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Las 'noches tropicales' llegan a Zaragoza: pequeños trucos para dormir pese al calor

Los termómetros en Zaragoza no bajan de los 20 grados ni a las tres de la mañana. Los expertos en sueño invitan a no echarse siestas largas y a evitar el alcohol para facilitar el descanso.

La pasada ha sido una de las noches más calurosas del año. A las once de la noche los termómetros en la estación meteorológica de Valdespartera marcaban 29,6 grados. A la una de la mañana apenas habían bajado a los 26,6. A las dos persistían los 25,5 y había que esperar hasta las cinco de la mañana para descender a los 23. En cualquier caso, temperaturas que dificultan el descanso y que habrán hecho casi imposible dormir de un tirón. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) vuelve a alertar este lunes de que las máximas en los termómetros van a ser muy altas y es posible que se concatenen varias noches en las que el mercurio no baje de los 20 grados. La excepción que confirma la regla es el Pirineo, donde anoche fue mucho más fácil conciliar el sueño y, de hecho, se dieron mínimas por debajo de los doce grados en Cerler o Benasque.

Las calles de Zaragoza estuvieron prácticamente desiertas la noche del sábado tras la entrada en vigor de las restricciones por la crisis del coronavirus.
Las calles de Zaragoza estuvieron prácticamente desiertas la noche del sábado tras la entrada en vigor de las restricciones por la crisis del coronavirus.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

Sabido es que un sueño reparador es necesario para mantener un buen estado físico y mental, pero en estas condiciones sofocantes es complicado conciliarlo. Distinguen los expertos entre noches “ecuatoriales” -temperaturas nocturnas por encima de los 25 grados que se están dando ya en Córdoba, Jaén o Badajoz-, y “tropicales”, en las que los termómetros no bajarán de los 20 grados. Estas son las que amenazan a varias zonas de Aragón esta semana (Alhama, Calatayud, Tarazona...) y que suelen provocar “mal cuerpo”, deshidrataciones, irritabilidad, mala regulación de la temperatura corporal e, incluso, “descompensaciones en pacientes crónicos y personas más frágiles”.

¿Qué hacer para superar estos sofocos? Aunque sea muy propia del verano, los expertos recomiendan no dormir siestas muy largas: se puede echar una cabezadita pero que nunca exceda los veinte minutos. Dicen también que es aconsejable no ver tele en la cama, darse un baño tibio antes de acostarse (no una ducha fría, para no contrastar con el calor exterior), hacer una cena ligera rica en agua y sales minerales… Por descontado, conviene huir de excitantes como el alcohol o el café y, en ocasiones, tomar un vaso de leche puede venir bien, porque “la leche, como la tila o la valeriana, contienen triptófano, que ayudan a la relajación”, explican. También es aconsejable dormir de lado y con prendas holgadas y, por más ganas que se tenga, no hay que ponerse bajo el chorro del aire acondicionado. Para compensar ese alivio puede uno mojarse la nuca y las muñecas para refrescarse.

El sudor o la sensación de sed son los motivos (y las molestias) por los que más veces nos despertamos en una noche calurosa cuando existe cierto ‘desasosiego nocturno’. La temperatura ideal para dormir oscila entre los 18 y los 22 grados y, si se superan estas cifras, el sueño se altera, según se explica desde el Instituto de Investigaciones del Sueño. De hecho, por encima de los 26 grados, el mecanismo de refrigeración del cuerpo se pone en marcha e interfiere con el descanso nocturno. Influye también que en verano los días sean más largos y haya menos horas de oscuridad: la melatonina, sustancia que ayuda al cuerpo a regular los ciclos del sueño, se segrega más tarde y se retrasa también la hora de acostarse.

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