crisis del coronavirus

La presión asistencial pone a prueba el sistema hospitalario en el pico de la segunda oleada

Los profesionales trasladan su preocupación por el número de ingresos, que se han multiplicado por 10 en solo un mes.

Una ambulancia llega al servicio de Urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza
Una ambulancia llega al servicio de Urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza
Toni Galán

Ya lo advirtió Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias: el pico de hospitalización llega unos días después del de transmisión, que en Aragón se podría haber superado. La Comunidad ha sumado en la última semana más de 5.000 contagios, muchos de ellos asintomáticos.Ya hay 544 ingresos, de los que 51 requieren uci. Unos datos que los profesionales consideran "preocupantes" pero que, por el momento, no supondrían riesgo de saturación del sistema sanitario, aunque obligan a estar alerta. Para ello se están abriendo más camas para garantizar la asistencia y se habilitan dispositivos especiales, como la carpa de triaje en el aparcamiento del Clínico que se prepara desde hoy.

La segunda oleada ha llegado en pleno verano, con el personal de vacaciones, plantas cerradas en los hospitales e imposibilidad de cubrir las sustituciones, y con una Atención Primaria desbordada por la avalancha de toma de muestras de pruebas PCR y seguimiento de contactos estrechos. Nadie esperaba que los rebrotes surgieran hasta otoño. Ahora, el escenario es completamente distinto al de marzo, cuando todo el sistema sanitario se volcó en la lucha contra la pandemia durante un estado de alarma que confinó a la población en sus hogares. Entonces, coinciden los expertos, se redujeron los accidentes de tráfico y laborales y los enfermos dejaron de acudir a Urgencias. Hoy, los pacientes covid y no covid ocupan las ucis.

José Ignacio Barrasa, gerente del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, explicó que a mediados de julio la presión asistencial era normal, pero empezó a aumentar las dos últimas semanas de ese mes. La pasada tuvieron de media entre 20 y 25 ingresos diarios por sospecha o covid confirmado. En su opinión, "en la primera oleada de la pandemia el resto de enfermos no acudía al hospital por temor y además se suspendieron las intervenciones quirúrgicas, salvo las preferentes". "En hospitalización tenemos margen", adelantó, y ya han abierto 100 camas de las que preveían cerrar en agosto: "Y aún podríamos contar con alguna planta más". "Pero si las presión aumenta en las ucis será más problemático, porque la estancia es muy prolongada", adelantó. Para anticiparse a esta situación, el Clínico está adaptando otro espacio para cuidados intensivos, tras recibir una remesa de respiradores adquiridos por la DGA. Para Barrasa, esta semana habrá que ver cómo evoluciona la demanda asistencial por la covid-19.

Luis Callén, gerente del sector II de Zaragoza, que tiene como referencia el hospital Miguel Servet, reconoció que están sintiendo "la presión que se deriva del incremento de casos de coronavirus".Solo en el último mes, se han multiplicado por 10 los ingresos en Aragón, pasando de 58 a 544: "No estamos en la situación cómoda de hace unas semanas, pero aún tenemos muchos recursos suficientes para ir atendiendo a esos pacientes". La falta de enfermeros para contratar agrava la situación. El Servet tiene ya cuatro plantas dedicadas a covid, ha anulado algún cierre de camas previsto en la época estival y ha redistribuido los espacios como estaba contemplado en el plan de contingencia, igual que en la primera oleada.

"Estamos como en febrero"

Elena Plumed, intensivista del Hospital Quirón de Zaragoza, ejemplifica la situación que están viviendo las últimas semanas:"El escenario es parecido a febrero, cuando no sabíamos lo que venía. Estamos asustados y preocupados por lo que pueda llegar".

"Tenemos –dijo– pacientes quirúrgicos y médicos y enfermos con coronavirus, con la uci dividida en dos partes;pero ya no es todo covid como antes". En su opinión, "vuelve otra vez el miedo a que puedan faltar respiradores". Una incertidumbre que arrecia tras meses intensos de lucha contra la pandemia y con plantillas muy justas:"Creo que nos pilla ya un poco cansados. La gente necesita resetear, porque ha sido muy duro". En este sentido, reconoció:"Este rebrote no se esperaba tan pronto. Nos habíamos hecho a la idea de que podría pasar en octubre, pero en verano de ninguna manera".

Para Juan Jiménez-Muro, jefe de Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora de Gracia (Provincial), "falta personal" y la presión asistencial "está a tope" pero, según dijo, "se van rotando las camas y de momento no hay sensación de agobio". Por su parte, Juan José Araiz, jefe de sección de la uci del Clínico, dijo que "el sistema se encuentra en un hilo de alambre", tanto en hospitalización convencional como en cuidados intensivos: "Hay servicios que han tenido que anular vacaciones del personal médico y enfermería y la ocupación es muy alta". "Los profesionales estamos preocupados, yo en concreto. Porque si no damos a la gente un mínimo de vacaciones y llega la epidemia de gripe, que llegará, y otra tercera oleada de covid, que llegará, los que vamos a caer enfermos somos todo el personal sanitario". "Se hablaba de otoño, nadie pensaba que fuera tan pronto", añadió.

Otra gran diferencia que, en su opinión, se observa en la pandemia ahora con respecto a lo ocurrido en marzo y abril, sobre todo, "y hace que la situación sea más grave que la otra vez", es que "entonces se suspendieron operaciones y el resto de enfermos, por arte de magia, desapareció. Nos confinaron, no hubo accidentes de tráfico, ni laborales... Todo este brote nos ha pillado a las ucis con enfermos de todo tipo, que nos impide que podamos acoger igual a pacientes covid". Y añadió:"Hay mucha incertidumbre. Ya la hubo la otra vez y ahora continúa".

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