Maximiliana, el móvil aragonés pensado para la tercera edad

El zaragozano Jorge Terreu ha creado Maximiliana, un móvil para personas mayores que nació de la necesidad de comunicarse con su abuela, de quien ha heredado el nombre.

Jorge Terreu muestra un móvil con Maximiliana.
Jorge Terreu muestra un móvil con Maximiliana.
Oliver Duch

Maximiliana, la abuela de Jorge Terreu, no era muy amiga del móvil. "Es el perfil clásico de alguien que no se apañaba de ninguna manera y tenía el típico dispositivo de nueve dígitos. Aunque las teclas eran grandes, se liaba", apunta este zaragozano de 22 años. Ese problema fue el motor a través del que Terreu, ingeniero informático, creó Maximiliana -sí, como la abuela, de quién ha heredado el nombre-.

"Se trata de un 'smartphone' que no hace falta tocarlo para hablar por llamada o videollamada, ya que se descuelga automáticamente", explica Jorge. Maximiliana -la abuela- lo utiliza desde hace más de un año y está en contacto a diario con sus hijos y nietos. "Era la opción de que tuviera un móvil moderno sin que hiciese nada porque le daba pánico", expone el joven ingeniero informático que defendió su trabajo fin de grado este mes y desde hace unos días trabaja en Hiberus.

El zaragozano Jorge Terreu ha creado Maximiliana, un móvil para personas mayores que nació de la necesidad de comunicarse con su abuela, de quien ha heredado el nombre.

A través de una página web -maximiliana.es- se escribe el nombre de la persona y se selecciona llamar. El dispositivo da varios tonos y después de unos instantes de conexión comienza la videollamada de forma autónoma. Con imagen y sonido o solo con sonido, ya que cada móvil tiene un número asignado, como cualquier otro 'smartphone', por lo que se puede telefonear de forma corriente. En este caso, también se descuelga solo tras dar varios tonos, sin necesidad de que el usuario tenga que tocar la pantalla táctil. Las necesidades fueron surgiendo y Terreu fue agregando nuevas funciones. De hecho, ahora con Maximiliana no solo se puede recibir llamadas, sino también llamar. En la pantalla aparecen los rostros de las personas cercanas, hasta un máximo de nueve, y al tocar sobre sus caras se inicia la conversación.

Los familiares y amigos pueden escribir un mensaje. Suena una breve melodía y posteriormente se escucha en voz alta. "Hola, abuela. Acuérdate de la pastilla de las 17.00", por ejemplo. Otro de los servicios es la geolocalización. Con el prefijo 'loc' se puede conocer a tiempo real la ubicación de la persona que lo lleva. "Mi abuela suele ir al Pilar y a veces tarda más de la cuenta porque se sienta en algún banco o lo que sea, de esta forma podemos saber dónde está con un error de pocos metros", asegura Terreu.

'Loc' para saber la ubicación y con 'bat' se comprueba si el dispositivo está cargado y si en ese momento lo tiene enchufado. A los anteriores se suma el servicio de llamada de emergencia. Si la persona presiona cinco veces el botón de encendido y apagado se llama al 112, a dos contactos cercanos y se geolocaliza.

Jorge Terreu muestra un móvil con Maximiliana.
Jorge Terreu muestra un móvil con Maximiliana.
Oliver Duch

Terreu adquiere 'smartphones' corrientes y en cuestión de varias horas los convierte en dispositivos para personas que tienen dificultades con las nuevas tecnologías. "Modifico unos ajustes, algunos son sencillos de configuración, mientras que otros son opciones para desarrolladores, más complejos. Y una vez que está preparado, quito el bloqueo de la trajeta sim", explica Jorge. "Instalo por cable la 'app', que se llama Maximiliana y es de Andoroid, y ya está listo para el usuario", añade el joven ingeniero.

A pesar de que Jorge Terreu considere que el producto ya es "estable" en la actualidad, tiene en mente añadir nuevas opciones. Que se pueda cargar con tan solo apoyarlo en una superficie gracias a un cargador inalámbrico o que dos clientes con Maximiliana puedan establecer una videollamada son mejoras que podrían llevarse a cabo. "Una idea más es vincular una pulsera de actividad con el dispositivo, de tal forma que a la familia le salte una alerta si el ritmo cardíaco del cliente baja de las 50 pulsaciones", plantea el zaragozano. "Se podría monotorizar la vida de los abuelos al detalle. Es meter en casa de personas mayores un móvil con toda la tecnología actual", sostiene el joven.

Maximiliana ha nacido de la necesidad de la abuela de Jorge Terreu y en los ratos libres del joven, ya que lo ha compaginado con el fin de la carrera universitaria y con otros proyectos. "Mi objetivo ahora es llegar a unos 10 o 15 clientes y ver que lo puedo gestionar", reconoce. Una vez llegue a ese volumen llamará a puertas de fundaciones y asociaciones para las que el invento pueda resultar útil.

“Puede resultar útil para personas que se van al pueblo en verano y lo alquilan para esos tres meses"

El público objetivo no solo es la tercera edad, sino que también pueden ser personas con dificultades tecnológicas. Terreu ha fijado en 19,90 euros al mes el alquiler del dispositivo, a lo que hay que sumar 5 euros del uso de la tarjeta sim, una opción que no es obligatoria en caso de que el usuario disponga de wifi en su domicilio o de otra tarjeta. A día de hoy tiene un par de clientes fijos y otros que han requerido el servicio de forma eventual. "Puede resultar útil para personas que se van al pueblo en verano y lo alquilan para esos tres meses. O cuando los hijos y nietos se van de vacaciones", propone Terreu. Además, lo presenta como un arma contra la soledad, "un problema real que vemos cada día", resalta este ingeniero.

En el futuro el perfil de la tercera edad habrá cambiado y los ancianos serán nativos tecnológicos. Jorge cree que este 'smartphone' podría seguir vigente entonces. "De los usuarios distingo dos grupos: aquellos que no han utilizado la tecnología nunca, como es el caso de mi abuela, y los que directamente no pueden por problemas físicos", establece Terreu.

Maximiliana durante la pandemia

El producto se consolidó justo antes del confinamiento por la pandemia de covid-19. En estos meses ha desempeñado un papel fundamental, ya que cinco 'maximilianas' han sido utilizadas en la planta de coronavirus del Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza.

"Fue una experiencia muy positiva, necesaria para hacer frente a la soledad", recuerda Silvia Loscos, adjunta de infecciosos de dicho centro hospitalario. Seleccionaron a pacientes que tenían experiencia previa con móviles y gracias a Maximiliana pudieron estar en continuo contacto con sus allegados. "Nosotros les podemos dar cariño y cercanía, pero no es lo mismo que el calor de la voz de sus familiares. A los enfermos les decimos que hablamos con sus seres queridos, pero no es igual que lo hagan ellos mismos", admite Loscos.

En el plano de la Medicina, Terreu considera que Maximiliana puede tener futuro. En la actualidad está en contacto con un fisioterapeuta y no se descarta que pueda ser una opción para las consultas de Atención Primaria, una alternativa a las telemáticas que se citan en la actualidad.

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