comarcas Campo de Cariñena y Valdejalón.

Este edificio, que formó parte de la fortificación que existió en este lugar, es de propiedad municipal desde febrero de 2018, cuando acabó un largo proceso judicial iniciado por la venta del inmueble por parte de la familia propietaria del mismo desde 1968 a otro particular en 2013.

Ahí intervino el Consistorio, se inició un proceso de expropiación y finalmente la localidad tuvo que abonar algo más de 16.000 euros para quedarse con el terreno. Desde 1995 el Ayuntamiento venía reclamando sin éxito al dueño que arreglara el edificio que estaba en un estado de ruina y abandono. En enero de 2014 también se llevó a cabo una campaña de recogida de firmas y se entregaron 650 rúbricas al Gobierno aragonés.

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